Capítulo 13: Hierbas buenas

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Mi canción favorita sonaba por mis auriculares a todo volumen, había terminado mi jornada así que decidí sólo descansar y dibujar un poco en mi cuarto.
Empujé la puerta del edificio con mi hombro y baje trotando los grandes escalones, comencé a caminar a mi cuarto y sentí un toquecito en mi hombro, me giré y vi a Álex con una sonrisa divertida.

-¿ A qué volumen escuchas tu música?- Dijo Álex divertido.

-¿QUÉ?- Aún tenía los auriculares puestos y la música a tope.

Álex negó con su cabeza esbozando una pequeña sonrisa, levantó sus manos y quitó mis auriculares.- ¿Ahora si puedes escucharme?- Dijo sin dejar de mirarme, entregándome los auriculares.

- Lo siento, soy un poco distraída.- Recibí los auriculares.- ¿ Qué haces por aquí?-

- Vine por ti.- Pinchó mi hombro con sus dedo índice.- ¿Quieres salir por ahí? Tengo la tarde libre y pensé en ti.- Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

Estúpidamente mis mejillas se sonrojaron, me aclaré la garganta.- ¿Sabes? No sé si tu sinceridad me gusta o me asusta.- Dije divertida.

- ¿Eso es un si?

- Depende de donde me lleves, soy una mujer de gustos muy particulares.

- ¿Ah si? Pues si es así, será una sorpresa.

- Odio las sorpresas.- Le dije directamente.

- A mi me gustan mucho.

Rodé los ojos exageradamente y Álex río fuertemente.

- Okey, tu ganas.






Álex estacionó en un restaurante de comida rápida.
- Esperame aquí.- se desabrochó el cinturón, abrió la puerta y rodeó el auto para entrar al local, mis ojos se desviaron a un tatuaje que tenía en el brazo y luego se posaron en su trasero, rápidamente me di cuenta de mi acto, corrí la mirada y revisé mi teléfono.


Cinco minutos después, Álex se acercaba con una bolsa de papel y dos refrescos en una bandeja. Se subió al auto y me pasó la comida.

-¿ Te gustan las papas fritas verdad?- se abrochó el cinturón y encendió el auto.

- Por supuesto que sí.- Dije ofendida.

- Okey, okey, tranquila fiera.- Me miró divertido.- Comeremos en otro lugar.- me informa.

- Ya me había dado cuenta.- Le saqué la lengua.

Álex negó levemente con su cabeza y condujo en silencio hasta que llegamos a la playa más cercana.

Nos bajamos y caminamos hasta la orilla, Álex puso su sudadera, se sentó sobre ella y palmeó a su lado indicándome que me sentara junto a él.

- buena jugada, Álex.- Enfatizé su nombre para molestarlo y señalé la playa.

- Es un clásico.- Dijo tranquilamente.

-¿Clásico para qué?- Dije extrañada mientras me sentaba a su lado.

- Para esto.- Metió su mano en su bolsillo trasero y sacó un porro. Me lo enseñó, subió y bajó sus cejas divertido.

- No sabía que fumabas.- Me reí levemente.

- Pues ahora si sabes, pero guardame el secreto ¿Eh?- se lo puso en la boca y lo encendió.

Inhaló y exhaló un humo espeso, me miró y me ofreció sonriendo.- ¿Quieres? bnj

- Por supuesto que sí.- Otra cosa que no les había dicho, a veces fumaba marihuana con Travis, Scott y mis amigos.

- Pensé que dirías que no.- Me miró fijamente.

-¿Por qué?

- Pensé que me dirías que estaba mal o algo así.- Dijo riendo.

- Naah, yo solía fumar con Travis y nuestros amigos.- Lo mire y le entregué el porro.- Y no encuentro que esté mal, de vez en cuando, pero si lo consumes en exceso pues sí.

- Chica lista.- Me giñó el ojo descaradamente.

- No hagas eso.- Rodé los ojos.

-¿ Por?- Lo hizo de nuevo mientras exhalaba humo espeso.

Jamás le diría que me pone nerviosa cuando me giñan  los ojos.

- Solo no lo hagas, pesado.- Choque mi hombro con el de él.

Álex río y me entregó el porro, le di una calada nuevamente, así estuvimos en silencio hasta que ya no quedaba nada.

- ¿Haz tenido novio?- Giré mi cabeza rápidamente al escuchar la pregunta de Álex.

Tragué saliva, no quería que este momento llegara, cuando las personas ya entran en confianza y comienzan a preguntarte sobre tu vida antes de la universidad.

Desvíe mi mirada y la clavé en el horizonte, si lo miraba no podría contestarle.

- Solo uno.- Respondí secamente.- ¿Tú?

- Lo mismo, pero no era lo que esperábamos, ambos teníamos diferentes visiones de las cosas y jamás funcionó.- Lo miré sorprendida porque no esperaba escuchar tanta información de su parte.- Y hay que agregar que Alice la odiaba...- Suspiró dramáticamente.

Reí ligeramente.- Alice siempre se sale con la suya.- Negué levemente.

-Es mi hermanita, no puedo decirle que no.- Se encogió de hombros.

-Aaaww, que tiernoo.- Tome sus mejillas y las apretujé con mis manos.- "No puedo decirle que no".- Hice un mala imitación de su voz.-  Te pasas de tierno de verdad.- Dije riéndome, creo que los efectos ya estaban... bueno, haciendo efecto.

- ¡Oye! Te digo mis verdades y te burlas, eres mala.- Dijo con un puchero divertido.

- No ha sido con querer, sólo te ha salido tierno.- Reí ligeramente igual que él.

- No me hables, me da mucha risa.- Dijo con una voz fina a causa de la risa.- Y estoy enfadado.- Dijo refunfuñando y cruzándose de brazos como un niño pequeño.

- ¿Qué? No, no te enfades, sólo era un chiste.- Me puse de rodillas delante de él para poder molestarlo mejor.

- No creas que no sé como actúas Kels.- Levantó un ceja.

Suspiré dramáticamente y lo miré.- Okeeey, tu ganas otra vez.- Volví a mi lugar.- Ya tengo hambre.- Me crucé de brazos.

-Ten.- Me pasó la bolsa de papel y un refresco.

Cuando ya no había nada más que comer, le pedí a Álex que me llevara al campus , quería dibujar. Nos fuimos de la playa y subimos al auto, le pregunté a Álex si podía poner música y sólo me respondió con un guiño.

La vuelta fue tranquila y en paz, me baje de su auto y lo miré por la venta del mismo.

-Gracias por hoy.- Sonreí.

-Gracias a ti, eres una buena compañera para pegarse una fumadas.

-Lo sé.- Le guiñé un ojo para molestarlo y no esperé su respuesta.

Me encaminé a mi habitación, Chloe no estaba así que estaba sola el resto del día y eso iba a aprovecharlo.

Lanzé mis zapatos lejos de mi, me puse mis auriculares y abrí mi block en mi escritorio, estiré mi cuello y me senté, vi mi foto con Scott y sonreí como siempre lo hacía, tomé el lápiz y me dejé llevar.

Media hora después tenía un exacto retrato de Scott, igual al que siempre dibujaba. No sabía si era algo bueno pensar en el día tras día y no tener la voluntad de dejarlo, pero por ahora me sentía bien así, recordándolo cada vez que podía, era mi forma de pagarle para que viva eternamente en mis recuerdos. Por ahora no quería olvidarlo.

Satisfecha con mi resultado me acosté en mi cama y me quedé dormida al instante.


De Amor Y Otras CosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora