Capitulo 08

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Abrí los ojos de golpe mientras que mi nariz parecía arder, la toque levemente, no me dolió al tacto. Estornude fuerte y alejo el brazo que me agarro el hombro. Parpadeo varias veces mientras pequeñas lagrimas salían de mis ojos, la luz me molestaba a tal punto que sentía la tentación de arrancarme los ojos.

—¿Estas bien? —La voz aguda de Orochimaru se escucho susurrante en mi oído.

Mi cabeza daba vueltas, sabia lo que me estaba preguntando pero no parecía entenderlo. Estoy desorientada y mi boca estaba seca. Volteo a todas partes y un dolor en el pecho hace que me quejara.

—No estoy bien...

Lagrimas de impotencia bajaban por mis mejillas, no puede ser posible, me niego. Con fuerza estrujo el brazo izquierdo de Orochimaru.

—Tráeme el espejo. —Ordeno.

De su bata de laboratorio saco uno pequeño para después ofrecérmelo. Se lo arrebato de sus manos para suspirar tratando de ganar valor.

—Por favor...  —suplico y un escalofrío me recorre en cuanto el frío metal estuvo entre mis dedos.

Alzo el pequeño espejo y mis ojos... no. Suelto un jadeo de miedo. Con mi dedo indice toco los anteojos rojos que enmarcaban mis ojos ¡Soy una maldita Sarada!

—Explícame esto, lombriz de coladera. —Volteo a ver a esos ojos ambar con furia.

Orochimaru solo dio unos pasos para atrás tomando una distancia de mi persona.

—La verdad es más una hipótesis, no estoy completamente seguro pero creo que estuviste en un genjutsu. Uno bastante poderoso que fue puesto cuando estuviste indefensa, cuando eras una solo niña pequeña. ¿Sabes de que hablo?

Sudor frió bajo por mi espalda, creo que si.

Lo recuerdo.

—¿Me voy a quedar así? —Me miro en el espejo tratando de encontrar algo bonito en mi cara, mi autoestima quedo por los suelos.

—Lamentablemente si, pero ahora trata de activar tu sharingan.

Me miro directamente en el reflejo y lo intento, lo logre pero fueron unos milisegundos para que mis ojos me dolieran tanto que solté el espejo que se rompió en pequeños pedazos al estrellarse con el suelo.

—Esta bien, trata de nuevo pero quítate los anteojos. —Dijo sin mirarme mientras escribía algo en su libreta.

Lo hice de nuevo justo como me lo pidió y no sentí ningún dolor. Al desactivarlo mi vista se volvió borroso, ¿así mira Sarada? Me volví a poner los lentes y suelto pequeños mechones de cabello para tratar de arreglar ese cambio que no me favorecía.

—Creo que estas lista para volver a la aldea...

—¿Ya? ¿Así de fácil?

—Si. —respondió para irse sin decirme nada más.

Me restregó los ojos pero no sin antes golpearme con mis nuevos anteojos. Estúpidas cosas.

-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando entre al edificio del hokage me di cuenta que mi parecido a Sarada era enorme. Las personas me confundían, me decían cosas como "Buenos días, Sarada-Chan" y yo amablemente les decía "Usted qué, señora" en ese momento era cuando se daban cuenta con cual gemela se estaban dirigiendo. Sentí algo diferente cuando lo dije, era como si estuviera enojada pero de distinta forma, lo sé, soy rara.

Aunque agradecía que Orochimaru hubiera hecho unos lentes con vidrios oscuros y más bonitos que los viejos de Sarada. Ahora tengo miopía pero con estilo. Ya al frente de la puerta para el despacho de Naruto pude identificar el olor de Sakura adentró. Maldicion. No quería verla.

Uchiha: Hate and love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora