Capítulo 7

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Llegamos a mi edificio y salude a Raúl el portero, subimos las compras al ascensor personalizado que tengo hacia mi piso, abrí la puerta de mi casa y la invite a pasar, escuche el silbido de admiración que emitió Tatiana al ver mi casa. Lleve las compras adentro y la guíe hasta la habitación de Isabella para que la acostara en su cama. Tatiana se quedó con la boca abierta cuando la vio
— Tu compraste todo esos muebles para mi hija?
— Es mi hija ahora también, le recordé
— Mira que cama tan linda, y cuantos peluches, también hay mucha ropa, tiene una lamparita, y ese es un baño para ella?
— Si todo esto es de ella. Tatiana miraba emocionada cada cosa, lo cierto es que me esmere mucho porque el cuarto de mi hija, que bien se siente decir eso, quedará sensacional.
— Y antes de que digas que esto es mucho y que sólo van a estar en mi vida durante un tiempo, quiero que sepas que para mi Isabella siempre será mi hija, siento un vínculo muy especial con ella y espero poder estar en su vida por siempre. Ante mi declaración, Tatiana prefirió cambiar de tema y me pregunto por un aparato curioso que estaba al lado de la cama cuna de Isabella, justo en su mesita de noche.
— Es como una especie de radio, que permite saber cuando el niño llora, de esta manera vamos a escuchar si Isabella se despierta en las noches y necesita algo.
— Pero yo pienso dormir aquí en el cuarto de mi hija, objeto Tatiana
— Recuerdas las visitas sorpresas del departamento de inmigración que menciono papá?
— Si, respondió con pesar
— Es mejor que nos encuentren en el mismo cuarto y en la misma cama, ante su mirada de horror aclare, Claro que sólo es aparentar ya que nuestro matrimonio no es real.
Mientras Tatiana se ocupaba de poner la pijama a Isabella, yo arreglé las compras, cuando termine le mostré toda la casa, ella sin duda quedo encantada con mi cocina. Le mostré la que será nuestra habitación, la ropa que compre para ella y todo lo demás, se entusiasmo mucho con todo, pero volvió a repetir que era demasiado y que debía dejar de gastar en ellas, al final logré quitarle importancia al tema y la anime a tomar una ducha para relajarse. Me apetecía tanto hacerle compañía que el cuarto comenzó a parecer demasiado pequeño y caluroso, así que pase a ver a Isabelita por si había despertado pero seguía dormida, me retiré al balcón unos minutos para sentir la fresca brisa de la noche, luego recordé que no habíamos cenado y llame a uno de mis restaurantes favoritos y pedí varias cosas, hamburguesas, papás fritas y alitas, mañana me preocuparía por la comida sana hoy sólo tenía ganas de un antojo, como Isabella tiene tres años y todos sus dientes están completos pedí un filete de salmón bien cocido y puré de patatas para ella, el pescado aporta muchos nutrientes y vitaminas esenciales para una niña en crecimiento como ella.

No era mi intención demorar tanto en la ducha, pero el agua tibia cayendo en mi cuerpo me hizo cambiar de idea y por eso termine quedándome más tiempo debajo del chorro, salí de la ducha y busque dentro del armario, la ropa que Sofí compró se ve muy bonita y cómoda, me decidí por un pantalón corto de pijama que llega hasta las rodillas y una blusa de tiras, la tela se siente tan suave, salí de la habitación para ver a Isabella pero me detuve cuando vi la escena ante mi. La mesa está llena de comida, la doctora sentó a Isabella en una silla para niños que tienen en los restaurantes caros, tal parece que esta doctora piensa en todo, decía la tiene sentada allí mientras ella corta en pequeños trozos el pescado y lo lleva a la boca de mi hija, esta dándole de comer y lo hace con tanta paciencia, la imagen hace que quiera llorar, Laurent nunca se comportó de esta manera con la niña, es curioso porque siempre me imaginé esta escena con Laurent una mujer a la que ame mucho y la estoy viviendo con Sofí una mujer a la que odio mucho. Aunque no puedo reprocharle nada más aparte del chantaje, porque todo lo demás que ha hecho ha sido ayudarnos a mi hija y a mi.
— Quieres un poco más de puré princesa? Le pregunta Sofí a mi hija en un tono lleno de ternura, no creo que alguna de las dos haya notado mi presencia. Isabella asiente con la cabeza y se estira para acercarse a Sofí, la doctora se acerca también para evitar que la niña se estire mucho y termine en el piso, Isabella toma la cara de Sofí y le da muchos besos.
— Que hermoso mi amor, gracias por esos besitos, le dice Sofí a mi hija
— Usted es muy buena, le responde Isabella y vuelve a besarla.
Me acerco a la mesa y ambas se giran.
— Mamá, dice mi hija y da palmaditas de alegría, voy a esta ella y le doy un beso. Quieres que te siga dando de comer?
— No Sofí me da de comer, responde mi hija
— Pero Sofí necesita comer además debe estar cansada, trato de convencer a mi hija
— No hay problema Tatiana, es muy divertido dar de comer a Isabella, además ya esta por terminar, siéntate y come, he pedido hamburguesas y alitas de pollo con salsa bbq, si no te gusta nada de esto puedo pedir otra cosa para ti.
— No en realidad me gusta todo lo que hay aquí, esta segura de terminar de dar de comer a Isabella porque yo puedo hacerlo para que usted coma, después de todo Isabella es mi hija
— Nuestra hija, dice Sofí sería, míralo así hoy le doy de comer yo mañana puedes hacerlo tu, como soy médico no pasó mucho tiempo en la casa como me gustaría, así que dame gusto por hoy
— Supongo que esta bien, le digo e inicio a comer, no sabia que tenía tanta hambre.
A la mañana siguiente me levanté temprano, Sofí había dejado su alarma para que sonará a las siete pero yo siempre me levanto más temprano, fui al baño para vaciar mi vejiga, lavar mis dientes y tomar una ducha, una vez lista y vestida fui a la cocina para hacer el desayuno. No es que me agrade la doctora porque eso no pasará pero soy una mujer justa, Sofí esta ayudándome y por lo que ella misma contó no creo que este alimentándose bien, se la pasa todo el día en el hospital y seguro se olvida de comer o el tiempo se le va en alguna cirugía, así que me voy a encargar de alimentarla bien de ahora en adelante. Voy hacer un desayuno  al mejor estilo colombiano. La cocina de Sofí es el sueño hecho realidad de cualquier chef o aspirante a chef como yo. No he estudiado para ser chef pero mi amor por la cocina me viene del alma, desde pequeña siempre me gustó experimentar con la comida y aún lo hago, mi mayor sueño es lograr abrir mi propio restaurante y que las personas disfruten de la comida, como dicen en mi tierra “barriga llena, corazón contento” quiero que mi comida le alegre el alma a las personas.
Sentí a Sofí despierta sin embargo se tomó su tiempo para hacer su rutina porque la vi ir al gimnasio, luego volver llena de sudor, entrar al cuarto de nuevo, para salir lista rumbo al trabajo, lo cierto es que a esta mujer todo parece quedarle bien.
— Buenos días, me saludo con una sonrisa
— Buenos días, le respondí
— No se ha levantado Isabella todavía
— No ella suele dormir un poco más
— Bien voy a despedirme de ella y me voy
La vi irse al cuarto de mi hija, aproveche para servir el desayuno aunque no pude evitar mirar como la doctora acariciaba con ternura el rostro de mi hija y le decía palabras como.
— Tengo que ir a trabajar princesa, que lástima que aún estés dormida, me hubiese encantado ver esa sonrisa tuya, intentaré regresar temprano para jugar contigo, Sofí le dio un beso en la cabecita a Isabella y salió de la habitación
— Hummm huele rico
— Siéntese para que desayune, le ofrecí. Ella me miro sorprendida pero obedeció
— Usted no se alimenta bien y yo me voy a encargar de que coma las tres comidas reglamentarias a partir de ahora, Sofí me miro con una sonrisa divertida, es doctora y no se cuida
— Lo que pasa es que con la adrenalina del hospital a veces uno se olvida hasta de comer
— No se preocupe yo me voy a encargar de eso, me encanta cocinar y no pienso hacerlo sólo para Isabella y para mi.
— Y qué es todo esto? Preguntó con curiosidad
— Un muy delicioso desayuno al estilo colombiano. Hice arepas rellenas de queso, carne desmechada, huevos revueltos o pericos como le decimos en mi tierra porque llevan tómate y cebolla, avena fría, chocolate caliente, jugó de mango, plátano maduros y también rodajas de piña
— ¡Dios! Todo esto para mi? Pregunto divertida
— Si, bueno también hay para Isabella y para mi
— Creo que voy a terminar por engordar
— No se preocupe, usted se ve estupenda, además con todo el ejercicio que hace necesita comer bien. Pero donde había salido todo eso, ahora va a creer que me fijo en ella y en su cuerpo, estoy boba o qué
— Si tu lo dices entonces comeré.
Sofí comía con evidente gustó el desayuno que había preparado. Cuando terminó tenía una expresión satisfecha en su rostro.
— Te gustó? Pregunté con duda
— No sólo me gustó, es el mejor desayuno que he probado en mi vida, respondió
— No seas exagerada, le digo
— Es la verdad, no soy exagerada, ya se porque quieres abrir tu restaurante y se que lo vas a lograr y cuando lo hagas será un éxito asegurado
— Gracias, le respondí sus palabras me han dado aliento, puede ser que Sofí sea mala pero se que está hablando sinceramente.
— Quieres que te ayude a lavar los platos? Se ofreció
— No ve a trabajar
— Hummm antes de que me vaya, en tu mesa de noche hay dinero en efectivo y una cartera para ti con varias tarjetas por si necesitas comprar algo, también hay un móvil para ti encima de la cama, tienes anotado mi número y el de mis padres para cualquier emergencia.
— No deberías…
— Ya se lo que vas a decir, pero acéptalo imagina que suceda una emergencia con la niña y yo no estoy en casa, puedes contactarme con el celular
— Tienes razón
— Bueno entonces ya me voy, las veo en la noche
— No vienes a comer en la tarde?
— No lo creo, siempre hay alguna emergencia y es mejor comer en el hospital.
— Entonces te voy a llamar para asegurarme que comas algo
— Gracias Tatiana, Sofí intento despedirse con un beso en la mejilla pero la esquive.
— Bien supongo que sólo diré hasta luego
— Hasta luego le dije y cerré la puerta.

¿Ángel o Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora