Capítulo 4: "Molestia"

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Hay ocasiones en las que con solo unos pequeños detalles llegas a sonreír, llorar, enfadarte, sofocarte... especialmente cuando una persona se vuelve especial en tu vida... sabes que esa persona es verdaderamente especial cuando es la última persona en la que piensas al acabar el día... y la primera persona en la que pensaste al empezarlo...

A mí, personalmente cuando me sonaba el móvil solo deseaba que fuera esa persona pero al desbloquearlo y ver que no era ella te deprimes o simplemente te decepcionas... estar enamorado en una especie de enfermedad mental e incluso hipnótica. Llegar a hacer cualquier cosa por aquella persona que te gusta y luego ver que ese amor no es correspondido hace que mi corazón se desgarre.

Desde lo sucedido con Sonia no paro de pensar en ella. ¿Me hablará? Siento que estoy al borde del abismo.

Últimamente no paro de soñar con ella... es como magia...

El despertador sonó

-Sebastián, vamos. - le dijo su madre

-Vaya, he vuelto a tener ese sueño. Desde lo que pasó en casa de Sonia no paro de pensar en ella... no se si le gusto o tal vez me dio ese beso en la mejilla por compromiso... lo que si dudo es de lo que mi corazón siente por ella... no se si estoy preparado para aguantar una emoción así. Es desagradable pensar así todo el día a todas horas... ¿Esto es estar enamorado...? Que asco - pensaba él tumbado en la cama

-¡Sebastián, el instituto va a empezar pronto!

-Mama, ¿Qué hora es?

-Las ocho menos diez

-Mierda, no me da tiempo a desayunar. Mama, salgo  ya mismo que si no llego tarde.

-Si es que quedarte hasta tan tarde con el móvil...

-¡No estaba con el móvil! Solo que llevo un par de días malos. Bueno, salgo ya.

-Llévate un zumo como desayuno al menos.

-¡Si!

Sebastián salió corriendo hacía el instituto. Justo dio la vuelta de la esquina del cruce donde conoció a Sonia por primera vez cuando...

-¡Tengo prisa...! Va a cerrar...

-¡Oye!

Sebastián frenó en seco y giró la cabeza.

-¡O-oye! ¿Me esperas u-un poco...?

-Sonia... ¿Qué haces aquí?

-Pensé que igual hoy podríamos ir juntos a la escuela...

-Pensé que con lo tarde que es ya no habría nadie por el camino.

-Si no quieres no pasa nada... - Sonia se dirigió con un ritmo de caminata ligera hacía la escuela.

Sebastián le cogió la mano

-Oye, no saques suposiciones de donde no las haya.

-S-Sebatián... - dijo ella sonrojada 

-Perdona, no quería ser brusco.

-No, está bien. Vamos.

Sebastián y Sonia fueron a la escuela pero con un pequeño detalle...

-O-oye... Sonia... ¿Cuándo me soltarás la mano? - dijo él sonrojado

-¿Eeeh? ¡Perdón! Estaba tan absorta con el poco tiempo que nos queda para que cierre la escuela que no lo noté...

-No te preocupes.

-Pero hace mucho frío en la calle en invierno y las manos de los chicos siempre están calientes... ¿Te importaría que te siguiera dando la mano?

-¿Eeh? Esto... no. Supongo que no - dijo el aún más avergonzado.

Desde ese momento no volvieron a hablar más durante el camino. Cuando llegaron a la escuela aún estaban a tiempo de entrar y como van a entradas diferentes se separaron.

-Esto que me acaba de pasar... ¿Ha sido lo que pienso que ha sido? Me sigue molestando en el corazón... que desagradable sensación... pero creo que es adictiva.

*****

Fin capítulo 4

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