IV: FAMILIA MILLER.

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11 de enero de 2019.

Aburrimiento.

Estar ahí era un completo aburrimiento.

Si le interesase un mínimo lo que estaba sucediendo, podrían ponerle pegas por quejarse. Pero, es que ese no era el caso. Estaba en ese lugar, obligado, como siempre. Escondido en las sombras, fuese a ser que... Bueno. Se le "escapase" algún dato de su querida familia "sin querer".

No entendía cómo podían pensar eso de él.

—Lamento no poder dar ninguna pista sobre la tercera película de "El renacer de las estaciones", pero, estoy segura de que la disfrutaréis un montón.

—¡Eso está clarísimo! —exclamó un hombre bien vestido, con barba y tupé. Era el típico presentador gracioso que caía bien a la gran mayoría de personas—. La historia de Vincent es la más esperada por el público, seguida de la de Owen.

—Pero para que podáis conocer la historia de Owen y así verla en pantalla, esta película tiene que ir sobre ruedas —la actriz a la que estaban entrevistando guiñó un ojo entre risas.

—Seguro que sí. ¡Pero, bueno! Todo tiene un final, y, aunque me entristezca decirlo, debemos despedir ya a Jennifer Miller, actriz de uno de los personajes más queridos de la saga; Isabelle Valdez!

La gente del público aplaudió y vitoreó a la joven, que, tras despedirse y hacer una reverencia, se adentró en los camerinos. Las cámaras se apagaron, y el público se levantó a toda prisa, por si lograban conseguir, de pura casualidad, una foto con aquella chica.

Todo el mundo menos él y sus dos acompañantes.

—¿Creéis que tardará mucho en disfrazarse y en venir a por nosotros? —inquirió un pelirrojo de ojos verdes.

—No —respondió al segundo una chica un poco rellenita y bajita, que estaba de pie porque se había cansado de estar sentada—. Jennifer nunca tarda.

—Eso espero. Hemos venido a verla porque nos invitó, pero, tengo una novela que escribir. No puedo perder mucho más el tiempo.

—¡Pues imagínate yo! Que me encargaron una estatua y la tengo a medio hacer.

Ambos empezaron a discutir entre ellos sobre quién estaba más ocupado, lo que provocó que la persona aparentemente inexistente, resoplase. Y eso, captó la atención de ambos. Ella le dio un codazo.

—Jack, que te duermes.

—No, no me iba a dormir. Pero, me aburre oíros discutir sobre eso. Si ambos sabéis que lo entregaréis todo a tiempo, ¿por qué os quejáis? ¿Es necesario que discutáis por esa tontería? Normal que nuestros tíos no nos hagan tanto caso.

—Teniendo siete hijos artistas, y siéndolo ellos también... No me extraña que lo hagan —respondió su primo, encogiéndose de hombros.

—Vosotros dos también sois artistas —aclaró Jack, conteniéndose el tono de molestia.

—Tienes razón, Jacki. Y que tú no muestres interés por las artes, te hace un chico raro.

—¡Jaaaaaack, Stefaaaan, Meeelanieee!

Jennifer, que no parecía ella gracias a la peluca, gafas de sol, y sobrero que se había puesto, llamó a sus primos para emprender rumbo a casa en un coche normal y corriente que ella misma iba a conducir. Era la única manera de no levantar sospechas, incluso aunque los Miller acostumbraban a ir en limusina.

Jack no respondió a lo que su prima Melanie le había dicho. No era la primera vez que se lo echaban en cara, y, por eso, pensaban que era un traidor. Él no tenía culpa de no saber dibujar, actuar, modelar, y un largo etcétera. Era la oveja negra de la familia, y, aunque al igual que Stefan y Melanie, no conoció a sus padres... A veces, no podía evitar preguntarse si ellos se molestarían con él por ser una decepción familiar.

En silenció, siguió desde atrás al trío que hablaba con ahínco sobre la película que iba a ser estrenada dentro de tres días. Jack no le veía sentido a hacer eso, si todos sabían cómo iba a acabar, ya no solo la tercera película, sino la saga entera. Pero, cómo no, era el rarito. El especial. No sería quien dijera lo que tenían que decir y lo que no. Así que, simplemente, se quedaba callado.

Dentro del coche, se sentó atrás junto a Melanie. Jennifer no tardó en arrancar, ya que no quería que algún fan con buena vista, la reconociera.

—Dan pena. ¿En serio creen que vas a salir por ahí para ver si pierdes tiempo de tu vida sacándote fotos? ¿Cómo pueden los fans ser tan ridículos?

—Stefan, gracias a ellos, somos lo que somos. Si los criticas, no te mereces tener lectores que te hagan un escritor famoso en el futuro, al igual que mi padre.

—Se le ha subido la fama a la cabeza, ¡y eso que solo publica por internet! —Melanie se mofó, aprovechando que Jennifer había respondido en su contra.

—Sed como Jack y estaos calladas, anda.

—Por cierto, Jack.

El chico, que prefería observar las vistas del lugar, miró de reojo por unos instantes a su prima Jennifer. Ella, que lo vio desde el retrovisor, mandó a callar al dueto para poder hablar.

—¿Qué te ha parecido mi entrevista?

—Ha sido buena, supongo.

—¿Buena en el sentido de... "buena", o, en el sentido de "me ha parecido un tostón"?

Silencio. Probablemente, Jennifer se había dado cuenta de su expresión adormilada. No pudo evitarlo, y... Sí. Se sintió mal consigo mismo, porque Jennifer era una de las dos únicas personas en la casa que le trataban bien.

—Lo segundo —admitió, ante las muecas de horror de sus primos.

—Cómo se nota que no sabe lo que dice.

—Eso. Jennifer estuvo genial.

—Chicos, hay que respetar las diferentes opiniones siempre y cuando no atenten contra la integridad de otra persona. En ese caso, no sucede eso.

No supo qué decir, como casi siempre que le defendía. Se quedaba sin palabras, y no porque fuese tímido, sino porque realmente... No le salía decir algo.

Jennifer volvió a centrarse en los otros dos, así que, pudo continuar observando a la gente a través de la ventana. Incluso cuando paró porque el semáforo estaba en rojo. Era el momento en el que más atención le prestaba a la gente.

Le parecía increíble cómo la gente podía parecer estar tan... Ausente de la realidad. Cada uno iba a sus anchas, pensando en sus cosas. Comprensible. Pero, para Jack, todo tenía un trasfondo que le gustaba imaginar. Por ejemplo; había una chica con la mirada perdida y auriculares puestos. Para él, esa persona era la típica que podía tener depresión o ansiedad. ¿Qué fuese verdad o no? Era otro tema. O por ejemplo, la chica cargada de bolsas que iba acompañada de una embarazada a la que reconoció enseguida por ser parte de la familia enemiga Cormier, parecía, por alguna razón, enfadada.

Y ambas miradas se encontraron por primera vez, o al menos, que él se percatase de eso. Aquella especie de criada le sonrió con aire misterioso, y, siendo consciente de que la embarazada no la miraba, puso las asas de las bolsas en su muñeca, la alzó, y se llevó el índice a los labios para hacer el gesto del silencio.

Después de eso, Jennifer arrancó, provocando que Jack la perdiera de vista. ¿Por qué hizo eso?

Lamentablemente, no iba a saberlo por ella.

Muerte en vida. #PGP2019Where stories live. Discover now