Capítulo 8

1.3K 166 20
                                    

Por alguna razón la hora de dormir siempre la ponía nerviosa, la hacia sentirse indefensa como si de un momento a otro el simple hecho de cerrar los ojos hiciera que dañarla fuera tan fácil como parpadear. Fuera de sus propias paranoias también se encontraban las constantes pesadillas, escuchaba los gritos de sus hermanos y no podía hacer nada más que correr desesperada buscándolos para ayudarlos sin lograrlo, pero lo que más le había afectado había sido las palabras de Norman cuando le pregunto por que razón no desconfiaba en ella.

“Somos lo único que tienes, no nos traicionarías de ninguna manera”, era algo tan cierto que simplemente no podía aceptar. Tenía una gran dependencia por sus hermanos por lo que lastimarlos sería algo que no se perdonaría nunca a si misma pero algo en el tono en que Norman lo había dicho la estaba haciendo sentirse mucho más nerviosa de lo común, ¿Acaso ella estaba mal en depender de aquella manera o simplemente el albino sabía las razones de su dependencia?

Sus pensamientos se movían con rapidez por su mente como si de un rompecabezas complicado de armar se tratara, daba vueltas en su cama sin poder conciliar el sueño por lo que decidió levantarse aunque sea por unos minutos. No pensaba en las peligrosas posibilidades de que Isabella o la hermana Krone la atraparan caminando a mitad de la noche sin rumbo alguno, solamente deseaba salir de aquellos pensamientos.

De manera suave salió de la habitación con el cuidado de no despertar a ninguno de sus hermanos, lo que menos quería en esos momentos era responder pteguntas sin embargo a medida que caminaba por aquellos pasillos se sentía ciertamente observada hasta el momento en que una mano se apoyo en su hombro. Como primer instinto ante aquello Rachel cerro sus ojos con fuerzas para luego abrirlos de nuevo y voltear se ante la suave voz que le había estado generando tantas dudas desde el principio.

— Lo siento, no quería asustarte. — susurro Norman con una sonrisa, quizás sus palabras decían aquello pero por su rostro Rachel sabía que aquello había sido hecho a propósito por el albino.

— ¿Estas mintiendo? — pregunto la chica también en un susurro puesto que no era conveniente que alguien los viera despierto a aquella hora, más allá de lo que habían descubierto sobre el traidor cualquiera de los niños que no supieran nada de aquello podrían decirle a Isabella que habían estado levantados al día siguiente si es que los descubrían.

— ¿Que haces aquí? — respondió Norman evadiendo su pregunta como tan solo él podía hacer, aquel pensamiento fugaz de admiración que siempre había sentido por el chico paso por la cabeza de Rachel sin embargo ella lo ignoro antes de responder a la pregunta.

— Pesadillas. — fue una respuesta simple sin demasiada información más que la suficiente para que el chico entendiera la razón de que ella estuviera allí, y aunque no lo diría Norman comprendía bastante bien a la chica puesto que él también tenía pesadillas constantes, el temor de no ser lo suficiente como para hacer que Emma y Rachel escaparan de aquel lugar era más grande que él a veces.

No se necesitaron más palabras en aquel momento, simplemente Rachel se largo a llorar como tanto deseaba hacerlo desde el momento en que todo aquello la había superado y Norman la recibió entre sus brazos consolándola como si fueran pequeños de nuevo, como si estuvieran de nuevo en el momento en el que lo único que a ella le dolía era algún golpe que se hubiera dado aunque no era así puesto que todo era mucho más grave y no tenían nada más que su confianza en el otro.

The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora