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#MiércolesDeLOC :D

Chicos, por fis, compartan donde puedan porque no están llegando las notis :(



LA CONFESIÓN


Lo que vi antes despertar el sábado por la tarde, fue el rostro de Dhaxton. No sé cuántas veces reviví en mis sueños los besos que nos dimos, la sensación de su boca succionando mi piel. Todo se sentía real, tan condenadamente adictivo.

Descarté la alarma de mi celular, la cual sonaba todos los sábados a las 11:00. En la pantalla, escrito en mayúsculas, salía escrito mi recordatorio para asistir al coro de la iglesia. Le escribí un rápido mensaje al líder, Martin, y dejé el celular sobre el velador. A mi lado se encontraba Sol, quien también se había despertado a causa de la alarma.

—Qué melodía más irritante...

Su humor por las mañanas era de temer. ¿Dónde había quedado la dulce Sol que conocí en el internado? Salir media borracha de Euphoria tuvo que influir en su estado mañanero. O tal vez había sido que tuvimos que pagarle dinero demás al conductor de Uber después de que mi borracha amiga vomitara en el asiento trasero.

Aun así, le di la razón.

—Me duele la cabeza —su voz era áspera y frágil—, creo que voy a morir.

—Eso se llama resaca.

—Resaca, quiero que sepas que te odio.

Sol se cubrió la cabeza con las sábanas y yo me eché a reír por su infantil comentario. Quería seguir acostada, perdida en mi propio mundo, pero percibí un suave olor a café. Me levanté golpe y fui a la cocina; mamá estaba preparando el desayuno y maldecía porque no podía sacar unas tostadas.

—Mamá, ¿qué haces? —cuestioné, acercándome a la cocina para ayudarle.

—Preparo el desayuno.

—No es necesario que lo hagas, puedes despertarme y ya,

La verdad, no me gustaba que hiciera esas cosas, me sentía incómoda.

—Como seguro llegaron tarde, pensé que sería bueno tenerles algo.

Bastaba con mirar cómo tenía de desordenada la cocina para darse cuenta que había sido una pésima idea. Se notaba a leguas que sus intenciones la llevarían al desastre y mancharía todo su traje.

Intervine en el momento justo en que casi tiraba al suelo toda el agua del hervidor.

—Yo me encargo, ¿quieres?

Suspiró y formó una mueca de decepción.

—Lamento no ser buena para estas cosas.

—Es comprensible. Tú eres una excelentísima empresaria, pero en la cocina la abuela era quien mandaba.

Sonrió mientras asentía y sus ojos reflejaron con añoranza los miles de recuerdos que tenía de la abuela. A ambas nos resultaba difícil no sonreír cuando pensábamos en ella.

—Hacía los mejores filetes.

—Buenos días. —La voz de Sol seguía tan gruesa y rasposa, que por un instante creí que a nuestra casa se había metido algún anciano. Apenas se sostenía en pie, por lo que buscó apoyo en el arco de la entrada, se agarró la cabeza y cerró los ojos—. Hay tanta luz que mi cabeza va a estallar.

LA OPCIÓN CORRECTA EAM#1 | A la ventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora