Capítulo 24: "Transfondo"

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Hay que saber valorar el tiempo que se pasa con los amigos y con la pareja. Aunque a las dos partes se las quiera mucho, hay que saber gestionar el espacio y dedicación que se aporta a cada una de estas.

El tiempo que das a una persona o le dedicas, nunca volverá... Pero con suerte... aquella persona siempre te tendrá en cuenta.

*****
Habían pasado unos pocos días, ya era el fin de semana. Naomí estaba mejor al no tener la presencia de Sebastián cerca. Necesitaba hablar con Sonia urgentemente... Estaba muy mal. Pero Jorge la consoló todo este tiempo.

- Hoy quiero que sea el día en el que pongo cosas claras... La última vez que quedamos a solas nos fue bien. No tuvimos ningún percance y se solucionaron varias cosas... Pero no me agrada que no me dedique tanto tiempo como antes. Me hace sentir sola... - pensaba Naomí

El día estaba soleado y despejado, excepto por unas pocas nubes a un lado del cielo. Habían quedado en un pequeño parque. Ya solo faltaba esperar a Sonia.

- No sé si tendré la fuerza para hablar de algo. Esta situación se está repitiendo mucho últimamente. Pero por otra parte, es el momento de cementar las bases de nuestra "resurgida amistad" ¡Ah, es un lío! - mientras se frotaba de manera muy alterada la cabeza

Acto seguido, se presentó Sonia

- Hola, perdona si te hice esperar - a la vez que se acercaba sonriénte

- No, no te preocupes - mientras se fijaba en ella, no podía parar de apreciar su pelo. Estaba suelto. Eso la hacía muy linda - hoy te ves genial

- Gracias Naomí, tú también - sonriendo - Por cierto, ¿te apetece que nos sentemos en algún lado?

- Claro, sin problema.

Se sentaron en un banco de ese mismo parque que daba a la sombra. Naomí se sentó a la derecha y Sonia a su izquierda. Pero acto seguido, Sonia sacó su móvil, lo sostenía con la mano derecha. Naomí lo obvio.

- Será para cuando la llame su madre - se decía internamente

- Oye, perdona que no te haya avisado antes, pero Sebastián va a venir al final. Por eso tengo el móvil, para decirle donde estamos por si nos movemos.

A Naomí se le clavaron esas palabras. Se puso muy nerviosa.

- ¿No íbamos a hablar de nuestras cosas...? - es lo primero que se le ocurrió decir

- Claro, en el tiempo de que venga, no te preocupes - sonreía sin apreciar el verdadero transfondo de esa pregunta de Naomí

- Pero yo necesitaba hablar contigo...

- Claro, eso te estoy diciendo nos va dar tiempo para hablar de sob- - como tirada al azar de la Diosa del infortunio, el móvil de Sonia sonó - un momento.

Era un mensaje de Sebastián.

- Naomí, ahora vengo - Sonia acto seguido se levantó y marcho a la entrada del parque sin dejarle decir nada más a Naomí

- Pero Sonia... - Naomí estaba algo desesperada. Se quedó sentada en el banco donde Sonia la dejó

Al rato volvió de la mano con Sebastián.

- Naomí, perdona. Acababa de llegar y no quería dejarlo esperando - le dijo Sonia a modo de excusa

- Hola, ¿Qué tal? - le dijo Sebastián intentando causar buena impresión

- H-hola, estoy bien - Naomí no se molestó en levantarse para saludarlo, lo obvio. Estaba molesta con la situación. Con esta especie de encerrona

- Bueno, ¿qué os apetece hacer? - preguntó Sonia

(...)

- ¿Tomar un helado? - preguntó Sebastián

- ¡Sí, me apetece mucho! - respondió Sonia

Naomí no dijo nada, pero les siguió. Ellos pensaba que si no decía nada, es porque también estaba deacuerdo. Pero nadie observaba su transfondo. Al rato llegaron a una heladería cercana.

- Cuantos sabores... - decía Sonia. Parecía una niña pequeña

- ¿Qué van a querer? - les preguntó el dependiente

- Yo voy a querer un helado de frutos del bosque - dijo Sebastián decidido - me encanta este sabor

- Yo voy a querer un helado de piña - dijo Naomí

Solo le faltaba a Sonia por elegir. Para ella, la piña era un sabor explosivo y dulce que conoce desde pequeña. Pero los frutos del bosque, en cambio, es una mezcla suave y tierna.

- Yo voy a querer tomar... Mmm... Frutos del bosque también, me hace ilusión probarlo ahora - dijo Sonia convencida

- Te va a encantar, te lo aseguro - dijo Sebastián

Naomí se sintió desplazada. Para ella era algo simbólico.

Pagaron los helados y se sentaron en el banco del parque de nuevo.

- Naomí, supongo que ya te habrás dado cuenta, pero nosotros... Hemos empezado a salir, estoy muy feliz. Quería que tú lo supieses

Naomí la miró detenidamente con cara de preocupación - Sonia, me alegro mucho por ti, bueno, me alegro mucho de los dos. Felicidades.

- Gracias Naomí - le dijo Sebastián

- Era algo especial que necesitaba contarte. Gracias por aceptarlo.

Sonia no notaba la cara de su amiga. Parecía que había una barrera que distorsionaba la realidad. El resto de la tarde, estuvieron hablando principalmente Sonia y Sebastián y recordando momentos de poco de comenzar. Naomí se sentía muy aislada. Estaba siendo tarde, pero no lo suficiente como para que la calor del verano fuese disipado por el refugio de las sombras. O a lo mejor... Ese calor no procedía del verano...

- Naomí, quiero decirte algo a solas. Perdónanos Sebastián - cogió la mano de Naomí y se la llevó a un lugar algo alejado. Naomí por fin se sintió algo valorada

- ¿Será que en verdad todo esto eran impresiones mías? - pensaba ilusionada

- Mira Naomí, como sabrás se está haciendo tarde y me ha encantado pasar la tarde contigo y Sebastián, pero me preguntaba si te importaría que estuviese un rato con él a solas. ¿Te importa?

A Naomí se le cayeron las esperanzas por los suelos. Estaba rota y preocupada.

- N-no, claro que no me importa. Disfrúta la tarde con tu novio - disgustada

- Me lo he pasado muy bien. Te llamaré pronto y quedaremos de nuevo. ¿vale?

- C-claro

Sonia la abrazó con fuerzas, pero en cambio Naomí estaba desganada, y solo la rodeó con sus brazos.

- Hasta otro día - se despedía Sonia

- Hasta otra ocasión...

*****

Pero ese día, no fue pronto...

*****

Fin del capítulo

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