.Capítulo 4

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Deslice el jersey por mi cabeza dejándolo caer sobre mis hombros.  Cogí las botas y me senté en mi cama.

-¿Estás lista? -La voz de Harry sonaba detrás de la puerta.

-Un momentito.

Metí los vaqueros por dentro de las botas, me levanté y abrí la puerta.

-Uh, espera. - Cogí la mochila y volví a la puerta.- Vamos.

-¿Como es que estás tan bien si lo pasas tan mal?- Dijo bajando las escaleras.

-Disimulo bien ¿eh?  -Bajé detrás de él.

-¿Estas disimulando?

-Si no hubiese disimulado todos estos años tu madre sabría lo que me pasa Harry.

-Vaya, eres lista. -Se dirigió a la cocina.

-Gracias, supongo.-dije susurrando, ya que no estaba ya tan cerca de mi como para escucharme.

Cogió una manzana y me la ofreció. Negué y cogí una botella de agua.

-¿Hace cuanto no comes? -Se apoyó en la encimera y mordió la manzana.

-Sí como. Pero no se...cosas ligeras. Pero últimamente solo agua.

-No es bueno.

-Lo sé, pero no puedo. Me sienta todo mal.

-A lo mejor te pasa algo...- me señaló con la manzana de arriba a abajo-... físicamente.

-No.

-No comentaré más porque no entiendo.

-Buena elección. - Guardé la botella de agua en la mochila y salí de casa.

Llegamos y Harry y yo bajamos del coche.

Todo el mundo se quedó mirándonos y yo miré a Harry.

-Ve dentro. Estaré vigilando.

-Claro...-me coloqué la mochila en un hombro.- Gracias guardaespaldas. -le guiñe un ojo.

Él sonrió y yo reí.

Mientras que caminaba entre la gente sentía miles de miradas encima y eso me incomodaba.

Me daban pequeños empujones e intentaban hacerme la zancadilla, cosa que les salió mal y no me caí. Esta vez.

Aquellas personas daban asco en todo los sentidos.

Había mucha chica de estas que si no enseñan carne mueren. De esas que si no follan se quedan secas. Esas que ves por la calle y te quedas mirándola por las pintas de guarra que lleva.

Luego están los chicos. Con los pantalones casi por las rodillas y los calzoncillos de hace meses. Los machotes que van contando y apostando sobre las chicas con las que se acuestan. Penoso.

Caminé a la entrada y nada mas entrar se empezó a acercar el mismo grupo de subnormales de siempre.

-Ya tenemos a la palurda aquí.

-Tus insultos cada vez me sorprenden más Shophie.

Me miró con los ojos abiertos y empezó a reírse. Su risa me daba arcadas, bueno, ella en sí.

-Has venido hoy subidita.

-Bueno, tú siempre lo estas.-Me encogí de hombros.

-¿Que comiste hoy? ¿Chistes? Porque estas muy graciosa. Ah, espera. Que tú no comes...-se acercó a mi y pasó un brazo por mis hombros. - Cuéntame, ¿por qué no comes? ¡Espera! -suspire- Estas tan tan tan taaaan triste de que tu novio no este aquí para defenderte que ni tienes ganas de comer, ups.

Last Day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora