Volverte a ver. [YuWin]

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•Hace 2547 años•

—No puedes impedírmelo.— Objeto Nakamoto poniéndose por delante de aquel ángel de cabellos claros, enfrentándose a la mayor deidad del reino de los cielos.
—No hagas esto más difícil...— La suave voz armoniosa detrás de él ahora le provocaba ardor en el pecho. Pudo sentir una mano sobre su hombro.

—Es una orden.— La suprema deidad había hablado y objetado. Los dientes del mayor apretaron con fuerza e impotencia al igual que sus puños.
—¡Me niego!— El silencio se apoderó de aquella gran sala ante tal falta de respeto, pronto los murmuros por lo bajo comenzaron a aparecer. La mirada ahora sombría de aquel todopoderoso parecía haber perdido la benevolencia que la caracterizaba.

—¡Suficiente!— La voz masculina autoritaria acallo a la multitud volviéndo al silencio absoluto, dejando sobresaltar el llanto del menor de los ángeles que intentaba detener a su pareja de cometer otro pecado más.
—Nakamoto Yuta, a pesar de ofrecerte el perdón por la buena predisposición que tu supuesto... amigo ha tenido para con el reino te atreves a negarte. — Los ojos del mencionado comenzaron a vidriarse de un peculiar color carmesí. —Lo has visto tú mismo, Sicheng. Este irrespetuoso insolente no merece pertenecer a la comunidad, no tiene remedio.
—¡No! Por favor, se lo suplico. — Sicheng se adelantó por sobre Nakamoto para arrodillarse y llevar su cabeza al suelo mientras su voz sonaba ahogada. — Le he dicho que nunca más volveré a caer en la tentación, que nunca más veré a Nakamoto con otros ojos que no sean más que los de un hermano. Pero le suplico que no recargue su ira en él.

Nuevamente el silencio junto con los sollozos de aquel ángel trágicamente enamorado y la mirada desafiante de aquel ángel rebelde junto a la de la suprema deidad parecían competir por poder. Uno de los dos tendría que ceder y Yuta parecía decidido.

—Yo amo a Siche...¡AGH!— Un fuerte ardor como si fuera fuego invadió la espalda de aquel ángel obligándolo a ponerse de rodillas y llamó la atención del pequeño que corrió a asistirlo.
—Lo siento, la decisión ya fue tomada.— Fueron las últimas palabras del "benévolo" líder que abandonó el lugar al igual que los presentes al saber la escena que vendría.
Sicheng abrazaba con desesperación a Yuta mientras las blancas plumas de sus alas caían.
—Te amo Sicheng... — Pronunció el mayor tomando con ambas manos las mejillas del menor. —Siempre te voy a amar... — Las lágrimas rojas de Yuta terminaron por comprobar la peor de las pesadillas.

Nakamoto Yuta había sido desterrado del reino de los cielos.

Nakamoto Yuta a partir de ese día sería un ángel caído.