capitulo 9: Nuevos personajes

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KELSEY

Cuando me alejé de Travis y Chloe caminé sin rumbo alguno con las manos dentro del bolsillo de mi chaqueta. Me quedé observando más tiempo del necesario a la gente que montaba la rueda de la fortuna, al mismo tiempo me reía por las muecas extrañas que hacían los más pequeños cuando su carrito estaba en lo alto de la rueda.

Mientras me perdía en las luces de la atracción sentí una mano tocar mi hombro ligeramente, me giré y Alex me sonreía.

-Así que te gusta reírte de las desgracias ajenas.- Alex miró hacia arriba para lograr ver a los carritos que quedaron en lo más alto de la rueda mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

-Un poco.- Al escuchar mi respuesta posó su mirada en mí.- Bueno, sólo de los niños asustados por las atracciones.- Reí ligeramente de mi propia respuesta, al igual que el chico a mi lado.

-¿Quieres caminar por ahí?- La repentina pregunta de Alex me hizo posar mi mirada en menos de un segundo en él.

-Y ¿Dónde?-Cruce mis brazos a la altura de mi pecho, como un acto de seguridad, no sabía que más responder la verdad.

-Donde quieras, o podemos beber algo, lo que tú elijas.- Su aspecto despreocupado me hacía mirarlo más de lo necesario.

Al no responder se formó un silencio no muy cómodo.

-Si no quieres...- Alex se alzó de hombros.

-No...yo, si... digo...si, caminar estaría bien.- Le sonreí de manera cordial.

-Pues que esperamos, conozco un lugar.

-¿Para caminar?- Se podía caminar en todos lados, pensé.

Rió bajito y me miró.- No, conozco un lugar para beber.

-Te sigo entonces.- Hice un ademan con la mano indicándole que caminaría después de él.

Caminamos unos diez minutos, llegamos a un bar sencillo, en donde no se veían borrachos, sólo gente conversando de la forma más tranquila posible, estaba ambientado como si estuviéramos en alta mar, habían timones y anclas de decoración en las paredes azules, algunos animales de plástico colgando del techo y otras cosas, era...interesante y divertido a la vez. Estaba situado a unas cuantas cuadras de la universidad, así que no habría problemas para regresar después.

Nos sentamos en la barra y un señor de unos cincuenta años se nos acercó preguntando que beberíamos.

-Yo una cerveza, ¿Tú?- Alex y el señor me miraron fijamente esperando mi respuesta.

-Lo mismo que él.- Apunté a Alex y el señor asintió y se giró para traer nuestras cervezas.

Sentí la mirada de Alex sobre mí muy intensamente.

-¿Que miras?

-¿No puedo mirarte?- Apoyó su mentón en su mano.

-Si me dijeras por qué me miras, no te haría esa pregunta.- Copié su acción, apoyé mi mentón en mi mano.

-Eres linda.- Automáticamente un rubor se posó en mis mejillas, aproveché la llegada de las cervezas para respirar pausadamente y tranquilizarme. Alex dejó de mirarme para hablar con el cantinero.

-Gracias señor.- Se volteó nuevamente hacia mí.- ¿Ahora no vas a responder?- Esbozó una pequeña sonrisa burlona.

Tosí nerviosamente y me acomodé en mi lugar.-¿Por qué debería responder si eso ya lo sé?- Muy bien actúa como una idiota, así te sonrojas menos.

-Me alegro que lo sepas, porque es verdad.- Elevó su vaso y le dio un largo trago.

Sólo lo observé.

De Amor Y Otras CosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora