Lo que es del rey. ─═✧Larry

V: Señal de los tiempos.

Harry había salido a caminar por el bosque. El alfa traía la mirada llorosa de Louis tatuada en su mente, el omega se veía tan lindo allí, con él.

Pero no es bueno estar ahí, junto a él.

No es bueno estar junto a Harry.

A veces Harry no puede huir del filo de la espada que portaba el destino, la vida. Le gustaría decirle a ese hermoso omega que deje de llorar, que pueden escapar de allí. Romper la atmosfera.

Pero..., ¿por qué nunca entiende? ¿Por qué siempre esta huyendo de él mismo?

Sabe que nada de lo que hace está bien, pero no puede contener al monstruo que lleva dentro; no puede huir de él, porque, aunque no lo admita, él se regocija con el dolor de otros.

Necesita salir de allí cuanto antes. Necesita huir de la oscuridad que poco a poco se va adueñando de su corazón.

Harry corre por el bosque, busca en el cielo la luna llena; bella y llena de vida... Tiene que hablar con ella, lo sabe. Así que, de un gran salto, digno de un hombre lobo, se transforma ante el brillo de la oscuridad en un gran lobo blanco de ojos esmeralda

Quiere, anhela eso que el oro no puede pagar, Harry anhela la libertad.

El peso de la corona en su cabeza ya había afectado su corazón, ahora, la siguiente era la cordura, su cabeza.

Fue así como subió hasta la montaña en la cual todos sus ancestros fueron bautizados y casados, aquella montaña simboliza todo para la familia real, y es allí donde ellos vienen a hablar con ella.

Harry se paró en un lugar en específico y, subiendo la gran cabeza hacia arriba, aúlla hacia la luna brillante. Ésta parece escucharle, y un rayo de luz se concentra en el gran lobo blanco, por un momento la luz logra cegar al alfa pero a los minutos está desaparece; dejando en su lugar a una figura femenina, la cual resplandece con mucho poder, no dejando ver sus facciones... Ella era la Diosa Luna.

"Harry..." la sonrisa radiante confirmada sólo por un destello de luz hace que el lobo avance. "Ha pasado mucho tiempo desde que me invocaste, hijo mío." Sí, todos sabían que los lobos eran criaturas nocturnas, por lo tanto hijos de la diosa de la Luna. Harry no hablaba con ella desde, bueno, desde que su madre había fallecido.

El lobo desvía la mirada ante el recuerdo. "Sí, recuerdo que mi yo de 8 años fue tan estúpido que pensó que pidiéndote que trajeras a mi madre de vuelta simplemente lo harías." A simple vista parecía que el lobo gruñía y aullaba, pero la Luna entendí perfectamente.

La diosa quiso tocarlo, pero éste se negó. "Sabes que no puedo meterme en cuestiones del Dios Destino, él sabe lo que hace." dice.

El lobo gruñe. "El destino me mandó sólo a cumplir la profecía que me fue impuesta, ¿al menos alguien desistió del plan de que un alfa de valiente corazón, nacidos en tiempos de guerra, sería el portador de llevar consigo la profecía del universo?" contra ataca.

"La luz y la paz se cierne sobre la tierra de un reino plagado de guerra, dando aviso que ha llegado aquel de Corazón Valiente, entonces, la Oscuridad poseerá a aquel que lleve consigo a la Osa Mayor." Habla la figura, conocía como a sus hijos aquella profecía. Ella puso la marca justo en Harry, justo sobre su corazón. Él era el elegido, el cual, o sería objeto de destrucción, o traería paz y acabaría con la Oscuridad. Ni ella lo sabía.

El lobo deja caer una lágrima que se haya perdida entre su pelaje. "Mi madre murió por culpa de esa profecía..." (La madre del portador de Oscuridad morirá viendo lo que más teme)

"Tu madre, ella..." el lobo interrumpe a la Diosa.

"Lo sé, sé que murió al ver en sus sueños la Guerra de los Universos." Aquella guerra que él mismo desatará.

La Oscuridad unirá fuerzas, forzando a la luz a unirse a él. Entonces, Luna, Sol y Tiempo lucharán contra ella.

El loba bofeteo el suele con sus patas, sacando tierra con sus garras. "¡Mi padre! Murió de pena..." Luna lloró, y con esa lágrima una estrella cayó; dejándose ver como una estrella fugaz. Aquella que representa la lágrimas de la Luna y muere ahogada en el mar.

"Hijo mío, la profecía también tiene salvación para ti... Si logras que tu Destinado te ame la Oscuridad caerá." Recordó la Luna.

"Y eso es lo peor. Quieres que me salve a costa del sufrimiento de mi omega, ¡sé que eso de los murmullos de pueblo lo inventaste tú para que Louis llegara a mí!" Acusó el alfa.

Luna se lamentó. "Sabes que es la única manera, tú corazón está lleno de oscuridad. Sólo la luz del amor puro y verdadero te salvará."

El lobo negó. "Todo lo que amo muere, y mi destino lo dice."

El portador de la Oscuridad traerá consigo la muerte a todo aquel que llega a amarlo.

Luna sabía de aquella maldición, pero sabía que él amor era más fuerte que cualquier profecía, así como su amor por Sol era tan fuerte que llegaron a tener un tiempo para sentirse, amarse. Aquel tiempo que juntos llamaron Eclipse.
"Si los dos llegan a amarse, la maldición se borrará junto a tu marca, Harry. Lo sabes."

"De nada sirve, mi cumpleaños 27 es en 7 meses. Cada vez la Oscuridad va ganando terreno sobre mí, la guerra no se detendrá y sabes que la profecía final...me matará." Agachó la cabeza recordando aquellas palabras dichas por los dioses.

Luna negó, acariciando a su hijo. "No si logras marcarlo y amarlo." Le sonríe de nuevo.

El lobo bufa desesperado. "Es que..." sube la cabeza hasta su Diosa. "Lo estoy amando, y temo lastimarlo...más de lo que estoy haciendo." Harry reprocha.

Luna mira hacia el cielo y luego a su hijo. "El amor en ocasiones duele pero es un dolor necesario." Recuerda. "Y al final todo el dolor tiene que ser recompensado."

Harry se inclina en señal de respeto, era hora de que la Diosa Luna fuese a tomar nuevamente su lugar en el firmamento. Eleva la mirada al cielo cuando la Luna volvió a su estado semi natural, redonda y brillante.

El amor a veces duele.

Harry lo sabía, pero quizás solamente quería sufrirlo él, no quería destruir a Louis. Sabía lo que la profecía dictaba y el último designo era el que más le aterraba a Harry ahora que tenía a su Destino junto a él. Tantos años intentando a toda costa no encontrar a su pareja, tantos años protegiendo a un desconocido... Se había jurado que si lo encontraba le pagaría para que se fuera lejos del reino, pero ahora que lo tenía en su castillo, Harry no podía siquiera no tenerlo en su cama. Se había hecho adicto a su aroma en tan mísero tiempo, que temía ante lo irónica que resulta ser la vida.

Él pasó evitando a Louis desde siempre, jurando dejarlo libre si lo encontraba. Pero ahora juraba proteger a Louis estando cerca de él, aún si eso le quitara la vida.

Por Louis, por su destinado, Harry ya no le temía a la muerte.