SETH

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Me detengo a mitad del pasillo sin ganas de correr más. La he perdido, es un hecho, pero no por mucho. Me vuelvo hacia la bodega, donde Chris está paseándose de un lado a otro mientras se arregla la ropa. Yo hago lo mismo antes de que algún otro idiota me vea el culo.

—Mierda, mierda, ¡mierda! Te dije que no sería una buena idea. ¡Lo sabía! Pero no quisiste escucharme.

Está fuera de sus cabales, más asustada que la primera vez que nos besamos. Ocurrió en esta misma bodega, solo que para aquel entonces no tenía tantas basuras.

Suspiro y me acerco.

—Tranquila, me encargaré de ella. —Chris rechaza mi consuelo huyendo de mis brazos.

—¿Cómo? —inquiere, retrocediendo—. Te vio, tiene todas las de ganar, Seth. ¿Y si ella logró a verme? Si sabe quién soy y se lo dice a alguien estaré acabada. —Vuelve a pasearse. Se cruza de brazos. Mira el suelo. Niega con la cabeza. Quiero tomarla de los brazos, abrazarla, pero ella no quiere eso—. Quizás ahora se lo está contando a algún supervisor y...

—No pudo, yo tenía mi otra cara mirando la puerta —señalo mi trasero.

Mi chiste no le causa ninguna gracia.

—¿Puedes ponerte serio por un segundo?

—Chris, mírame. —Se detiene frente a mí. La tomo por los hombros, deslizo mis manos a su rostro y levanto su cabeza para que sus particulares ojos verdes me miren—. Te prometo que esa chica no hablará. Confía en mí, me las arreglaré para que no lo haga. Y si lo hace será su palabra contra la mía: diré que intentó ligar conmigo y como le dije que no quiere vengarse. Es fácil, es razonable. Ya lo han intentado, ¿verdad?

Suspira.

—Han intentado involucrarte en cosas peores —murmura.

—Exacto.

—Pero jamás con una profesora.

Vuelve a apartarse. Comprueba que su ropa esté en orden y sale de la bodega. Yo le sigo detrás, como el tonto enamorado que soy.

—¿Crees que no lo dudarán? Puede que no seas tú a quien miren con mala cara. Eres un chico prodigio, tienes el dinero. Yo no, dependo del trabajo. Una mancha en mi expediente y se acabó. Lo sabes, ¿verdad?

Asiento de mala gana, pero ella no queda conforme con ello. Me toma del brazo para detenerme. La diferencia de edad se hace visible cuando la luz del exterior resalta los sombreados de sus líneas de expresión. Sus mejillas aún están rojas, no lo había notado. Y tiene un mecho corto de cabello pegado a su frente.

—¿Lo sabes? —insiste.

—Nadie va a despedirte —respondo con obviedad, reacio a que algo tan absurdo ocurra. Estoy confiado.

—No me refiero a mi trabajo, me refiero a nuestra relación. —Ahora soy yo quien se aleja. Aquella advertencia no me ha gustado nada—. Seth, si alguien llega a hacerme alguna insinuación sobre nosotros o dice algo que me haga sospechar, por muy estúpido que sea, te prometo que esto se acabó.

Niego con la cabeza.

—Vas a matarme...

—Entonces ve y haz que esa chica no diga ni una palabra —ordena señalando el suelo. Allí, sobre las baldosas blancas, un collar de oro con el dije destella contra la luz del pasillo.


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Para pasar el mal rato con el final de Juego de tronos le traigo un cortito narrado desde la perspectiva de Seth. Iba a dejarlo en el segundo capítulo, pero no me gusta cuando un capítulo está narrado por dos personajes, así que preferí dejar estos cortos narrados por los muchachines aparte. 

No se acostumbren, los puntos de vista narrados por los protagonistas no siempre vendrán después de cada capítulo. Estarán ahí cuando tengan algo que aportar.

El segundo capítulo se publicará el miércoles, junto con las actualizaciones de Felix y Búscame. 

Disfrútenlo mucho y tengan un superhipermegaduperfantástica semana


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