Capitulo 2

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Capítulo 2

Volviendo a las jardineras, no le quedo más que quedarse ahí hasta llegada la hora. La campana volviera a sonar, marcando así la vuelta de los alumnos de salón. Pues dependiendo el grado en que se encontranse. O iban o esperaban a cada maestro correspondiente.

Sin embargo, ya no era de sorprenderle, no mucho antes algo símil le aconteció la semana pasada, donde la maestra de artes le azotó en plena clase su obra "supuestamente" mal hecha; de lo que sentía sobre la sociedad y la familia en la era actual.

ꟷUsted no sabe de arte

Le dijo socarronamente, antes de expresar decepción acusatoria frente a más de treinta alumnos acojonados por el miedo: De ser expuestos de igual forma que él.

Pero sin mostrar lagrimas por su mal fortuna, solo se disipo fuera; ignorante de las burlas de los más atrevidos. Fuera de la preocupación austera de la fingida compasión que las chicas le llegarían a recalcar con risas estruendosas.

Fuera de la mala fe por parte de su instructora, que aun con estruendosa risa diabólica, destrozó sin pudor sus esperanzas como artista en un futuro no muy cercano. Y por eso, no muy lejos y cohibido en una posición derrotada. Respiraba asoladoramente sobre las plantas magulladas de suave olor a azucenas.

ꟷNo serás nadie en la vida, y nunca destacaras

La risa horrorosa de su madre le llego de nueva cuenta, pasando páginas teñidas de arrugas horizontales. Representativas del llanto que no le llegaba, y que fluía a mares por su memoria repleta de un dolor intrascribible.

ꟷNunca lograras nada llorando.

ꟷNunca avanzara permitiendo que la desolación te derrumbe

ꟷNunca, Nunca, Nunca

Creciendo sobre un vórtice vertiginoso todo se rompió, postrando en una desesperación toda aquella esperanza de soportar aguantar o cargar las penas rotatorias que jamás dejarían de perseguirle. Dejándole atontado, angustiado y asolado: Corazón, mente y alma.

Y volviendo sobre sus pasos; pateo murallas, percibiendo punzadas de agotamiento al no encontrar consolación.

ꟷDespierta!

Alguien le grito, haciendo hincapié más como una orden a una afable petición. Todo cambio nuevamente, dándole un tremendo dolor de cabeza por la posible insolación que le estaría dando por pasar casi toda la tarde expuesto al azaroso sol.

ꟷAbre los ojos Yahvé!

Susana le pidió, ahora más calmada de por verlo reaccionar.

Pero aun preocupada por el estado de salud de su mejor amigo aquel que sin asistir a ninguna clase. Había asustado a su hermano mayor. Aquel que casi siempre se la pasaba vigilando todo lo que hacía, todo lo que decía. Y también, tratando de adivinar todo lo que pensaba.

Sin éxito aparente, lo acorralaba en la salida para halarlo de la mano casi posesivamente.

ꟷ Susana. ¿Qué haces?

ꟷ ¿Qué pasa?

ꟷ Deja de poner esa cara

Pidió, con mano rascando su nuca muy nervioso por lo que representaba la situación. Era incomodidad lo que sentía, quizás confusión y desorientación por el momento.

Era extraño, más allá de cuando se dormía en plena clase; cabeceando de izquierda a derecha como péndulo de reloj antiguo.

ꟷ Yolanda te saco nuevamente de ¿clase?

El décimo  día. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora