Capitulo 2

536 39 2
                                    


Los suaves rayos del sol comenzaron a colarse por la ventana. Apretó sus parpados ante la molestia que le producían, inhalo profundamente y de un salto abandono la cama. Comenzó a hacer diferentes estiramientos, sus músculos respondían de manera correcta, aun sentía una pequeña molestia, pero al menos no dolían como el día anterior.

Tomo sus ropas y se adentró en el baño. No tardó demasiado pues luego de estar cuatro meses sin sudar no necesitaría baños de una hora en mucho tiempo. Se vistió con la ropa que tanto le definía, pero la chaqueta en esa ocasión era igual que la que uso en los juegos mágicos, con solo una manga y cubriendo su pecho. Se colocó su bufanda al cuello y salió de la casa. En dirección a Fairy Hills.

Tardo solo quince minutos en llegar a la residencia. Los hombres tenían la entrada prohibida allí, pero a él eso poco le importaba. No le tomo ningún trabajo evadir a la casera sin ser visto. Luego de un par de minutos había encontrado la habitación que buscaba, olía como ella. Como siempre solía hacerlo, tomo la perilla dispuesto a invadir el espacio personal de los demás. Pero el recuerdo de Titania envuelta en una armadura negra le invadió. La última vez que había estado en esos dormitorios, y entrado en una de esas habitaciones sin permiso. Termino en una de sus tantas estancias en la enfermería, cortesía de Erza.

Golpeo la puerta un par de veces, agudizo el oído para escuchar dentro de la habitación. Pero no oía nada, espero unos segundos. Pero nadie respondía al llamado, comenzó a preguntarse si era buena idea entrar. Tal vez ni siquiera estaba allí o era demasiado temprano.

- ¿Natsu-san? – aquella voz le devolvió de vuelta a la realidad, se había perdido en sus pensamientos. Esta vez podía observarla con detalle, había dejado crecer su cabello el cual seguía siendo ondulado pero le llegaba a media espalda, tan brillante como siempre. Llevaba una toalla en sus manos y por las gotas que caían de sus azulados cabellos intuía que terminaba de ducharse. Además vestía un pantalón corto de color blanco y una blusa rosa. Definitivamente fue buena idea llamar a la puerta - ¿Desea algo? – tal como él había pensado el día de ayer, ese mismo tono apagado de voz. Algo tenía que haber ocurrido pero indagaría sobre ello más tarde.

- Hola – levanto la mano en señal de saludo. Ella le devolvió una pequeña sonrisa. Ahí estaba de nuevo, esa sonrisa forzada. Apretó el puño con frustración - ¿Podemos hablar? – era una pregunta tonta pues ya lo estaban haciendo, pero necesitaba hacerla. De hecho estaba algo nervioso, nunca había interactuado a solas con ella y en esa situación, era delicado.

- Claro adelante Natsu-san. Toma asiento – ella se hiso a un lado permitiéndole el paso a su habitación, la recorrió con la mirada. Habría esperado fotos y muñecos de Gray, pero allí solo veía una habitación normal – ¿Ha desayunado Natsu-san? – el negó con la cabeza y ella sonrió – Espérame unos minutos, Juvia preparara el desayuno –

- Gracias, la verdad que con las prisas lo olvide – le sonrió agradecido observando como ella se dirigía hacia la cocina. La sala no era muy grande, la mesa central solo tenía un par de sillas, se preguntó cuál usaba ella diariamente, pero restándole importancia decidió que cualquiera estaba bien. Al cabo de unos minutos, que para Natsu parecían horas la chica regreso con dos tazas de café, una jarra de jugo de naranja, galletas, una bandeja con fruta y un par de rebanadas de pastel. Sonrió, Erza saltaría de felicidad – Todo luce muy delicioso –

- Gracias, Juvia lo preparo ella misma – el chico pudo notar un leve toque de vergüenza en sus palabras, ahora que lo recordaba ella solía ser bastante tímida sin Gray cerca – Entonces Natsu-san ¿Qué puede hacer Juvia por usted? –

Natsu llevo una mano a su mentón, gesto que causo una suave risa en ella. Se mantuvo un par de minutos en silencio, había algo que quería preguntarle. Pero no encontraba las palabras correctas, finalmente decidió dejar ese tema para después.

Nuestro Cielo AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora