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La mujer se levanto después de un rato de estar en el suelo y que el moreno no hiciera nada, no quería tener problemas por lo que mantenía su mirada en el suelo. —Muchas gracias por su ayuda, no necesita hacer más por mi, si me disculpa debo retirarme.— Su voz era muy baja, como si no quisiera hablar, cuando dio un paso para avanzar fue cuando reacciono el moreno y le impidió dar otro paso más.

Fallacy regreso en si, había quedado cautivado por los extraños y maravillosos ojos del contrario, sin cuidado alguno tomo su rostro para acercarlo al suyo y poder observar más de cerca. —Son hermosos.— Sin darse cuenta de la fuerza que estaba haciendo en su mano, sus afiladas uñas estaban dañando el mentón del albino.

 —Deténgase, porfavor. . .me lastima.— Temerosa trataba de alejarse del moreno, pero no tenia tantas fuerzas para poder lograrlo, comenzaba a tener miedo. 

El moreno dejo de agarrar su rostro para cargarlo desde sus piernas y llevarlo en su hombro, nunca había visto a una persona con tales ojos que estaba seguro que seria imposible encontrar a otra persona que lo iguale. —Te llevare conmigo, agradece que sigas con vida.— Impidió que la mujer hablara haciendo que entrara en un sueño profundo, seria más fácil llevarla así hasta el castillo en donde habitaba.  

Camino y camino hasta llegar al castillo mientras tambien pensaba en que hacer con la persona que estaba en su hombro, era un desperdicio matarla, mantenerla en cautiverio parecía una gran idea, pues sabia que no había un lugar mas seguro que su propio castillo, no importaba si lloraba o gritaba por su libertad, iba a tenerlo para el mismo, de igual forma ser un poco codicioso no era tan malo, al llegar a su tan preciado castillo las rejas que mantenian a los extraños alejados del interior se abrieron, y cuando ya estaba en el terrono volvieron a cerrarse, como siempre algunas de las sirvientas que le atendian esperaban afuera para poder llevar a la mujer al calabozo donde las mantenía, pero esta vez iba a llevarla a una habitación de adentro, quería mantenerla de forma comoda para que no tuviera quejas, al ingresar a dentro fue hacia una habitación vacia siendo seguido de las sirvientas, iba a dejarla al cuidado de ellas para que la bañaran y cambiaran a otras ropas más limpias, siendo gentil la dejo en la cama que había y sin nada más que hacer se retiro dejandola en las manos de las sirvientas. 

La razón por la cual había ido al pueblo no fue cumplida, pero aun así consiguió algo de más importancia, sin quejas fue hacia el calabozo para tomar a una de las mujeres que había, pero no podía dejar de pensar en aquella mujer, sus finos rasgos, su piel tan pálida que se veía tan delicada y apetitosa, sus hipnóticos ojos adornados de las grandes pestañas blancas que tenia, era imposible no caer rendido ante tanta belleza expresada en esa persona, tan rendido estaba que su cuerpo reacciono por si solo, aquel deseo carnal que nunca había experimentado había aparecido y solo por haber aparecido la mujer en sus pensamientos, no quería darle una mala presentación de él, quería conocerla más, por lo que la unica solucion que tenia era desahogar todo el deseo sexual con las otras mujeres que tenia en el calabozo, ellas no eran importantes, de igual forma iban a terminar muertas por la falta de sangre por lo que no se preocupo en ser cuidadoso con ellas. 

Unas horas más tarde regreso adentro para saber como estaba la bella mujer que encontró, sus sirvientas habían quedado sorprendidas pues al parecer su señor no había traido a una mujer como el creia. 

—Mi lord, le decimos la verdad, aquellas persona que usted trajo no es una mujer, cuando la desvestimos para que tomara un baño vimos el cuerpo de un hombre, no de una mujer.— Hablo con honestidad la sirvienta, ella al igual que las otras estaba sorprendida el descubrimiento. 

El moreno no entendía, el había visto a una mujer, que usaba un vestido como las otras mujeres, que tenia cabello largo como las otras mujeres. ¿Como que no lo era? —¿Esto te parece un juego? Te voy avisando que no es divertido. 

La sirviente temorosa bajo la mirada mostrando gran sumision. —Para nada mi lord, le digo la verdad, si gusta puede usted averiguarlo, nosotras nos retiraremos, con su permiso.— Hizo una reverencia con las demás chicas para así retirarse, no querían tener problemas con su señor ni hacerse cargo de su disgusto.

Fallacy paso su mano por su rostro, estaba confundido. ¿En serio vio mal? No lo entendía, respiro hondo para mantenerse sereno y poder entrar a la habitación, iba a descubrirlo por su propia cuenta si era verdad lo que decían las sirvientas, entro sin hacer ruido y encontró a la que se suponía que era una mujer durmiendo en la cama, se veía tan cansado, parecia disfrutar de la comodidad que tenian las almohadas y las telas que lo cubrian, estando cerca del cuerpo con su mano acaricio el rostro del contrario, sin duda su piel era tan suave, bajo su mano hasta el pecho donde no pudo sentir nada más que el pecho de un hombre, aun sin rendirse a su idea de que es una mujer siguio bajando hasta la parte intima del albino, encontrandose nada más que el organo sexual del albino, retiro su mano para alejarse y salir de la habitación, ahora no sabia que debia hacer con esa persona, la había traído porque pensaba que era una mujer y su belleza lo había cautivado tanto dejandolo ciego sin descubrir que era realmente un hombre, se avergonzo tanto que su propia sangre subio a sus mejillas, maldecia el haberse exitado tanto por un hombre, estaba confundido. 

Las sirvientas estuvieron con el joven cuando desperto de su gran sueño, ellas trataron de explicarle en la situación en la que estaba y ellas mismas le contaban todo lo que hacia el albino a su señor, le comentaban que era un pintor que viajaba de pueblo en pueblo, aun no sabia como había llegado a esa situación en la que esos hombre lo habían retenido en aquel callejón, suponía que no quería hablarlo con las sirvientas. Habían pasado algunos días en los cuales no se le era permitido al albino salir de la habitación y el lord tampoco había ido a verlo, el moreno aun trataba de asemejar la situación, se mantenía distraído con los hijos de unas sirvientas, los observaba y sus peleas lo hacían olvidar de todo, pero aquella tarde estaban tan inquieto que era irritante.

—¡Devuélveme mi muñeca! ¡Gazelle!— Se quejo el infante mientras perseguía a otra niña que traía en sus manos una muñeca de trapo, el niño perseguía a la niña tratando de alcanzarla para tomar la muñeca.

 —¡Me toca jugar con ella! ¡No fastidies!— Respondió la niña huyendo del contrario. 

Fallacy irritado iba a distraerse, trataba de no pensar en el albino pero era inevitable, eso le desagradaba.

—Ugh. . .—Los ignoró y siguió bajando hacia su querido piano de pared, paso su dedo por sus teclas y seguido se sentó frente de el, quería relajarse escuchando el sonido de las teclas, iba a tocar una melodía y cerro sus ojos para relajarse, pero no lograba hacerlo, con sus ojos cerrados solo imaginaba al pintor, toda su belleza lo tenia cautivado que se le era imposible pensar en otra cosa que no sea en él. —Maldito pintor. . .¿Porque no sales de mi cabeza?— Abrió sus ojos, en su queja había clavado sus uñas en las teclas del piano cosa que le desagrado. —Maldición.

No quería creer que se había dejado cautivar por un hombre. 

❝Ojos Hipnóticos❞ ||【Fallacy×Encre】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora