Dieciocho.

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Victoria

Me desperté con un beso de Mateo y le di un golpe con la almohada, metiéndome bajo las sábanas.

- ¿Qué haces?- Exclamé, molesta porque me hubiera despertado.

- Ahora somos novios, ¿no?- Rió y me dieron ganas de golpearlo.

- Eso no te da derecho a despertarme.- Me quejé saliendo de la cama y mirando en el espejo mis trenzas medio deshechas.

- Lo que vos digas, pero vamos a llegar tarde a la escuela.- Informó saliendo por la puerta y resoplé antes de vestirme y peinarme para bajar a desayunar.

Tres cuartos de hora después estábamos sentados con Mauro y Daniel en la clase de biología, escuchando el mismo rollo de todos los días sobre que debíamos cuidarnos al tener relaciones.

- Pero profe.- Llamó Mauro al profesor, y ya me temía lo peor. Cuando le dio la palabra, el chico sonrió.- Es que Ecko dice que a ella le gusta acapella, no usa Durex.

Todos soltaron una carcajada, incluida yo, y el profesor apretó los dientes y los puños.

- Estoy harto de sus tonterías, Monzón, si quiere ser padre a su edad yo no se lo impido, pero luego hágase cargo.

- Pero es que usted dijo que hay que tomar en cuenta las preferencias de la otra persona, así que si a ella le gusta acapella, como bien dice mi buen amigo Mauro, se contradice.- Intervino Mateo, siguiéndole el juego a Lit, y le pisé el pie por debajo del pupitre.

- ¿A Alejandra le gusta acapella?- Preguntó divertida una chica y todos reímos ante la atónita mirada del hombre. Miré un momento a mis ex amigas, que eran las únicas que en vez de reír, nos miraban con reprobación.

- A Alejandra no sé, pero seguro que a Victoria si, ¿no, Trueno?- Dijo esta vez un chico con el que nunca había hablado, y me puse colorada, hundiéndome en la silla. No me gustaba lo que había dicho.

- Vete a la mierda.- Le espetó Mateo sin si quiera mirarle.

- ¡Eso es un sí!- Exclamó el mismo chico, buscando que todos rieran, pero nadie lo hizo.

- ¡Que te vayas a la mierda!- Gritó Mauro, mientras Mateo se ponía en pie. Le agarré del brazo para que se sentara, pero no fui capaz de hacerle caer de nuevo sobre la silla.

- ¿No es verdad? Que decepción, Victoria, esperaba más de ti.- Siguió, y miré temerosa a Mateo, evitando mantener contacto visual con el chico.

- ¡Como vuelvas a hablar de ella te llevás la piña de tu vida, así que callate, hijo de puta!- Exclamó y miré al suelo cuando el chico se acercó a nosotros, encarándose con Mateo.

Le dio un empujón al llegar a nuestro lado y en seguida Mauro se puse de pie para evitar que Mateo le devolviese el golpe.

- ¡Bueno, basta, los dos a dirección, ya!- Exclamó el profesor cuando mi novio se echó sobre el chico que, si mal no recordaba, se llamaba Luciano.

Crucé una mirada de culpabilidad con Mateo cuando salían del aula, pero me sonrió para tratar de calmarme, recibiendo un golpe en el hombro de Luciano al pasar por su lado.

Pasamos los diez minutos restantes de clase intercambiando miradas de preocupación con Mau y Dan, y, cuando finalizó la hora, el profesor me pidió que me quedase con él.

- Lo siento muchísimo por lo que ha pasado, en serio, intenté que Mateo se volviera a sentar, pero...- Me disculpé cuando se marcharon todos.

- No pasa nada, no fue tu culpa.- Me cortó.- No se de vuestras cosas personales, aunque supongo que estará usted en una relación con Palacios.- Dedujo y asentí con la cabeza mirando el suelo, sonrojada hasta las orejas.- Bueno, no es asunto mío, solo le quería preguntar por el trabajo en parejas.

Con todo lo de mis padres, no habíamos tenido ni tiempo ni ganas de acabarlo y, a pesar de que todos lo habían entregado el miércoles pasado, nosotros le dijimos al profesor que por problemas familiares hasta la semana siguiente no podríamos entregarlo.

- Si, bueno, aún no está solucionado, pero trataremos de tenerlo acabado para el miércoles.- Expliqué.- Aún estamos a lunes, así que si no es mucha molestia, dos días más nos vendrían bien. Aún así solo queda retocar algunas cosas ya estaría listo.- Expliqué.

- Está bien.- Sonrió y puso una mano en mi hombro cuando me di la vuelta para salir fuera del aula. Me giré y le miré.- Si necesitas hablar o cualquier cosa... No sé qué clase de problema familiar tendrás, pero hablar con la orientadora del centro te vendría bien en cualquier situación.

- Lo tendré en cuenta.- Le agradecí con una media sonrisa y salí del aula.












necesitaba esto, yo lo siento.

Barrio; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora