Capítulo 3

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Después de tener relaciones sexuales durante varias horas no pude dormir en esa cama de hotel, la doctora mejor dicho la mujer que dormía al otro lado acababa de herirme profundamente, me siento sucia, degradada, siento tanta vergüenza.
Es una mujer despampanante por qué se fijaría en una mujer como yo, si puede tener a la mujer que ella quiera. Sólo hay una conclusión, esa doctora es una mala persona vio mi necesidad, se aprovechó de ella y seguro saldrá de aquí a reírse de esto, ya me la imagino alardeando “ encontré a una madre necesitada, me la lleve a la cama por medicamentos y unos cuantos dólares”
Bueno lo hecho, hecho está y no puedo cambiar eso, al menos se que mi hija va a tener los medicamentos que necesita y que no me van a denunciar a inmigración. Cuando tome la decisión de venir a este país, pensaba en tener un futuro diferente, creí que sería feliz junto a Laurent pero nada salió como imaginé y ahora estoy aquí en un cuarto de hotel comprando con mi cuerpo las medicinas de mi hija y mi permanencia en este país. Dios sabe que si no tuviera a Isabella no me importaría ser deportada de regreso a Colombia, pero ella el no saber que harían con mi hija, hacen que este dispuesta hacer lo que sea con tal de que no me separen de ella.

Cuando me levanté de la cama, vi que Tatiana ya estaba vestida y lista para salir.
— En ese maletín de ahí están los medicamentos para la niña, varios inhaladores, la cuenta del hospital en cero y algo de dinero para que lleves a la niña a revisiones semanales en mi hospital. Me levanté para tomar mi pantalón y sacar dinero extra de la cartera.
— Toma, le hice señas para que se acercará, unos cuantos dólares extra por ser el mejor sexo en mucho tiempo, le dije. Ella tomó el dinero y el maletín,  salió sin decir nada. No se que me hizo está mujer pero quería tenerla de nuevo, quiero volver a probar su néctar, perderme en su cuerpo nuevamente.
Esperaba ver a la madre de Isabella durante las revisiones pero en su lugar vino una vecina, argumentando que Tatiana estaba ocupada trabajando y ella se encargaba de cuidar a la niña. Para mi más bien era que Tatiana estaba mostrando quien era en realidad, una madre despreciable que sólo se preocupa por ella sola, se acostó conmigo sólo para que no la denunciará ante la Policía de inmigración, en estos momentos me arrepiento de no haberlo hecho, Isabella se merece una madre que la ame y se preocupe por ella.
A la tercera semana no aguante y le pregunté a la vecina en donde estaba la mamá de Isabella.
— Ella está trabajando en la cosecha de verduras que están haciendo en unos campos que quedan un poco lejos.
— Y a usted le consta que ella está en ese lugar? Le pregunté a la vecina
— Claro si mi marido es quien la lleva, nosotros conocemos a la Tatiana desde que llego a este país. Le ha tocado bastante duro a esa pobre muchacha
La señora logró picar mi curiosidad
— A qué se refiere?
— La Tatiana llegó a nuestra residencia junto con su novia Laurent, venía llena de sueños y con una gran sonrisa en la cara, tenía esos ojitos llenos de vida, con sus sueños de querer abrir su propio restaurante de comida colombiana aquí en los Estados Unidos. La Laurent la novia de la Tatiana quería ser actriz y comenzó a conseguir trabajo apareciendo en comerciales, la Tatiana siempre apoyándola porque bien trabajadora que es esa muchacha, mientras la Laurent trataba de encontrar trabajo, la Tatiana se dedicaba a lavar autos, lavaba platos en los restaurantes, también era mesera en algunos bares y discotecas y con ese dinero pagaba los servicios, el arriendo, compraba la comida y hasta ropa para que la Laurent se fuera bien presentada a sus entrevistas. Cuando la Laurent empezó aparecer en comerciales le propuso a Tatiana tener un bebé, ella al principio no quería pero luego acepto, el problema fue que la Laurent comenzó a conseguir trabajos más importantes la fama se le empezó a subir a la cabeza, andaba con varias mujeres y ya no le prestaba atención a Tatiana y mucho menos a la niña, cuando Isabella cumplió dos años las abandonó, se mudó a un mejor lugar, algo más de su nivel según ella, le dijo a Tatiana que no podía seguir con una persona como ella, porque era malo para su imagen. No le da un solo dólar para la niña, me contó que el día que trajo a la niña grave la llamo y ella no le importó la situación de la niña y le colgó el teléfono. Me dijo también que gracias a Dios apareció una doctora que le ayudó con los medicamentos de la niña y la cuenta del hospital. Usted es un ángel. Yo estoy haciendo el favor de cuidarle a Isabella para que ella pueda trabajar tranquila, porque ahora que llegue de cosechar tiene que ir a trabajar de mesera, ella se lleva la niña a sus trabajos porque no tiene como pagar para que se la cuiden, pero la otra noche la niña se llevó un aguacero grande no lograban conseguir un taxi y ella dice que eso hizo que se enfermara que es su culpa el que su hija tenga asma.
La mujer terminó de hablar y yo ya no pude concentrarme en nada.
— Aunque sabe hay algo que me preocupa estos días
— Qué le preocupa?
— Que la Tatiana ya no sonríe, tiene los ojitos apagados y la noto triste, cómo si estuviera herida, a lo mejor sigue así por la Laurent.
— Si a lo mejor, le contesté sin embargo pregunté algo más. Desde cuando la noto así?
— Pues francamente desde que regreso del hospital, tal vez lo del asma de Isabella que ella cree es su culpa, la tenga así. Pero gracias a Dios usted apareció como un ángel para ayudarla.
¡Que hice! Sin duda juzgue mal a esa mujer, le dije a la vecina de Tatiana que todo andaba bien con Isabella y aproveche para pedirle la dirección de la casa de Tatiana, tenía unas cuantas disculpas por ofrecer.

...

Llegué a la dirección que la vecina me dio en mi Lamborghini último modelo compacto deportivo, lo primero que note es que el edificio necesita reparaciones, muchas en realidad, no es un barrio muy seguro las personas que estaban en las calles me miraban de forma extraña, por fortuna la vecina salió a recibirme y me dijo cual puerta tocar para encontrar a Tatiana.
— Estas de suerte la recolección se alargó hoy y vino muy cansada, me dijo que hoy no va a su otro trabajo.
— Gracias señora por la información
Toque la puerta del “departamento” de Tatiana y luego de unos cuantos golpes ella abrió la puerta, aunque no me estaba viendo.
— Voy a ver quién es cariño, no llores ya voy, Isabella estaba llorando. Cuando me vio se sorprendió y bajo la cara
— Hola Tatiana, la salude
— Ocurre algo con mi hija? Estaba claro que no me quería ahí
— Puedo pasar? Le pregunté
— Si adelante, me dijo haciéndose a un lado, cuando entre note que no había calefacción, estaba muy frío.
— Lo siento no hay calefacción, me dijo Tatiana, voy por Isabella al cuarto ya regreso. El apartamento es bastante pequeño y tiene pocas cosas en realidad, ella dijo que me sentará. Habían dos sillas plásticas en mal estado, una pequeña cocina con unos cuantos platos, al frente de la cocina estaba la única habitación del lugar, también necesitaba unas manos de pintura, sin embargo lo que más me preocupa es que es muy frío y puede hacerle daño a la niña. Tatiana regresó con Isabella en brazos, la niña venía dando palmaditas, cuando me vio se lanzó a mis brazos.
— Sosi, grito alegre
— Usted le agrada, dijo Tatiana, he de reconocer que la vecina tenía razón, la mirada de Tatiana es triste, como si estuviera herida y no recuerdo esos ojos tan apagados, eso sólo puede significar una cosa, yo le hice daño, la lastime cuando la obligue a tener relaciones sexuales conmigo la otra noche.
— Si, tu hija es muy tierna yo también siento especial afecto por ella.
— Y a qué vino doctora Reynolds. Celia mi vecina me dijo que usted había dicho que todo andaba bien con mi hija
— Y así es, en realidad quería hablar de otra cosa, estoy nerviosa. En realidad quería hablar de lo que pasó entre nosotras la otra noche.
— No quiero hablar de eso, responde Tatiana inmediatamente, el dolor brilla en esos ojos pero la rabia también. No quiero ser grosera pero creo que será mejor que se vaya de mi casa.
Estaba por replicar cuando la puerta comenzó a sonar muy fuerte.
— Abra la puerta, somos la Policía de inmigración.
Por la cara de Tatiana pasaron muchas emociones ante esas breves palabras, sorpresa, confusión, preocupación, desconcierto, desesperación y muchas más, hasta que me miro llena de odio
— Usted me denunció cierto? Claro por eso vino aquí, por qué lo hizo? Acaso no era el trato dormir con usted a cambio de los medicamentos de mi hija y su silencio. Qué le hice para que me odie tanto, es por la niña quiere quedarse con ella?

¿Ángel o Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora