Terminó de bañarse y me comía la curiosidad de cómo se había secado.
- Yeon, ¿Cómo te ha secado?
- Tengo esta toalla.-Alza la mano y señala con la otra la toalla.
- Yeon, ¿has venido a olvidarte de tu casa o a un balneario?
- Es mi primera vez.
- Y la mía, y no me traigo una tienda de campaña tamaño familia, ni tres toallas, ni champú, ¡y mi pelo es lo que más amo!
- No lo amarás tanto si no traes champú. - Dijo amenazándome con el dedo.
Yeon y yo nos sentemos en el suelo de la tienda de campaña a hablar un poco de la situación.
- Yeon ¿tú también esta asustado?
Tardó un poco en contestarme, pensando en que responder-supongo-.
- No sé, en realidad es como un sueño en el que tardas un poco en despertar, en esos que ni aunque tu madre venga a darte con la escoba te despiertas. Nunca en mi vida pensé que me iba a sentir así, nunca pensé llegar a tal punto. ¿Estas asustada tú?
- Sí, estoy asustada. Después de esto no sé como van a reaccionar mis padres, mis amigos, mi familia, ¡Seúl! Es muy raro todo, no sé si voy a superar mi depresión, no sé nada de lo que va a pasar después de esto.
- Tienes razón, no vamos a saber nada de nada. pero tengo una pequeña filosofía.
- ¿Cuál es?
- Si ambos nos reímos y disfrutamos como dos niños pequeños, ¿no crees que nos sentiremos mejor después? olvidaríamos todo lo pasado y nos quedaríamos con los buenos momentos que pasemos juntos, las risas y... pues ya no sé más, aun quedan seis días más.- Se reyó amargamente.
- Gracias Yeon, enserio gracias. - Dije con la cara pegada a mis manos que jugaban con una triste hierba.
- De... nada.
- Tengo sueño.
- Normal. a saber cuanto llevas sin dormir. Si quieres puedes dormir, me voy a quedar investigando esto, es muy bonito.
Sin rechistar asentí con una sonrisa verdadera en la cara y fui directa a mi mochila para coger mi mantita y dormir-o intentar-. De repente sentí un cuerpo caer a mi lado, me costaba saber si era un salido o Yeon, pero acerté, era Yeon. Estaba oscuro, a no ser por la luz de la luna, claro. Noté como Yeon cogía un poco de mi manta para taparse con ella-aunque fuera pequeña sobró para los dos- Sentía miedo, culpa, ansiedad... un montón de cosas a la vez, necesitaba algo con el que abrazar y no lo dudé dos veces, agarré a Yeon por la cintura y apoyé mi cabeza sobre su pecho, y sí, noté unos brazos recorrer mi cintura. No era nada incómodo, no sé por qué, pero no lo era, se estaba muy bien para decir verdad, creo que él también había estado pensando.
*****
Desperté y no había nigun chico mayor de edad en mis brazos. Froté mis ojos para poder aclarar mis vista mañanera y mirar al rededor. Nada. Me acerqué a la fuente que había a unos metros para lavarme la cara. Al calzarme decidí buscar a Yeon que no aparecía por ningún lado. Recorrí unos metros hasta que vi al pelinegro hacer una trenza con unas hojas de yoqueséqué.
- Yeon, ¿Qué estas...? - No me dejó terminar la frase.
- ¡Mira! e hecho unas pulseras con estas hojas de por ahí.
- Yeon, eres un niño pequeño. - Dije mientras reía.
- Pues ya no te doy una.
- Jo, yo quería una.
- Vale, toma.
Me tendió una pulsera de hojas de "por ahí" o "yo que sé qué" y me la puse. Él llevaba otra igual.
- ¿Son pulseras de la amistad?-asiente-llevaba una cuando tenía ocho años.
- ¡Eres una desagradecida!
Río- Gracias, espero que no se me rompa.
- Tengo hambre.
- Siempre tienes hambre.
- ¡Tener depresión no significa nada! las personas tienen que comer o te mueres.
- Ya, pues cuando se te acabe el dinero no sé que harás con tu vida.
- Me voy a mi casa.
Yeon dijo que ya había estado en Busan antes, así que me llevó a una cafetería un poco alejado del lago, pero era económico, según él.
- Este es el lugar.
- Es bonito. ¿Entramos?
Nada más entrar, un aroma a café inundó mis fosas nasales, suena desagradable, pero me sentí genial al olerlo.
- Huele muy bien. Es café recién molido. Yo, mis padres y hermanos veníamos todas las vacaciones de verano a quedarnos en Busan y era como una tradición venir siempre a este local.
- Oh...-Fue lo único que salió de mí.
- Hola Amy.-Supongo que era el nombre de la mujer mayor con rasgos extranjeros que había detrás del mostrador.
- ¡Hola Dong Yeon! ¡hace mucho que no te veo! ¿Por qué no venís ya? no te veo desde que tenías unos quince años. -La mujer la saludó con un abrazo, él aceptó su abrazo.
- Bueno, no tenemos tiempo para vacaciones, y mucho menos para venir a Busan.
- Claro. ¡Oh! ¿ella es tu novia? es muy guapa.
- ¡No, no, no! ella... ella es mi amiga.- Estaba muy nervioso, muy.
- Ah... ya veo, os estáis conociendo.
- No, no, solo somos amigos.
Ríe-Vale, vale, está bien. ¿Qué os pongo?
- Quiero un capuccino y sorpréndeme con un desayuno americano.-Dijo Yeon.
- Yo un capuccino, por favor.
- Bien, ahora os lo traigo.-Se fue con una sonrisa mientras apuntaba el pedido en una mini libretita.
En menos de ocho minutos la señora llamada Amy nos trajo el pedido.
- Gracia Amy.
- De nada, invita la casa.
- No, no, Amy, debo pagarte.
Yeon insistió e insistió, pero Amy insistió e insistió, a si que al final, Amy puso la excusa de que algún día se lo pagará de otro modo. Al principio mal pensé, pero luego me di cuenta que soy la persona más mal pensada del mundo mundial.
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𝔽𝕌𝔾𝔸𝔻𝕆𝕊{Kwak Dong Yeon
NouvellesYoora decide irse de casa, las cosas no van bien allí. Kwak Dong Yeon decide irse de casa, las cosas no van bien allí. Ambos se juntan inesperadamente e inician una bonita amistad en un roñoso bus.