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Norte de Busán. Verano de 1921

Jungkook arrastraba los pies sobre la acera. Le habían despedido de Fiat Motors y se veía obligado a vivir con los veinte wons semanales del subsidio de desempleo.

-Los han despedido a todos -le explicó a Seokjin-. Está pasando en todas partes. Papá dice que hay tres millones de parados y que esto sólo es el principio.

Seokjin tenía que andar con rapidez para mantener el paso de sus largas zancadas.

-¿Qué piensas hacer?

-No lo sé.

-Ya encontrarás algo, cielito. No puedes vivir del subsidio para siempre.

Lo que Seokjin quería decir era que si no encontraba pronto otro empleo, pasaría mucho tiempo antes de que pudieran casarse. Pero como de costumbre, Jungkook eludió la cuestión.

-Nos engañaron -se lamentó-. A los chicos que servimos en la guerra nos aseguraron que el país "recibiría a sus héroes con los brazos abiertos". ¿Te acuerdas? Nos prometieron trabajo y dinero...-le asestó un golpe a un arbusto- y ahora no nos dan una mierda.

Seokjin dejó pasar el taco. No era el momento para regañarle por su lenguaje soez. Le habría gustado decirle que estaba más disgustado que él: las cosas no habían ido viento en popa mientras él ganaba dinero. Tanto que sus insinuaciones sobre matrimonio habían llevado a los labios de Jungkook una sonrisa. Pero desde que se había quedado sin empleo, todo era distinto.

Cualquier plan de boda quedaba fuera de lugar mientras estuviera en paro. Los matrimonios y los hijos costaban dinero. No debía hacer promesas que no podría cumplir. El matrimonio implicaba algo más que besos. Las penalidades y la pobreza desembocaban en ira y odio.

No eran mensajes que Seokjin quería oír. Su vena romántica le decía que el amor superaba todos los problemas. ¿Qué importaba que fueran pobres si se tenían el uno al otro? Él sabía que sus sentimientos hacia Jungkook eran más fuerte que los de Jungkook hacia él. Le llamaba "amorcito", "cielito" "tesoro", pero él sólo utilizaba "Jin" o "Jinnie".

Le cogió del brazo y compuso su sonrisa más radiante.

-Siempre me has dicho que las aves dan mucho dinero. ¿Por qué no montas una granja?

-¿Dónde? -Parecía molesto, como si la idea le pareciera una estupidez, pero no se zafó de su abrazo.

-No en Busán, en algún lugar de las afueras. El terreno es más barato conforme te alejas de la ciudad.

Jungkook se detuvo.

-¿Y cómo voy a pagarla?

-Podrías pedirle un préstamo a tu padre. Dijiste que había ahorrado mucho durante estos años. Podrías tener el dinero sin tener que esperar a su muerte. Al fin y al cabo, tampoco tiene a nadie más a quién dejárselo.

-¿Tú crees?

-No veo por qué no. Mejor criar pollos que vivir del subsidio.

Fue asombroso lo rápido que Jungkook se animó.

-Tal vez tengas razón, Jin. Siempre ha dicho que me echaría una mano si la necesitaba.

-Pues ahí lo tienes.

Jungkook dio un ligero apretón a sus dedos.

-No nos veríamos mucho. El terreno estaría a un buen trecho de Busán.

-Ya nos las arreglaremos -dijo Seokjin-. Nos escribiremos todos los días. Eso reforzará nuestro amor.






Jungkook se quedó asombrado por la rapidez con que su padre le entregó los novecientos mil wons que necesitaba para el proyecto. Aunque Seokjin afirmó que era porque tenía fe en su hijo, Jungkook creía que debía agradecer tanta generosidad a sus deseos de separarlo de su novio. El señor Jeon se mostraba muy ansioso, quizá demasiado, por verlo partir a las afueras de Busán.  Tal vez esperaba que la distancia comportara el olvido.

INNOCENT [kookjin/kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora