Llegando en casa de mi abuela, ví una escena devastadora todos estaban tristes y tambien no era para menos, mi abuelo se ha ido, estaban todos sentados en el sofá y de cabeza baja, María Julia se quejaba como de costumbre al paso que Diana apenas seguía usando la computadora y jugando que era intocable.
— Esto es injusto. — María Julia se quejó mientras mí prima Dulce estaba llorando desesperadamente y la tía Diana miraba la computadora.
— Sólo papá me entiende. — Diana arqueó una ceja y la abuela se quedó en silencio pensando en todo lo que estaba pasando, yo estaba en shock porque era algo muy extraño, nunca pude entender.
— ¿Por qué se muere la gente?
Agustín:
Estaba en la calle con mis amigos y no había comida, llevabamos cuatro días asi, los más grandes eran más fuertes, aunque los pequeños no, todos teníamos miedo de los peligros de la calle, pero sabíamos que juntos eramos más fuertes, después de dar la pelota a Stefano yo seguía mirando la calle con tristeza.
— Tengo hambre. — Dijo Stefano con la voz muy triste.
— Yo también. — Carolina dijo mientras barría la acera de una tienda de ropa a cambio de 10 pesos.
— Ufa ya estoy cansada. — Tali bufó mientras agarraba papeles viejos para vender.
— Voy a ver si puedo conseguir algo. — Sebas dijo mientras cogía un cubo de agua para poder limpiar las ventanas de los coches.
— Voy a robar comida por ahí — dije mientras veía el vendedor de frutas ordenando la tienda y Tiago me miró.
— Yo te cubro enano.
— Dale. — Dije al paso que Luisana me miró.
— Ten cuidado Agus. .
— ¿Está bien Lu, donde está Bautista?
— Con Felipe buscando trabajo.
— Es difícil encontrar trabajo en la lleca, lo único que podemos hacer es robar. — Stefano miró al piso y yo lo abracé.
Luisana:
Extrañaba demasiado a Argentina, no es que México fuera malo, México era bueno, pero yo sentía falta de mi lugar, de mi gente, de mi hermana, Juanita se quedó con Luz y Rafael mientras yo volvía a vivir en la calle y peor, en un país que yo apenas conocía, fui caminando con los chicos hasta que llegué a nuestro refugio, ya era de noche y yo me sentía agotada.
El refugio era una casa abandonada y llena de mugre, pero aún así era mejor que estar en la calle, traté de hacer algo a los niños cuando ví que María estaba triste y con los ojos húmedos.
— ¿María que tenés?
— Nada, estoy bien.
— ¡Claro, te creo! — bufé y me senté en el piso.
— Estoy bien, ya no tengo sueños ni me aferro a esas pavadas de tener esperanzas, el Rincón De Luz ya no existe.
— ¿Te acordás lo que dijo Belén? — Pregunté mirando el piso.
— No importa, total somos huérfanos y no podemos volver a Rincón De Luz por culpa de Paula, solo deseo que se muera lo más pronto posible para que volvamos a casa.
— Yo iba a decir que estás mal pero yo deseo lo mismo que vos. — Dije y la abracé.
Anahí:
Otro día de búsquedas fracasadas, nada de encontrar mis hermanos y encima ya estaba lloviendo devuelta, después de caminar por un buen rato hasta que me tropecé con una nena de flequillo, la nena era flaca, tenía ojos marrones y parecía tener seis años. La miré atentamente y la niña seguía sentada en el piso mientras yo empezaba a hablar con ella.
— Hola.
— ... — Ella no dijo nada y se quedó triste.
— ¿No puedes hablar verdad? — Pregunté y la nena se limitó a asentir. — ¿Hace frío, quieres venir conmigo?
— ... — Ella me miró y asintió con la cabeza, yo la alcé y la llevé a mi casa, llegando a mí casa expliqué a Fanny de como encontré la niña y ella se fue arriba mientras yo llevé la niña a bañarse y le conseguí un camisón para que pudiera dormir.
— ¿Como te llamas?
— ... — Ella me miró y señaló una lapicera.
— Oh, cierto. — Dije y le entregué la lapicera y una libreta para que ella pudiera escribir.
— D A N N A. — La niña escribió despacio y yo la abracé.
— ¿Cuántos años tienes? — Pregunté y la niña escribió el número 6. — Ah, cierto. — Le tomé de la mano y fui a darle de comer, luego de eso yo canté una canción para hacerle dormir.
Hay un cuento Que me trajo un día el viento Que me enseña a reír Que da ganas de vivir Donde las hadas existen Y no hay corazones tristes Y en Abril surcan flores de colores mi jardín Surcan flores de colores mi jardín
Hay un cuento Donde vive un sentimiento que nunca va a morir … Donde sólo hay gente buena, y es así Es un cuento que podemos compartir Es un cuento que podemos compartir
Haz que tu cuento valga la pena Haz de tus sueños la ilusión Y que se asome la primavera en las calles de tu corazón Haz que tu ángel nunca se vaya Que cuide el niño que hay en vos Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderás tu corazón
Hay un cuento Que contaban las abuelas Que te puedo contar Para que puedas dormir Donde la maldad se paga Y siempre ganan los buenos y es así Los que sueñan son felices hasta el fin Los que sueñan son felices hasta el fin
Haz que tu cuento valga la pena Haz de tus sueños la ilusión Y que se asome la primavera en las calles de tu corazón Haz que tu ángel nunca se vaya Que cuide el niño que hay en vos Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderas tu corazón
Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderas tu corazón
Haz que tu cuento valga la pena Haz de tus sueños la ilusión Y que se asome la primavera en las calles de tu corazón Haz que tu ángel nunca se vaya Que cuide el niño que hay en vos Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderas tu corazón.
Haz que tu cuento valga la pena Haz de tus sueños la ilusión Y que se asome la primavera en las calles de tu corazón Haz que tu ángel nunca se vaya Que cuide el niño que hay en vos Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderas tu corazón
Y cuando crezcas nunca lo pierdas porque perderas tu corazón
Y luego de cantar ella se quedó dormida.
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Esta es Danna, la nena que Anahí encontró en la calle, es uno de los personajes inventados.
PD: Ponele que quien canta es Anahí, nos leemos luego 😍😍😍
