Eres (TN), una chica de casi dieciocho años que ha vivido toda la vida en un orfanato. Cuando tuviste la oportunidad de obtener una beca para la prestigiosa Universidad Grand Line, no dudaste en dar lo mejor de ti misma para conseguirla. Ahora, debe...
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Una vez dentro del edificio de medicina, subiste hasta el primer piso, dónde se encontraba tu aula. Era una clase bastante grande. El suelo era gris y las paredes blancas. Había grandes ventanales así que la sala estaba muy iluminada. Ya había gente sentada. Decidiste sentarte en primera fila, ya que eran de los pocos sitios que quedaban libres. Te sentaste al lado de un chico. Tenía el pelo castaño y los ojos grandes y marrones. Estabais justo en frente de la mesa del profesor, pero todavía no estaba allí. Bueno, o profesora. Las mesas eran grises y largas. Había varias sillas de color negro para sentarse.
—Hola —saludaste al chico que estaba sentado a tu lado. Este te miró con timidez—. Me llamo (TN) (TA).
—Yo me llamo Tony Chopper —contestó él, tímidamente.
—Encantada de conocerte —dijiste, sonriendo amablemente. Nunca habías hecho amigos chicos, pero no se te estaba dando mal—. Pareces joven. ¿Todavía tienes 17 años como yo?
—Bueno, realmente yo no cumpliré la mayoría de edad este año. Me adelantaron un curso cuando iba al instituto —explicó él, sin mirarle a los ojos.
—Vaya, debes de ser muy listo... —comentaste, sorprendida.
—No creas que me haces feliz con ese tipo de comentarios —contestó el chico, sonrojado y sonriendo. Te hizo gracia, parecía simpático.
De repente se hizo el silencio en clase. La puerta se cerró de golpe y todos miraron hacia delante. Esa debía ser una de las profesoras. Era mayor pero vestía muy juvenil. Tenía el pelo largo y blanco. Dejó unas carpetas sobre la mesa y levantó la vista para examinar a los alumnos.
—Buenos días, alumnos y alumnas. Mi nombre es Kureha y seré vuestra profesora de Bioestádistica durante el primer semestre —se presentó.
—Buenos días, profesora Kureha —saludasteis todos los alumnos a la vez.
—Os daré también una asignatura anual, pero hablaremos de ella cuando llegue la hora —siguió comentando—. Ahora os explicaré como trabajaremos la asignatura durante este trimestre.
Comenzó a apuntar en la pizarra el número de trabajos que harían, los exámenes parciales y el porcentaje de nota que contaba cada cosa. Apuntaste toda la información en una hoja. Querías empezar con buen pie. Había gente tomando nota en ordenadores y tabletas, pero... Tú no tenías dinero para permitírtelo. Tu compañero también estaba apuntando la información en una hoja.
Entre explicaciones y preguntas, la hora se pasó volando. Teníais otra clase más antes de un descanso de quince minutos. Guardaste la hoja en uno de los apartados de tu carpeta. Esa tarde tenías pensado hacer portadas de las asignaturas, para tenerlo todo más ordenado.
—Esos dos de ahí son los becados de este curso... —escuchaste que alguien murmuraba por detrás.
—Se nota. Mira cómo van vestidos... Es mejor que no nos relacionemos con ellos —comentó otra voz—. O la gente nos repudiará también.
