Capítulo #001| Funeral.

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Ahí está él, en una caja de roble oscuro. Bajando lentamente y dejándose cubrir por pequeños trozos de tierra húmeda a causa de la lluvia. Su cuerpo sin vida y sin una gota sonora de aliento, frío y pálido como la nieve. Miles de recuerdos recorren mi mente al ver esa caja. Su sonrisa, su voz y sus calurosos abrazos. Esos abrazos que me hacían sentir segura.

«Necesito uno de esos ahora»

Él ya no está. Mi padre ya no está. Una lágrima recorre mi mejilla hasta caer al suelo.

Suelto un suspiro adolorido intentando esconder la angustia que no deja de crecer en lo más profundo de mi alma, camino lentamente hacia ese pequeño terreno de tierra lleno de desgracias y molestias. Me arrodilló junto con a mi madre dejando sobre el oscuro cajón un ramo de rosas blancas, sus favoritas.

Observo de lado el rostro de Annie, es un semblante sin brillo. Un rostro cubierto de maquillaje para ocultarle al mundo sus heridas emocionales, y sus ojos rojos de tantas lágrimas derramadas por su fallecido esposo. Trago la angustia al ponerme de pie. Dejándola sola en ese rincón lleno de tristeza.

Camino nuevamente hacia atrás, justo hacia donde esta Zac. Él solo es un semblante sin sentimiento, sus ojos hinchados de tanto llorar y pensar en tantas desgracias. O quizás en lo que realmente está por venir.

Me acerco lo suficiente para darle un brazo. Él hace lo mismo, acepta el consuelo escondiendo su rostro entre mi cabello mientras que yo solo me escondo en su hombro, dejando que mis ojos derramen todo ese peso. Lloro apretando la chaqueta de cuero que trae puesta. Lo abrazo aún más y con más fuerza al sentir como unos brazos se une al consuelo, rodeo el brazo izquierdo por su cuello permitiendo que Annie también lo haga.

Las personas conocidas que nos acompañan se alejan lentamente del lugar tras haber dejado ramos de flores blancas en su tumba. Del otro lado de la ceremonia se pueden observar a los fotógrafos escondidos entre los árboles, intentando capturar este horroroso momento para llenar sus bolsillos. Periodistas hambrientos que ansían mostrarle al mundo el final del camino de los millonarios, solo son idiotas que acosan a los célebres con sus estúpidas cámaras. Fotografías que después saldrán en todo internet o canales informativos.

Deshago el abrazo buscando el celular que suena en mi cartera sin parar. Lo tomo y antes de acercarlo al oído Zac me lo arrebata de la mano. — ¿Quién eres? —, habla molesto al darme la espalda y comenzar a caminar hacia nuestro vehículo. Frunzo el ceño perpleja ante su reacción.

Desde aquella terrorífica noche los celulares no han parado de sonar. Siempre son hombres que amenazan constantemente a mi familia, exigiendo el resto de la mercancía que no se comercio desde que mi padre fue asesinado.

Zac piensa rastrear esas llamadas, aunque creo que es una idea estúpida quizás pueda ayudarnos a ganar tiempo para poder salir de este maldito lugar al que llamamos hogar, antes de que todos terminemos en una caja de roble oscuro.

Mi madre me agarra del brazo forzando el movimiento de mis piernas para seguir al único hombre de la casa, momentáneamente miro hacia atrás dándole la última mirada a la persona más importante de mi vida.

Suspiro profundo. — Perfecto estaremos ahí. —. Zac suspira sacando de su bolsillo las llaves de la camioneta negra.

— No hay problema. —, habla serio antes de cortar la llamada y mirar hacia atrás, fijando su atención en mí.

Paramos en un pequeño camino rodeado de árboles donde anteriormente dejamos estacionada la camioneta. Estira su brazo con mi celular en su mano, el cual tomó ofendida. — Yo también puedo contestar... —, guardo el celular en su lugar y subo al vehículo al igual que nuestra madre.

+18 | El Juego de la Mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora