Capítulo 11

6.1K 651 164
                                    

Era raro volver a ver a Draco, aislado del mundo como antes de que todo sucediera, perdido en sus libros, jugando y empujando la comida de su plato sin comer apenas nada que no sea de su agrado, siendo alejado por el resto de sus compañeros, aunque eso no cambió demasiado cuando intentó acercarse a él como Harry y no saber que era su serpiente. 

Harry estaba mandando cartas a quienes hacían todo esto del cazador, quería poder mostrarse a Draco, ya habían pasado algunos meses, desde que el rubio confirmó que ya no estaría más con el pelirrojo, su amigo Ron había insistido un poco más, pero perdió todo el interés cuando vio que no funcionaria, había saciado su curiosidad y decidió que debía prestarle más atención a su novia, Hermione y él habían tenido citas en grandiosos lugares que había buscado para satisfacer el estatus del omega, pero que vio más productivo llevar a su novia y no al amante, la castaña estaba más que encantada, la relación de ambos estaba más que perfecta. 

Ginny había intentado sacar alguna información sobre la pareja actual de Harry, pero este no cedió, su encaprichamiento se fue más rápido de lo pensó, le contó a Harry sus malas intenciones y decidió que lo mejor era madurar y no arruinar aún más la amistad que tenían, eso hizo muy feliz al pelinegro y acepto las disculpas de su, nuevamente, amiga pelirroja. 

Todo parecía ir perfectamente, tal parece que el rubio abandonó aquella venganza, lo veía de vez en cuando, incluso fue invitado a pasar una de sus temporadas de celo juntos, Harry no se pudo rechazar, era una suerte que Narcissa quisiera arrastrar a su esposo lejos a otra de sus viviendas en otro país, según Draco, tenían el celo bastante sincronizado, aunque para el castaño no le parecía algo muy raro o que diera razón a separar a ambos omegas (porque vaya cara que puso al enterarse de que el majestuoso, piso a todo el mundo y ex mano derecha de Voldemort Lucius Malfoy era un omega, casi se desmaya), pero él no estaba para juzgar las costumbres de la familia de rubios, tal vez era cosas de sangre pura, él no tenía idea. 

Claro que no esperaba que una cita, la última antes de la que tenía programada para revelarle la identidad a su pareja, le diera semejante noticia. 

Todo inició en una cena donde ambos usaban sus collares para no ser descubiertos, Draco lo usaba para que no lo reconocieran, pese a que su cazador ya lo conocía. Su amada serpiente siempre iba perfectamente vestido para la ocasión, una magnífica cena a luz de velas en el mejor restaurante del mundo mágico. Una charla tranquila, con cómodos silencios donde se dedicaban simplemente a verse el uno al otro con una enorme sonrisa, tomando sus manos sobre la mesa, estaban sumamente enamorados ambos. 

Harry no le tomo importancia, ni siquiera notó el anillo en el dedo anular de la mano izquierda que tanto acariciaba, siempre iba más que arreglado, así que no le dio importancia, todo eran lujos para su rubio, pero este era bastante simple y sencillo a otros, era de un oro blanco, con un solitario diamante que formaba perfectamente un corazón, era bastante hermoso y daba un reflejo casi azulado, cosa que de lentes no noto. 

Tras esta hermosa cena, fueron a una hermosa habitación, lujosa, hecha perfectamente para parejas, el rubio no había tomado ninguna clase de vino en la velada, se desconcertó el alfa al preguntar y recibir nuevamente una negativa, pero se dejó llevar por esa hermosa sonrisa. 

—Tengo algo importante que decirte— Draco estaba esperando en la cama matrimonial, ya no tenía sus túnicas, ni muchos de sus adornos, solo ese anillo le acompañaba, se había puesto más cómodo, se veía algo nervioso, pero de igual manera, la leña en la chimenea, ese cálido color que dejaba ver, con su cabello rubio reluciendo suelto una vez quitarse ese collar. Se veía sumamente hogareño, solo lo quería abrazar y cuidar. 

—¿Algo que decir?— el mismo se había puesto cómodo, se acercó y besó la mejilla de su amada serpiente a forma de cariño, le atrajo por la cadera y este se separo un poco —¿Sucede algo malo?— comenzó a sentir nerviosismo, miedo para ser honesto consigo mismo, todo parecía ir más que perfecto, al menos eso pensó él, su chico no le miraba ¿Acaso quería terminar con el? ¿Al final sí que se había arrepentido?

Cazador de citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora