CAPITULO 07

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Anahí:

El día había sido demasiado triste, yo contaba los segundos para que se terminase lo antes posible pero aún así sentía que mi corazón estaba destrozado.

Nada me animaba, nada me motivaba a seguir adelante, quería dar un fin a esa sensación de vacío y quería encontrar una razón para sonreír, una razón para estar viva.

Buscaba en todos lados un motivo para mantenerme de pies hasta que la ví: Danna estaba allí jugando a las Barbies con Natalia y María, su sonrisa era la razón que yo necesitaba para seguir adelante, mismo yo no siendo su madre biológica, yo la amaba y eso me bastaba para estar menos triste.

Pasé la tarde entera jugando a las Barbies con las niñas hasta que Alfonso me llamó para hablar en privado.

— Buenas.

— ¿Any, podemos conversar? — El chico me dedicó una sonrisa con sus dientes perfectos.

— ¿Pasó algo? — Pregunté un poco confundida.

— Sí, quiero tu ayuda para hacer algo por los niños. — Él me miró y yo asentí.

Él me tomó de la mano y llegamos al jardín de su casa, era un lugar muy lindo y alegre, la decoración era llena de flores y había un cesto de pic nic lleno de golosinas, lo miré confundida y ese me dedicó una sonrisa.

— ¿Y esto? — Pregunté señalando es cesto de picnic y la decoración con flores.

— Hoy es un día especial.

— No veo nada de especial. — Dije un poco triste.

— Tu existencia es algo especial, tienes que festejar. — Alfonso me tomó de la mano y yo me sentía hipnotizada por sus ojos verdes.

— No, yo solo sirvo para dar lástima. ¿Que hay de especial en una chica huérfana que pasó su niñez en un orfanato y separada de sus hermanos? — Pregunté con un hilo de voz.

— Todo. — El morocho me miró y me dedicó una sonrisa. — Tú podrías dejar el dolor volverte ciega y convertirse en una chica resentida y llena de odio, pero hiciste lo revés, te convertiste en una chica llena de luz y con un corazón enorme, eres una chica que pones la felicidad de tus semejantes antes de la tuya, eres una chica que siempre te dispones a sonreír mismo estando a punto de llorar y yo nunca te ví quejarse por tener que cocinar a los chicos o por tener que levantarlos a las seis de la mañana para ir al colegio, tu siempre estás sonriendo, cantando, bailando con los enanos y contagiándolos con tu luz, dándoles buenos consejos y tratando de contenerlos mismo necesitando alguien que te regale un abrazo, el mundo necesita de más personas como tú. — Alfonso me abrazó y luego los niños se acercaron cada uno con una rosa blanca y empezaron a abrazarme.

— Sos la persona más valiente que conocemos. — Dijo un niño rubio de cachetes agrandados.

— Tu sonrisa nos alegra en los momentos más tristes. — María la abrazó. — Gracias por contenérnos y por ayudarnos con las lecciones del colegio.

— Gracias por tomar la leche con nosotros y por contarnos tus chistes. — Carolina me miró sonriente mientras yo miraba sus trenzas.

— Gracias por ayudarnos a hacer burla con los de River. — Felipe me dedicó una sonrisa y yo lo abracé.

— Gracias por los cuentos que nos cuentas antes de dormir y por cantar con nosotros. — Dijo Tiago abrazándola. — Sos una genia.

— No soy así tan genia niños, solo soy una chica, y yo al igual que ustedes tuve que sobrevivir en un orfanato y en la lleca. — Miré a Mateo y planté un beso en sus cachetes. — Y si me levanto a cada día es por ustedes. — Sonreí mientras los niños empezaron a cantar una canción por mis cumpleaños. 

El Orfanato (Ponny)Onde histórias criam vida. Descubra agora