He huido de mi pasado oscuro. Jamás pensé que encontraría un sitio especial donde sentirme feliz. Me han expulsado del cielo, he sufrido el dolor del rechazo de mi proprio padre, me envió para lejos por contradecirle sus pasos. Me llaman Lucifer, la estrella de la mañana. La oscuridad de las noches más macabras, y el dolor más intenso probado jamás. Tengo la sangre de una realeza pero puedo ser malo como un perro.
Estoy aquí, en mi habitación de luxo en Los Ángeles, acompañado de una mujer que lleve años para conquistarla. Me gustaría resumir nuestra historia de amor....
Hace cinco años, estaba en el salón de mi mansión y de pronto sentí sus alas incendiar mi cuerpo. Me di la vuelta y me enamoré, si, el diablo jamás se había enamorado antes, peor aún, de una manera tan banal, fácil, normal.
- ¿Quién eres? Pregunté por impulso.
- ¿Yo? Soy el nuevo ángel de tu padre, la misionaría ordenada a llevarte de vuelta a casa, el infierno.
- Bienvenida a Los Ángeles....
- Nafera, me llamo Nafera. Me mira de arriba abajo, sin muchas ganas de charlar.
- Vaya, que nombre más....raro diríamos. Me rió
- Tampoco es que el tuyo sea lo más bonito que he escuchado.
Sin ninguna pausa en sus palabras, siento un cuchillo pasar raspando por mi cara y clavándose intencionalmente en la pared de mi salón. Veo que la pequeña diablilla, no vino para bromas. ¡Si! Una diablilla, o no sabría bien decirles que tipo de ángel es esa chica.
Su ala derecha es de color blanco y la izquierda de color negro. Tengo una gran duda dentro de mi ahora mismo.
- Pero cuéntame Nafera. ¿Porque tienes dos dolores en tus alas? Cosas jamás vista antes.
- Diríamos que....tu padre me hizo para buscarte y llevarte a tu casa...pero me molaba mucho tu rebeldía y la manera que recreaste tu vida aquí en esta ciudad Así que ahora represento el bien y el mal.
- Vaya, vaya, me acabas de dejar sorprendido, me caes mejor aún.
Ese fue nuestro primer encuentro, después de nuestra conversación Nafera salió volando, casi no pude percibir de la manera que se ha ido. Pero no he dejado de pensar que, si ya no me quería hacer daño, por cuál razón se presentó en mi casa. Pasaron los días, semanas, y ni rastro de aquella diosa que me había robado el alma. Fue en ese momento que me di cuenta que no podía quitármela de mi cabeza. Decidí buscarla y descubrir que hechizo había creado mi padre, seguramente era una trampa.
Solicité a mi hermano, el ángel favorito de papá, Amenadiel. Capaz de parar el tiempo y encontrar personas. Solo había un problema, ella no era un humado, así que entendí que tendría que buscar otra manera de encontrar mi Demonángel. Dedique tres años de mi vida, intentando colaborar con la Policía criminal de Los Ángeles, y hacerme experto en encontrar personas.
Seguí sus pasos por todo el país, y fue en Miami en una noche de verano donde la encontré.
- Nafera.
Ella se da la vuelta, lleva un vestido rojo largo con la parte delantera abierta. Sus pelos negros le llegan por la cintura. Sus ojos son como arándanos, grandes y oscuros.
- Anda, Lucifer. No me lo puedo creer que por fin me encontraste.
- ¿Sabía que te estabas buscando?
- Claro. Quieres matarme porque estas enfadado con tu padre. Pero yo, solo quiero vivir sin que nadie me diga lo que tengo que hacer.
- No tengo la intención de matarte.
- ¿No? ¿Entonces que es lo que quieres?
Me voy acercando a ella poco a poco, le cojo por la cadera y le tiro hacia a mí.
- Quiero eso.
La beso con una pasión nunca vivida en mi pecho. Mi cuerpo está en llamas, literalmente en llamas. Todo está ardiendo.
Desde de ese día, decidimos estar juntos y disfrutar de todo lo que teníamos, pero no siempre ha sido una vida perfecta, no se olviden, yo soy el diablo.
A cabo de un año sus alas se fueron cayendo, pluma por pluma, blancas y negras, negras y blancas. Yo mantuve mis poderes, pero ella, ella no. Nafera se cambiaba a humana, día a tras día y eso me preocupaba. Seguramente era ''castigo'' por no haberme llevado al infierno. Intentamos mantener una relación de comprensión, pero a mí no se me daba bien. Hasta que un día me desperté y ella no estaba. Sé que estaba destrozada y no podía soportar más esa situación. Intenté unirme a la policía otra vez para hacerme más fácil encontrarla, pero no me aprobaron, dijeron que les había abandonado, que no me darían una segunda oportunidad. Estaba muy cabreado, así que decidí mandarles todos a mi casa, al infierno, maté uno por uno, ni aun así se me pasó el cabreo.
Un día, sin fuerzas, dado por vencido, y castigando a todos los humanos malos del mundo. Llego en mi casa y la encuentro tirada al suelo de mi habitación, toda sucia, le habían cortado su pelo. Su cuerpo está todo cortado y espera...le ha crecido la tripa, pero demasiado.
- ¿Qué te ha paso?
- Lo siento, estaba cabreada, pensé en matarme, pero cuando les sentí en mi vientre no pude hacerlo. Los amo.
- ¿Estas embarazada?
En esa misma noche, Nafera dio a luz a dos seres celestiales, pero muy humanos a la vez. Tenían mis alas y los ojos de su madre. Fue cuando nos hicimos la promesa, de protegerlos bajo cualquier circunstancia, y aún que sus alas eran de demonio, tendrían la misma utilidad que las alas de su madre...Alas de justicia, sobre el bien y el mal. Ni siempre es todo negro y tampoco siempre blanco, buscar el equilibrio de la vida es la magia que salva almas diariamente, o apenas les mandan a mi hospedera casa justo aquí abajo de tus pies.
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Nathalia ▶ nathaliaferrarii
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El despegue
RandomLa familia Galaxia ya estaba preparada para embarcarse en una gran aventura por el espacio, solo que había un problema ¿cómo funcionaba la nave? Después de mucho intento al fin lograron romper la cadena de lo cotidiano y llevar su unión y cariño a o...