Dos semanas fueron suficientes para que el moreno tuviera sus pensamientos en orden, ya tenia claro que aquella mujer a la cual "rescato" de los hombres que la retenían era en realidad un hombre con finos rasgos, era tiempo de hablar correctamente con aquel joven y pedir unas cuantas explicaciones sobre la vestimenta que estaba usando aquella noche. Era una tarde tranquila, perfecto para hablar sin rodeos con el albino, se dirigió hacia la habitación en donde estaba el contrario y al entrar hizo que las sirvientas que estaban con el se retiraran, no quería a nadie más en la habitación.
El hombre estaba vestido con una bata celeste la cual le pertenecía a una de las sirvientas, le habían dado para que la usará pues todas las personas que habitaban en el castillo eran mujeres a excepción de su lord, el cual no estaba de humor para prestarle alguna de sus prendas, a simple vista podrían confundirlo con una mujer, sus finos rasgos como sus labios delgados sonrosados, su largo cabello albino, sus hombros pequeños y cuerpo delgado, especialmente aquéllos ojos redondos acompañados de sus largas pestañas blancas y sin olvidar la forma que tenían sus orbes, unas atrayentes estrellas de distinto color, era indudable que no era el único que lo confundió con una hermosa mujer.
—No estaría mal que me dijeras el porqué estabas usando un vestido la noche que te salve de esos hombres, es lo mínimo que necesito por haberte ayudado. ¿No crees?
El albino mantenía su cabeza agachada, no quería ver al moreno porque lo veía como un hombre intimidante, con un poco de nerviosismo jugaba con sus dedos para tranquilizarse y poder explicar el porqué usaba un vestido, para él el tener que usar aquel vestido era una gran ayuda para llegar de forma rápida a su destino, era como un privilegió que le daban aquellos hombres "caballeros", pero no tenia pensando que podría salir mal, una vez listo y sin que su corazón este agitado por el miedo comenzó a hablar. —Mi nombre es Encre, soy un hombre que necesitaba salir del antiguo pueblo en donde estaba pero no tenia lo necesario para hacerlo, tuve un amigo el cual me recomendó que podría lograr ir a donde quisiera si usaba un vestido y fingía ser una mujer, como puede ver tengo rasgos que se asemejan a una mujer, y bueno. . .no hay hombre que no ayude a una hermosa mujer. ¿Estoy en lo correcto?— Relajando su respiración levanto el rostro para observar al otro hombre que se mantenía de pie con los brazos cruzados, no tuvo una respuesta por lo que supuso que también pensaba lo mismo. —Usted también me ayudo de esos hombres, fue muy estúpido de mi parte pensar que podría salirme con la mía sin pensar en las consecuencias que había, no todos son igual de amables, también había hombre que querían tocarme sin mi consentimiento y hasta pude haber muerto por mis ojos, esos hombre querían quitarme mis ojos para venderlo en Dios sabe donde, lamento mucho haberlo decepcionado, pero estoy muy agradecido por que me halla salvado.— Sonrió inconscientemente, no sabía que hacer ahora, pues el hombre que tenia en frente tampoco se veía como alguien amable, podía ver que tenía intenciones ocultas.
Fallacy seguía observándolo, aquella historia explicaba la situación en la que lo encontró, pero no sabía si tenerlo o dejarlo ir, por la forma en la que lo encontró no tenia tantas pertenencias, solo simples objetos para pintar, si seguía en las calles del pueblo era seguro que volverían a llevarlo a un callejón y hacer lo que les plazca, era conveniente tenerlo consigo, pues sus ojos era llamativos y el único motivo por el cual lo ayudo, era una oportunidad que no quería dejarla ir, ladino sonrió mostrando vagamente sus afilados caninos.
—Me dijeron que eres un gran pintor ¿No es así? ¿Y si dibujas para mí? Tendrás tu propia habitación, con cualquier material que desees hacer tus obras de arte.— Comentó acercándose hacía él para poder tomarlo de su cuello, su piel era tan pálida que con un simple agarrón fuerte podría dejar la marca de su mano en su piel, que sea hombre no le quitaba la belleza atrayente en él.—Mis sirvientas te atenderán y harán ropas para tí, será por tú bien que te quedes conmigo, es más conveniente.— Como se imaginada, había tomado su cuello algo fuerte y las marca de sus dedos se quedo en él, era sorprendente y un poco obsceno.
Dicho eso se alejo del albino para retirarse de la habitación con una sonrisa en su rostro, si el albino decidía irse era patético pues igualmente no lo permitiría, o era quedarse con el o mantenerlo para el.
