-¿Estás seguro?
-Si.-Respondió con exasperación, pero cierto tono alegre en su voz.
-Estás agotado después del baile, y no sé si esto será demasiado para ti…
-Puedo hacer vida normal, Craig. ¿Acaso quieres que me quede aquí mirando al techo?
-No, pero… Me preocupo.
-Lo entiendo, pero no puedo estar así hasta que...-Kenny calló de golpe, no necesitaba pronunciar una palabra más.- ¿Es que quieres que nuestros recuerdos juntos sean… esto?-Hizo un gesto con las manos para abarcar la habitación, solo iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana.
-Por supuesto que no. Pero tengo más recuerdos contigo.
-Apenas unos pocos. Craig, no soy de cristal, y no quiero que te pases la vida recordando que lo último que hiciste conmigo fue cambiarme un pañal.
-Me sentiría orgulloso si así fuera.
-Pero no quiero amargarte la vida. Quiero aprovechar los momentos contigo.-Tosió, se manchó de sangre y Craig le tendió un pañuelo. -¿Ves? Ni siquiera algo tan simple puedo hacerlo solo. ¡Soy una carga! Y no quiero seguir siéndolo.
-¡No digas eso!
-Entonces haz algo para que cambie de idea. Si me voy, yo no tendré recuerdo alguno, pero a ti te durarán toda la vida, y serán los más tristes. Disfrutemos del tiempo que nos queda juntos, por si no fuera demasiado.
Craig besó sus labios, con delicadeza, y lo ayudó a desvestirse entre beso y beso. No quería tener que recordar a Kenny como el chico delgado y sin pelo que dormía en su cama. Se volvieron uno de nuevo, como antes de que Kenny comenzase a tratarse, y Craig estaba seguro de que la recordaría por siempre.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por hacerme sentir vivo otra vez.
Sigue esperando que unos ojos celestes aparezcan frente a él, bajo una cabellera rubia, y su voz le anuncie que por fin ha vuelto de entre los muertos.
-¿Está Kenny?-Preguntó Butters en su puerta, cuando Craig le abrió.
-Está durmiendo.
-¿Todavía?
-Cada vez tiene más sueño, y es muy difícil despertarlo. Ya no puede tragar pastillas, así que le dejo descansar para que se sienta mejor.-Se encogió de hombros.-Además, llevo unos días sin comer.
-Igualmente, acepta el pastel y cómetelo tú. Lo importante es que sepa que me acuerdo de él.
-Esta tarde viene Jimmy a contarle unos chistes, se ha empeñado. ¿Quieres pasarte?
-Claro que sí.
-Te espero entonces.-Cerró la puerta cuando el chico se retiró y volvió a su cuarto, subiendo los escalones de dos en dos, para sentarse junto a Kenny, que seguía durmiendo.
-Buenos días.-Dijo Kenny, al cabo de treinta minutos.
-Buenas tardes, querrás decir.- Corrigió el moreno, acercándose a él.
-¿Cuánto tiempo he dormido?
-Las mismas horas que ayer, anteayer y el día anterior.
-Mierda…-Se quejó.
-¿Tienes hambre?
-Cero.-Respondió, y a pesar de las horas de sueño se sentía cansado; muy cansado.
-Esta tarde vienen Jimmy y Butters a verte. Jimmy asegura que puede hacerte sentir mejor con unos chistes.
-Se lo agradezco, pero me duele hasta reír.-Comentó.- ¿Me ayudas a darme la vuelta?-Se atrevió a preguntar.
Aunque Craig no dijo nada y no dudó en echarle una mano, Kenny pudo ver el pánico en su mirada; por eso mismo no había querido pedirle ayuda para moverse, hasta que vio que no podía mover su propio peso. Craig salió del dormitorio sin decir nada y cerró la puerta, algo que no solía hacer por si Kenny tenía que llamarlo. El rubio, cuya peluca descansaba bien guardada en el armario, supo que Craig Tucker estaba en el pasillo llorando una vez más.
Cuando Craig regresó al interior del cuarto Kenny lo observaba, pero no decía nada. Se acercó a él y sus pupilas se habían dilatado. Fijó la vista en su pecho, pero no se movía, y entonces se atrevió a tomarle el pulso.
No lo encontró.
Sin previo aviso, una mano se abre paso entre la tierra y le devuelve el corte de manga.
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Volver de entre los muertos
RomanceUn chico camina solo por las frías calles. La capucha naranja cubre su cabeza para protegerlo del fuerte viento. Bajo el raído abrigo naranja que lleva cada día, luce el traje negro que una vez llevó. Fue una de las mejores noches de su vida. Llora...