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Me dejaste ayer a las dos y media del mediodía. Y tengo dentro tanto dolor que ya ni siquiera lo siento. Me come el vacío que tengo en el pecho, me absorbe tratando de encontrar algo que me mantenga cuerda, que me mantenga viva.

No tengo intención de escribir todos los días. Escribiré cuando sienta que tengo que hacerlo, como siempre. Escribiré cuando sienta que las palabras salen de mi alma como la sangre que brota de las heridas recién abiertas. Porque es lo que es esto. Una herida recién abierta.

Lloro cada vez que aparece una foto tuya en mi pantalla y me muero un poco más cada vez que aparece una nuestra. Porque yo siempre fui la fuerte, pero hay golpes que te tumban antes de que te des cuenta.

No desesperes, vida mía, que igual esto solo es una mala racha. Que hay historias que tienen que terminar para comenzar como es debido. No desesperes, vida mía. Y sobre todo no me olvides.

Ahora que ya no somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora