Together (#1 Libro de la saga: Lo que se esconde entre las sombras).

Capitulo 8 {Leah}

Valentía no es tener fuerza para seguir adelante; es seguir adelante cuando no tienes fuera.

 Theodore Rooselvet

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 De un momento a otro me encuentro con la cara de Laura enfrente de la mía mirándome con preocupación, ella dijo algo de enseñarme el campamento así que me dejé arrastrar por ella dejando mis maletas detras.

Laura me va enseñando una a una las cosas, pero mi cabeza está en otra parte y me avergüenza que Laura me tenga que repetir las cosas de lo ida que estoy. Llegamos a una colina que está adornada por un gigantesco árbol que tapa el monte con unas vistas  a un lago. Noto como ya puedo respirar de nuevo, como si mis pulmones se hincharan. Me giro con una sonrisa y noto a Laura observándome.

        —¿Lo sabes verdad?—Una pregunta tonta pero no sabía que más decir.

        —¿Que controlas la naturaleza, que eres parte de ella?, se te nota.—Dice para sonreírme de vuelta. Ese pequeño gesto, me gusta su sonrisa y el que me digan que se nota que la naturaleza es parte de mi hace que se me hinche el pecho del orgullo.

Bajamos de la colina mientras ella me sorprende sabiendo mi nombre, y contándome su relación con Adam, así me explico el por qué ella se lanzó a sus brazos. La curiosidad me mata por saber que es ella, pero el temor de que me eche la bronca como Josh, hace que mantenga la boca cerrada. El sonido de un portazo me saca de mis pensamientos, un chico muy alto sale de una cabaña a paso rápido, con pinta de no estar nada contento. Laura se va dejándome sola, o eso es lo que yo creía.

        —No deberías estar aquí, nos pones en peligro—Dice una voz a mi espalda. Me giro y me encuentro con la horrible cara adornada con los ojos marrones de Josh.

        —Tengo tanto derecho como tú de estar aquí.—Le respondo mientras aprieto los dientes.

       —Eres una asesina al igual que ella.—Dice señalando la casa por donde acaba de entrar Laura.

        —Yo no soy una asesina.—Digo acercándome a él.

       — Hija de padres asesinos, y mira tu por donde, tú también mataste a los chicos del parque.—Exclama cruelmente.

Me echo para atrás, lo admito, dolió.—Fue en defensa propia. No me puedes negar porque serias muy hipócrita de que tú nunca has matado a nadie.

        —He matado, y no estoy orgulloso, pero para defenderme.

        —¡Entonces eres igual que yo!— Exclamo mientras mi mal humor sigue creciendo.

        —No puedes comparar la protección del campamento, donde residen más de 60 personas, con la tuya una diminuta cualquiera, que no sabe ni lo que es.

        —No sé lo que soy, tú mismo lo has dicho, pero no me preocupa, porque yo puedo descubrirlo—Digo mientras me acerco más a él— pero por el camino que vas tú, siempre serás un gilipollas y eso no tiene remedio—Termino diciendo mientras niego con la cabeza con falsa lastima y me doy la vuelta hacía  la casa.

Corro hasta las escaleras que llevan hacia la puerta de entrada,  al llegar a la puerta, no puedo ni entrar de  tantas personas que hay.