El asesino de Caín

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El nombre de Donari Perkins pocos lo habían escuchado, para algunos solo era el nombre de el detective del caso Judith Bates.

Para otros era un hombre de familia cuyo trabajo era apresar a los asesinos de la última década.

Para Caín solo era un dolor de cabeza.

Donari tenía un excelente registro de casos, ninguno perdido, ninguno archivado, todos sus casos resueltos... excepto uno.

Los meses habían pasado y aunque el caso Bates se había cerrado como un accidente, Donari sabía que no.

Su principal sospechoso, un chico de ojos púrpuras.

Toda la investigación lo llevaba a Caín pero no había conseguido pruebas de que esté fuera el culpable.

El caso Bates había permanecido en curso pero con un destino incierto, había perdido la pista del chico hasta aquella noche.

El caso Bates había permanecido en curso pero con un destino incierto, había perdido la pista del chico hasta aquella noche

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Incrédulo Donari buscó la dirección, grata fue su sorpresa al enterarse que la casa estaba a nombre de Adán Stepler.

Donari ya no tenía poder sobre el caso pero al recibir una carta por la mañana vio la oportunidad.

Resolvería el caso Bates.

El fin de semana Caín se encontraba recostado en su cama, sobre el beso ya nadie hablaba aunque su padre había exigido una explicación la cual nunca había llegado.

—Caín ayúdame en la cocina por favor —pidió su padre.

—No —contestó sin mirarle, su mirada se concentraba en el techo.

—Entonces limpia tu habitación —ordenó abrumado.

—Está limpia —se defendió.

—Entonces has algo —exclamó cansado.

—Lo hago no me ves —contesto.

Su padre suspiró cansado y se acercó a él.

—Has algo útil —le gritó.

El chico se sentó de mala gana.

—Que lo haga Abel, total es mi esclavo —dijo serio.

—Cállate imbécil —gritó su gemelo desde la otra habitación.

Su padre sonrió y evitó reírse.

—Hagamos algo si sacas la basura y me ayudas con la comida dejaré que pases la tarde sin hacer nada —ofreció su padre.

—Mejor no hago nada en todo el día —dijo volviéndose acostar.

—Muy bien entonces me quedaré aquí contigo y hablaremos de la vida —advirtió su padre sentándose a su lado.

—Papá...

—La vida, la vida se remonta a...

Antes de que siguiera Caín bufo molesto, se levantó para hacer lo que su padre le había pedido.

Querido CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora