La despedida de Abel

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Las palabras de su tío lo sacaron de su trance.

—Todo bien —aseguró dudoso.

—¿Estás listo? —preguntó Deimon no tan seguro.

—Podrías darme un momento por favor —pidió.

Deimon asintió y salió de la puerta para dejarlo a solas.

Caín tomó su pluma para apuntar algo al reverso de la carta.

En este mundo solo había una persona que sabía la verdad, una persona presuntamente muerta pero bien sabía que los muertos podían volver

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En este mundo solo había una persona que sabía la verdad, una persona presuntamente muerta pero bien sabía que los muertos podían volver.

La única forma de comprobar que fuera verdad era que únicamente esa persona podría responder de la misma manera.

Caín dejó la carta en la ventana, el marco de la ventana la sostendría hasta que fuera recogida por J.

Caín bajo vestido de negro como había ordenado su padre para el funeral.

—La comida está servida, coman bien chicos estaremos un largo rato en la funeraria—explicó su padre.

Los chicos devoraron la comida preparada por su padre para posteriormente ir a la funeraria.

Serían los únicos que velarían el cuerpo de Eva Stepler, sin familia, sin amigos... había perdido todo.

El cuerpo solo estaría unas horas en la funeraria hasta que se incinerara.

Al llegar al lugar el ataúd ya estaba en la mitad de la sala.

Los gemelos se sentaron en un sofá mientras su padre se despedía de su amada.

Camino tembloroso hasta verla, se veía mejor que en la morgue, el maquillaje y el vestido rojo le recordaba la primera vez que había visto a su mujer.

—Aún te amo cariño —susurro a su ataúd— siempre te amaré.

Adán no pudo decir más, volvió con sus gemelos para tomar su papel de padre pues comprendía que tenía que ser el duro aquí.

—¿Quieren despedirse de ella? —preguntó su padre.

—No —contestó el mayor.

—Caín por favor —le pidió su hermano.

—Ve tu yo no tengo nada que decirle —se defendió el ojipurpura.

Su hermano le miró dolido y algo cansado.

—No iré sin ti —aclaró Abel— me harás no ver a nuestra madre.

—Ya eres bastante mayor para tomar tus decisiones sin llevarme en ellas —atacó su hermano.

Abel lo empujó y como claro no lo dejarían así Caín lo empujó de vuelta.

—Chicos tranquilos por favor —ordenó su padre— Abel me puedes dar un momento.

Querido CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora