Cartas para Caín

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—¡Caín! —exclamó el menor exigiendo una respuesta

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—¡Caín! —exclamó el menor exigiendo una respuesta.

El mayor se giró para darle la espalda.

—No, esta vez no lo harás —le gritó— no te encerrarás como haces siempre... mierda no te permitiré apartarme, no esta vez —estableció girando a su hermano para que lo viera.

Caín no supo que hacer más que abrazar a su hermano, una simple muestra de afecto para cerrarle la boca.

Abel correspondió al abrazo de su hermano para seguir con un beso en su frente.

—¿Ocurre algo? —preguntó su padre entrando preocupado.

—Solo le doy amor a mi hermano —sonrió Abel.

—Demasiado —gruñó empujándole— ¿Ya me puedo ir? —preguntó el ojipurpura.

—Si, ya te dieron el alta —anunció su padre.

Los Stepler dejaron el hospital, Adán sabía que ocurría algo con sus hijos pero no podía interponerse en cosas de gemelos.

Llevó a sus hijos a desayunar pues estaba cansado de pasar la noche en el hospital... y de que sus hijos se quejaran sobre su comida.

Después del desayuno volvieron a casa, a pesar de su intento de evadir a su hermano Abel no lo dejaría pasar tan fácil.

—Entonces...

—Déjame dormir —gruñó tirandose en su cama.

—Dormiste bien, sabes como lo sé porque tus ronquidos me despertaron —atacó.

—Entonces tu duerme —le miró— de cualquier forma déjame tranquilo.

—No —contestó sentándose frente a él— puedes empezar diciéndome que estás haciendo.

—En estos momentos evitando golpearte pero parase ser que tu lo pides.

—No me iré —aseguró Abel— hermano porque buscas información sobre June, ella murió.

—No digas... su nombre —gruñó cruzándose de brazos.

—Sé que no te gusta hablar de ella pero tienes que hacerlo —insistió— ese día pasó algo entre ustedes y...

Caín miró a su hermano con molestias.

—¿Qué insinúas Abel? —le miró— que fue mi culpa.

Abel le miró dolido.

—Yo no lo pienso, nunca lo hice, pero ¿Qué tal tú? —señaló.

—Mierda Abel...

—No, ¡Mierda tu Caín! —exclamó— basta de hacerte el duro, carajo ni siquiera lloraste la muerte de la única persona que amaste...

Querido CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora