Volverte a ver. [YuWin]

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•El nacimiento de Ten•

Era la inauguración del club de noche de Nakamoto, un club para demonios en pleno centro urbano y humano.
La fila para entrar a "Chain" daba la vuelta a la cuadra y tanto humanos como demonios, heterosexuales como homosexuales se encontraban esperando a la apertura de tan mencionado antro que se había promocionado como "Un lugar sin prejuicios, de libertad plena." era algo extraño a lo cual la gente promedio no buscaría pero donde se podrían encontrar cosas curiosas y quien sabe, entre copas capaz algún que otro humano terminaría vendiendo hasta su alma a cambio de cosas interesantes.

Nakamoto dió la orden, la música subió el volumen y la gente comenzó a entrar ansiosa admirando el lugar mientras que Yuta sentía la lejana sensación de satisfacción al ver como tanto esfuerzo comenzaba a dar frutos, fue entonces cuando sintió una mirada evidente. Busco entre los espacios hasta dar con lo que parecía ser un humano que parecía contemplarlo de arriba a abajo.
Le resultó atrevido, insolente, por lo que con aires de desprecio y rechazo se dirigió a la barra a pedir un trago. Por su espalda aquel rubio de pequeña altura apareció a sentarse a su lado.

—Soy Chittaphon, tu no eres de por acá... ¿Verdad? —Preguntó con cierta tonada extranjera.
—Seré directo, no me interesas. —La frialdad de Nakamoto pudo haber hasta refrescado el trago de whisky que tenía en la mano.
—Seré directo, quiero hacer un pacto. — Refutó rápidamente el rubio y por primera vez en sus 2000 años Nakamoto se había sorprendido, no tenía dudas de que aquel sujeto era humano pero estaba dirigiéndose a él como si lo supiera todo. Por un momento temió que fuera algún tipo de arcángel pero aquel cuerpo emanaba curiosidad y deseo.
—No entiendo de que estas hablando. — No iba a acceder con tanta facilidad.
—Verás... Es muy simple, quiero darte mi alma a cambio de que me enseñes a vivir como un demonio. — Esta vez le fue imposible el disimular la sorpresa. ¿Ese hombre estaba bien de la cabeza?
—¿Perdón?
—Lo que escuchaste, mi vida es aburrida en cambio... "Esto" se ve divertido.—Dijo haciendo referencia a la disco.— Sé que la mayoría de demonios se dedican a esto... ¿Aceptas o tienes miedo? — ¿Acaso un humano lo desafiaba con prepotencia? Al pensar aquello se recordó a si mismo en su discusión con la suprema deidad, si bien había sido menos arrogante su amor por Sicheng era demasiado extremo al punto de que moriría por él si hubiera sido necesario. Se preguntó por un instante que era lo que Chittaphon llamaba "aburrido" en su vida al punto de ofrecerla pero no era su trabajo el indagar.
Se puso de pie y haciendo un ademán con la cabeza al humano para que lo siga le preguntó como es que sabía tanto sobre el mundo demoníaco a lo cual el humano se limitó a contestar "Internet." Leyéndole la mente pudo escuchar como el menor había hackeado sitios web para de esta forma conseguir información dando así a parar con su antro.
Era un humano inteligente, posiblemente un futuro demonio con futuro y tenerlo a su lado ahora le resultaba una magnífica idea.

Entraron al cuarto del demonio y cerró la puerta dejándolos a solas. Pudo sentir como el humano se tensaba ligeramente a causa de nervios que intentaba disimular.
—Entonces ¿Cómo sigue esto? ¿Tengo que besarte, bañarme en sangre o algo así?
—No a menos que tu quieras... —Respondió Yuta quien había decidido que clase de pacto haría con una sonrisa en sus labios acercándose lentamente, abriendo sus alas y encendiendo aquel color rojizo de sus ojos al natural. Chittaphon solo dio un par de pasos hacia atrás pero sin dejar de mostrarse decidido. En cuanto Yuta estuvo frente a él lo miró a los ojos y le sonrió.
—Esta bien, hagámoslo.

En lugar de estar observando el club en su noche de inauguración, Yuta se encontraba jadeante mientras que por la frente de Chittaphon corrían algunas gotas de transpiración, con sus labios entreabiertos sobre el escritorio sintió una ligera picazón en sus ojos mientras que Nakamoto sonreía nuevamente.
Los orbes de ambos ahora se encontraban rojos.

Ten esa noche había nacido.

Ten a partir de ese momento fue transformado en súcubo.