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Ranma ½ no me pertenece.

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d R A m A t i C

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(4)

Si a Kasumi le pareció extraño que Nabiki la condujera justo ante la puerta del Neko-hanten, con la cabeza cercenada de su hermana menor en una caja, no lo dijo. Quizá en ese momento cualquier cosa le parecía normal después de lo que habían sufrido. Y si allí estaba el culpable (¿o la culpable?) de aquella atrocidad era mejor ocuparse del asunto cuanto antes.

Los pensamientos de Kasumi se congelaron justo ahí. ¿Ocuparse? ¿De qué manera? ¿Qué significaba eso? ¿Qué significado le daba ella? Sacudió la cabeza y siguió a Nabiki, que se internaba en el restaurante. Contrastando con la claridad de la mañana, el interior del Neko-hanten parecía una gran boca negra y abierta que se tragaba a su hermana hacia las sombras.

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De rodillas sobre el tatami de su habitación, Ranma había visto al sol levantarse cada vez más en el cielo, pero él sentía que el tiempo no pasaba, o tal vez era que no pasaba sobre él. Todo le parecía el mismo horrible minuto en que había visto a Akane sin vida.

Sus ojos.

Ranma estaba solo en la habitación. Creía que su padre había dormido con el señor Soun, y su madre se había levantado muy temprano, tratando de no hacer ruido, y había ido a la planta baja. No era necesario, Ranma no dormía de todas formas. Durante la noche había tenido breves momentos de sueño que se enlazaban con pesadillas horrendas donde Akane moría siempre en sus brazos, desmembrada, con el vientre abierto mostrando sus interiores. Usaba su camisa china, que iba absorbiendo en su color rojo el rojo de la sangre de ella. Su rostro sin vida lo observaba acusador.

Sus ojos mirándolo, pero sin verlo en realidad.

Todo era su culpa y lo sabía. ¿Cómo haría para continuar viviendo en este mundo sin Akane y sabiendo que por su culpa alguien le había arrebatado la vida?

De vez en cuando escuchaba gritos de dolor que venían del cuarto de Soun Tendo y Ranma pensaba qué podría estar pensando el señor Tendo en ese momento, quizá se preguntaba también cómo podría seguir adelante después de lo que había ocurrido. ¿Cómo había sobrevivido a perder a su esposa?

Una vez Akane le había contado cómo su padre había caído en una gran depresión cuando murió su madre, ella no recordaba todos los detalles, pero había sido el doctor Tofú el que había sido un gran apoyo para la familia en aquel momento, y él y Kasumi habían logrado traer de vuelta al señor Tendo a un mundo de vida. No estaba curado del todo, decía Akane, a veces volvía a recaer y ser presa del dolor, sobre todo cuando se acercaba el aniversario del fallecimiento de la señora Tendo. Nunca se repondría por completo, ese vacío siempre estaría dentro de él.

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