El corazón del albino no dejaba de palpitar, cuando el moreno se acercó y su mano tomo su cuello apretándolo el miedo lo cubrió, la cercanía de ese hombre intimidante lo hizo quedarse quieto por los nervios y miedo, sintió tanto alivio cuando se alejo, sentía pequeñas punzadas en su cuello, por un momento pensó que iba hacer algo en contra de su voluntad pero agradecía que no lo hiciera, cuando el moreno salio no cerro la puerta de la habitación, iba a levantarse para hacerlo pero se encontró con dos niños que estaban escondiéndose al otro lado de la pared, un niño y una niña, el niño tenia su cabello rosa al igual que sus ojos y la niña que estaba detrás de él tenia su cabello marrón y sus ojos eran de color mostaza. Ambos estaban asustados y sorprendidos por que los encontraron.
—¡Te dije que debíamos escondernos detrás de la puerta! ¡Tonta!
—¡Tu eres el tonto, tonto!
Ambos se concentraron más en su pequeña pelea ignorando al albino, Encre no pensaba que podría haber niños, lo hacia sentir menos solo.
—¿Por qué se escondían?— Sonrió para entrar en confianza con los infantes y pasar el rato.
El niño fue el primero en prestarle atención, pues al escuchar una voz diferente de las que ya conocía le pareció raro e interesante, dirigió su vista hacia aquel joven subiendo de pies a cabeza, hasta que pudo llegar a contemplar aquellos ojos, eran únicos. Eran de color celeste y amarillo con un toque de azul en su centro, ambos tenían forma de estrella, eso le sorprendió. El pequeño niño nunca vio a alguien que tenga ojos en forma de estrella, eran hermosos.
Encre vio que uno de ellos no reaccionaba, estaban mirándose pero por más que lo llamará, no reaccionaba, aquel niño se encontraba perdido en sus pensamientos con su rostro ruborizado.
—Es un tonto, no le preste atención.— Respondió la niña golpeando al otro niño para que reacccione pero era inútil, cuando regreso su vista al hombre frente suyo se puso un poco tímida. — Vimos que hace días lo trajeron aquí, y teníamos curiosidad, es raro que suceda algo así y solo queríamos ver.
El albino al escuchar la voz de la niña puso su mirada en ella, sonreía amablemente, la niña también llevaba un rubor pero no tan fuerte como el del niño, suponía que estaba un poco nerviosa por conocer a alguien nuevo, tuvo que arrodillarse para estar a la altura de ambos y poder hablar más cómodo. —Un hombre me ofreció su ayuda y bueno, aquí estoy. ¿Cuáles son sus nombres?— Respondió de forma amable y con una pequeña sonrisa, le agradaba los niños.
—Y-Yo me l-llamo ¡Suave! y esta tonta es Gazelle.— Cuando reaccionó habló rápidamente con pequeños nervios.
—¡No soy tonta!— La niña ya harta porque la llamará así empujo al contrario.
Suave no se lo espero por lo que no se equilibro bien y sin planearlo cayó en los brazos del pintor, el cual lo logro atrapar y sonrió.
—Te tengo.— Comentó riéndose un poco tomándolo de sus brazitos. —No deberían pelear, aquí nadie es tonto.— Dijo mirando a ambos niños y arreglando aquellos cabellos desordenados que traía el pequeño pelirosa, Suave estaba tan avergonzado, se sentía raro, era la primera vez en su pequeña vida que le sucedía algo así.
—Espere. ¿Dijo que lo trajo un hombre? ¿Se refiere a nuestro lord?
Encre confundido asintió, ahora que lo recordaba aquel hombre de tes morena no le había dicho como se llamaba y menos de que era un lord, se sentía avergonzado por no haber preguntado.
—¡El lord Fallacy es muy bueno!— Respondió Gazelle.
El albino en sus pensamientos agradecía que le halla dicho el nombre del moreno, ahora no pasaría verguenza en preguntar como se llamaba, los niños le contaban pequeñas cosas sobre el moreno, del como en las noches miraban a su lord traer a una mujer distinta y que las sirvientas la llevaran a otro lugar del cual no era permitido que ellos vayan, Encre lo malinterpretó, al escuchar aquello pensó que el moreno era un mujeriego que traiga mujeres a el castillo cada noche, lo cual era distinto a la realidad, hasta llego a pensar que el motivo del cual recibió su ayuda era porque el moreno quería llevarlo a la cama, se sentía incómodo con aquella información que agradecía el que halla descubierto que era un hombre.
ESTÁS LEYENDO
❝Ojos Hipnóticos❞ ||【Fallacy×Encre】
FanfictionAquel joven de hermoso mirar había cautivado completamente aquel hombre del cual todos rumoreaban. ¿Su maldición iba a perjudicarlos o beneficiarlos?