Capitulo 3

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Capítulo 3

Caminando regreso a casa, miraron los arboles abarrotados de hojas secas sobre la avenida buena vista. Donde aquel inminente cambio de estación se pronunciaba con solemnidad sobre la cuidad.

ꟷMama te va a regañar. ꟷ Roberto pronuncio burlesco al observar la mirada gacha del más joven. Aquel, por lo muy seguro absortado en ensueños o especulaciones de todo lo que le depararía en casa. El lugar donde más falta de comunicación, gritos y peles relucían hasta en otra locación.

ꟷNo lo digas.

ꟷNo creo que haga algo si no sabe lo que ocurrió. ꟷ Yahvé repuso, negándose a creer o hacerse a la idea de la proximidad de más golpes. Mas, tanto físicos como otros expuestos por las palabras hirientes de la mujer que más amaba y respetaba en su vida.

No, no quería más en ese espantoso día vacío. Donde no recordaba más que la mitad, dando un largo zape propio para clamar por una justicia propia y afligida por cada huida de la realidad. En la que, navegaba y se perdía por abismo desconocidos. Jamás visitados por lo que le rodeaban.

ꟷNo diré nada Yahvé. ꟷ Roberto anuncio mientras daba un gran salto a una alcantarilla abierta, donde inmundicias y basura llena de pestilente olor se acumulaban. Era un asco, por esas razones ambos reflectaron una mueca desganosa al pasar tan cerca.

Y todo eso debido a los malos fondos destinados a la zona tanto rural, como metropolitana. Partiendo de una escuálida conexión de una colonia a otra. Ambos chicos, muy conscientes de esta situación. Procuraban no saltar los lodazales de alquitrán o lagunas pantanosas de las malas uniones en tuberías; de casas mal construidas por negligencias superiores.

ꟷTe lo agradezco hermano.

ꟷPero, ahora me debes otro favor. Más todo el dinero que te cedi de mi mesada.

Suspirando pesadamente, el castaño cenizo rasco con insistencia su cuero cabelludo, recordando resquicios de sueños jamás completos por su falta de convicción. Pues fragmentos banales le caían de repente como meteoritos perdidos en una noche de constelación.

ꟷY también te debo todo en la vida.

Musitando cansado, se le estremeció el picor que hace ya un rato le persistía por el costado del contorno del ojo. Donde el ardor, o escozor le insistían. Dándole una posible señal de alguna irritación, muy acertadamente por la zona en que se había desfallecido luego de su fracasado intento de tomar aquel día sus clases con normalidad.

ꟷSi no fuera por ti no sé qué haría.

ꟷO donde viviría. Y por qué, o quien lo haría.

Sudando frio, Roberto apretó el puño consternado. Evitando sonar altanero, preocupado o molestado. Ya que cierta parte ladina suya le decía que lo único por lo que realmente existía se debía al frágil muchacho que arrullaba todas las noches en brazos; limpiando con el pulgar cada lagrima soltada por los azotes y vejaciones de casi todos.

Sus padres, sus tíos. Sus primos y mayores conocidos, se regocijaban al ver temblar el lánguido cuerpo del más pequeño en acción. No sabía el por qué, y aunque admitiera determinado ante el mundo que no se permitiría caer ante tal tentación. Siempre que escuchaba el estridente sonido del quiebre de voz de Yahvé, algo dentro suyo se quebraba en mil pedazos sin solución.

Siendo de esta forma que un impulso le persiguió dentro de él uno que le picaba las costillas. Le amarraba con hilos: los brazos, manos y corazón.

Y encendía la más profunda llama o chispa de proclamación por herir y hacer sufrir al más desamparado; cerca e inverosímilmente.

ꟷNo. Yahvé

El décimo  día. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora