Odio los domingos,
domingos meláncolicos y tristes,
domingos de llorar,
domingos de pensar,
domingos de ver una peli,
domingos de leer,
domingos de pensar.
Pensar y solo pensar. Domingos en los que estoy cursi, ñoña, triste...
Domingos que sientes que solo están ahí para fastidiarte la semana.
Domingos de escuchar música triste y lenta.
Domingos al fin y al cabo.
Después de todo lo les odio tanto. Son un tanto irreales, surrealistas, distintos a los demás días.
Son solitarios, los domingos siempre estoy sola.
Antes solía estar acompañada, solían ser meláncolicos y tristes pero en compañía. Pero la compañía no está siempre y a veces la soledad también es necesaria.
Los domingos me siento
como si viviera en una película, en un libro,
en una canción,
en una palabra,
en un suspiro,
los domingos vivo diferente...