Anahí:
— El primer paso es valorar lo que tienes, tú eres muy bonita, siempre tienes una sonrisa para compartir con tus amigos, eso te hace ser una chica muy especial. — Belén contestó amablemente.
— ¿Y tú piensas que tengo chances con Alfonso? — Pregunté.
— Sí, sos una chica bonita, inteligente, amable, estoy segura que con eso Alfonso se fijará en vos.
— ¡Gracias Belén, eres increíble! — La abracé.
— No soy tan increíble como vos. — Ella me miró y luego de tomar unos mates yo fui devuelta al hogar donde los niños se encontraban jugando.
Después de volver al hogar, fui a la cocina a hacer la cena, iba a cocinar un pollo y papas fritas, luego de hacer las papas fritas, lavé los platos para la cena e hice de postre una torta de chocolate, luego que esa se quedó lista yo la puse en la nevera y fui por los niños que jugaban.
— Oye chicos ya está la comida.
— Ya nos vamos mami. — Danna abrió sus bracitos y yo la abracé.
— Te quiero enana. — Jugué con su pelo.
— Yo a ti mami.
— Dale vamos. — María dejó sus juguetes y todos fuimos a comer.
Mientras estábamos comiendo llegaba Alfonso, él estaba increíblemente lindo con un pantalón negro, una camisa blanca y una corbata, el pelo desordenado y una expresión agotada, debe haber trabajado mucho. Le saludé con la mano y empezamos a conversar.
— Buenas.
— Hola Annie. — El morocho me saludó con una sonrisa dulce.
— ¿Cómo fue en tu trabajo?
— Bien, solo trabajé medio periodo. — Él me miró. — Ahora a la tarde fui al juzgado.
— ¿Por qué? — Camila preguntó desconfiada.
— Fui por unos trámites del hogar. — Él nos miró. — Desde hoy nuestro hogar se queda con el nombre de Rincón De Luz.
— ¿Entonces los del juzgado aceptaron que el hogar se llame Rincón De Luz? — Agustín preguntó y Alfonso asintió, los dos tenían una relación muy cercana.
— Sí enano, los del juzgado se lo tomaron muy bien. — El ojiverde contestó con una gran sonrisa y abrazó a Agustín.
— Eso se merece una fiesta. — Carolina sonrió al paso que Joaquín le siguió.
— ¡Fiesta, fiesta, fiesta, fiesta! — los chicos pedían en unisono.
— No veo nada malo en una fiesta, la podemos hacer para Sábado. — Alfonso sonrió. — ¿Anahí, tú puedes ayudarme a preparar la fiesta?
— Sí. — Asentí sonriendo y mirando los enanos.
— ¿Podemos ensayar una canción? — María nos miró y Alfonso le devolvió una sonrisa.
— Por supuesto enana.
— Yo les ayudo a armar la coreografía. — Dije.
— Puede ser. — Camila me miró y luego de eso los chicos se abrazaron.
★★★
Pasó la tarde Y las chicas eligieron la canción que íbamos a bailar, los niños ensayaron muy alegres y yo no tardé en aprender la letra de la canción. Después de haber ensayado, vimos que Alfonso llegaba con unas cajas y unas bolsas de compras, el chico me llamó y fuimos con las bolsas de compras hasta la dirección, cuando él me mostró lo que había en esas bolsas yo sonreí pues eran uniformes encantadores, a las chicas les tocarían las polleras azules con las remeras blancas y los chalecos rojos, a los chicos serían los pantalones azules con los chalecos rojos y para calzar llevarían zapatos negros sin tacones y medias blancas, los varones llevarían zapatillas rojas con algunos detalles negros y los uniformes eran muy lindos, yo estaba encantada por la sorpresa que se llevarían los chicos.
