II

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Eres mía Thompson

–Harry –la voz de la hermana menor del moreno la hizo reaccionar ¿Qué le pasaba? Sintió como el moreno se levantó solo para ir a buscarle el objeto que la pequeña pedía para volver a irse ¿Y si se iba ella? No sabía qué hacer, sentía que si se iba él se molestaría más, suspiro.

–Toma –miro como Harry sonreía al darle el objeto a la niña de diez años, la pequeña pronuncio un gracias antes de irse. Escucho a lo lejos la puerta cerrarse ¿Podía escapar de ese chico? No, sin importar que tanto esfuerzo hiciera no podía mantenerlo lejos por mucho tiempo.

No pronuncio nada al escuchar la puerta cerrar, se sentía molesto por alguna razón ¿Qué le pasaba? Ella tenía razón debía sentir asco mas no lo sentía ¿Qué le pasaba? La miro, tenía los ojos cerrados intentando mantenerse concentrada seguro, sonrió.

"Volvió a escuchar otro gemido de parte de ella al ser penetrada por él una vez más, no detuvo sus embestidas al contrario las aumento al sentir como esas uñas eran clavadas en su espalda. Podía jurar que no se acostumbraría al tamaño de su miembro pero hay estaban una vez más en aquel cuarto provocándole esas sensaciones tan irreales para ella ¿Qué hacía en ese lugar? Un mordisco por encima de sus senos la hizo salir de aquel trance en el que se encontraba volviendo a gemir, la había mordido eso le dejaría marca lo sabía el dolor se lo indicaba sin embargo el dolor desapareció siendo remplazado por placer.

Harry~ gimió, fue acomodada sobre las piernas de él sentándola a horcadas besándola, atrapando cada gemido de ella con cada beso de ambos empezando una guerra de lenguas.

Nadie imaginaria que esa chica se encontraba en los brazos de él siendo penetrada con rapidez, los gemidos de ambos eran lo único que se escuchaban de parte de ambos, por un momento la chica coloco su rostro entre el hueco entre el cuello y el hombro mordiéndolo provocando un gemido de parte de él, sonrió más sabia que no debió hacerlo en cuestión de segundos estaba acostada sobre la cama con ambas piernas en los hombros de él penetrándola más fuerte, sintió como perdía los sentidos y la poca cordura que le quedaba en su mente se perdió con el placer que sentía.

Quiero que te vengas conmigo Adele miro como ella cerraba sus ojos y se aferraba a las vestimentas de la cama, no lo negaría le gusta ver la en ese modo"

Cerro sus manos en forma de puño alejándose de ella, sin pensarlo se metió al baño queriendo meterse un tiro ¿Loco no? Ella noto el portazo que este le daba a la puerta del baño extrañaba se levantó del mueble, al estar frente a la puerta no supo que hacer ¿Debía tocar? No quería molestarlo ¿Estaba bien el chico que le daba tanto placer? Una mueca de desagrado se mostró en su rostro. Suspiro si tenía problemas esperaba tenerlos por un buen motivo y toco.

– ¿Qué quieres Thompson? –pregunto con obvia molestia en su voz ¿Había hecho algo mal? Miro la puerta preguntándose ¿Debía entrar?

– ¿Se siente bien Harry Wattsón? –sabía que lo mejor era llamarlo por su nombre o apellido si se encontraba en ese estado, no fueron sus intenciones molestarlo más. ¿Por qué lo trataba con tanta formalidad? Abrió la puerta de golpe he hizo que ella entrara al baño, acorralándola contra la pared y sus brazos abrió la llave de la ducha.

–Te dejare algo en claro Thompson –el agua los había envuelto a ambos, mojándolos completamente sonrió al verla cerrar sus ojos en el momento en que le levanto la falda que traía puesta en ese instante, la beso como tantas veces, de un jalón le bajo la falda con todo y pantis–. Eres mía Thompson, solo mía –dijo metiéndole dos dedos en sus entrada, ella gimió ¿Qué le pasaba? Y entonces recordó las palabras de él hace un momento ¿Estaba molesto por a verlo ignorado y a verse ido con ese chico? Pero si es su mejor amigo, jamás podría tener algo con él.

– ¡Harry! –chillo al ser penetrada de una sola embestida, no le dolió después de todo estaba lista para ser penetrada mas no se acostumbraba al tamaño, al sentir como él la cargaba de los muslos ella envolvió en su cintura ambas piernas a su alrededor dando más placer y comodidad–. Mas

–Como tú quieras –incrementando sus embestidas la beso, dejaría marcas si era necesario, no negaría que quería alejarla de cada hombre mas no podía hacerlo, no podía alejarla de todo lo que conocía y menos ahora que empezaba a estar bien con todos. Al sentir como las paredes de su interior apretaban su miembro no se detuvo, sabía que estaba cerca de su orgasmo y la penetro mucho más fuerte queriendo llegar también junto a ella.

Solo Sexo, No es Ilusión ©    Vely BlanocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora