-¿Quien eres?Le costó unos segundos asimilar si se dirigía a ella, aún aturdida por el sueño y con la respiración acelerada se incorporó del suelo y se puso de pie de un salto.
-Nadie- respondió con el rostro más sereno que pudo, tratando de apartar la infinidad de preguntas que le rondaban la cabeza.
-Mientes...- la abofeteó dos veces una en cada mejilla, ella no se inmutó, aunque sentía las mejillas calientes por el golpe- Si fueras nadie no tendrías esa clase de sueños.
-Soy nadie- protestó testaruda, algo típico en ella- Yo no pido los sueños, ellos vienen a mi sin invitación.
El hombre bondadoso fijo sus falsos ojos amables en ella, se había acostumbrado en el transcurso de todos esos años a verlo como en realidad era, y no como lo que aparentaba.
-Pero aún así no les niegas la invitación, los recibes cada noche y dejas que embarguen tu cabeza con cosas que no pertenecen a nadie
Contuvo las ganas de morderse el labio inferior, luego de los sueños le costaba un poco regresar a sus mentiras.
-No siempre los dejó entrar
La volvió a abofetear, esta vez con más fuerza, ella no mostró dolor alguno.
-Vuelves a mentir, ayer aullabas como lobo y te agitabas como si corrieras con una manada, y la noche anterior a esa no dejabas de susurrar el nombre de un muchacho, y la anterior a esa llorabas la pérdida de alguien. Si en verdad intentaras no dejar entrar los sueños serias nadie desde hace mucho.
Le mantuvo la mirada desafiante, aunque sabía que al fin y al acabo tenía razón. Hace unos años atrás, cuando tenía poco en la casa de blanco y negro los sueños la invadían cada noche, los mantuvo un tiempo, pero luego empezaron a intensificarse y aprendió a apartarlos fácilmente, no se había preocupado por ellos en mucho tiempo, hasta que empezaron a aparecer de nuevo y no los quiso alejar.
-Te gusta saber que es lo que dejaste atrás, por eso sigues dejando a los sueños adueñarse de tus noches.
No contestó, sabía que no llegarían a ninguna parte en esa conversación, así que se dio la vuelta y se metió en la túnica blanca y negra que utilizaba para servir.
-Hoy no- la detuvo cuando estaba apunto de salir de la celda para iniciar un nuevo día- regresa con Bronco, ve y se Gata, cuando regreses en la noche tendré algo para ti.
Cuando salió del templo el sol apenas empezaba a pintar el cielo y las calles estaban casi desiertas, se cubrió con la capucha de la delgada capa que llevaba para protegerse del sereno mañanero, y ágil como serpiente se adentró entre los callejones de Braavos.
No le tomó más de diez minutos llegar frente al barco de Bronco, el y sus hijos se encontraban descargándolo y llenando carretas con almejas.
Los muchachos la vieron acercarse y le sonrieron.
-Buenos días- saludó en perfecto braavosi, ignorando a los muchachos y dirigiéndose a Bronco- he pensado que tal vez haría falta hoy.
-Se supone que vendrías hasta mañana- ella se encogió de hombros, y se subió al barco esquivando las cajas y carretas de almejas.
-Pero aquí estoy, así que denme una carreta, se está haciendo tarde-
Termino de vender todas las almejas antes de medio día, y ni siquiera había recorrido la mitad de su territorio. Le era fácil vender, a las personas les agradaba Gata, y tenía amigos por todos lados.
Compro pan y se sentó en el muelle a comerlo, con dos gatos a cada lado de ella, a uno de ellos ya lo conocía, era viejo; de color negro y ojos verdes. La había ayudado cuando hacía tiempo atrás se había quedado ciega. El otro era nuevo, trigeado y de ojos negros como la noche. No habían dejado de seguirla en todo el día, el viejo porque se había encariñado de ella, y el nuevo por el olor a almejas.
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Sin Nombre [Arya Stark]
Fanfiction"Le he echo frente al dios de la muerte en muchas ocasiones, esta no será la excepción" Sin lugar a donde ir, Arya Stark emprende su camino de regreso a lo que ella una vez llamó hogar, pero el trayecto no le será tan sencillo como esperaba. Con l...