Estoy contigo, durante esta noche oscura.

Capítulo 6: Frustración

Miraba nervioso como el profesor Jensen corregía los exámenes. Sin duda estaría corrigiendo el suyo, puesto que el hombre mostraba expresiones de asombro al mirar la hoja de papel en sus manos.

Se había equivocado mas de una vez, lo sabia. Una y otra vez borro y reescribió la respuesta que creía era la correcta, manchando la hoja y desgastando el papel con cada pasada del borrador.

Estaba incierto en si se había equivocado o si algo mas lo impulso a cambiar de respuesta en ese momento. Conocía la razón, Hal. Aquel castaño que hace semanas lo volvía loco, no por su actitud, sino por lo que sentía por el.

"Te amo" le expreso bajo los efectos de la bebida. Mas este parecía no recordar nada de lo que dijo mientras estaba ebrio. Aun lo seguía viendo como a un amigo, ignorando que esas palabras alguna vez salieron de su boca.

Hal lo cambio todo. Y sin embargo aun no le correspondía, si en verdad le gustaba ¿por que no decía nada? ¿Por que Hal se reservaba tanto?

Demonios, ¿por que no soy yo capaz de confesar lo que siento, tan patético soy? Se preguntaba, ahogándose en un mar de dudas y temores.

Miro nuevamente en dirección hacia su profesor. Su cabeza le dolía, había estudiado como loco los últimos días y aun así sabia que apenas había rascado la superficie de todo el material que tenia. Volvió a llegar tarde mas de una vez, incluyendo ese mismo día, aunque ahora Hal también era parte de esa ecuación de no llegar a tiempo.

El castaño estaba mas de una vez en sus pensamientos, no había momento en el que la imagen de Hal no estuviera en su mente. Con esa sonrisa tonta que hacia, llevando la chaqueta de aviador que tanto le gustaba y que consideraba como algo que le daba buena suerte.

Quería tenerlo solo para el, abrazarlo, besarle y decirle cuanto lo amaba, aun con esa actitud infantil que mas de una vez demostraba. Decirle cuanto le dolía cada vez que le insultaba, cuanto sufría por no decirle lo que sentía, la agonía que experimentaba al ver que el castaño sufría cuando algo no iba bien.

Estaba perdidamente enamorado de el, lo sabia. Y aun así no podía ser lo suficientemente audaz como en otras ocasiones para decirle lo que sentía por el. "Te amo", esa maldita palabra que sus labios se negaban a articular. Que su mente le obligaba a cambiar de rumbo a ultimo momento, haciéndole actuar como un idiota y quedando en ridículo frente al castaño, quien solo se limitaba a mirarle raro o reír ante la forma de actuar del rubio. Esa palabra que en el fondo atentaba contra todo su ser, como si estuviera prohibido para el.

En su ser se libraba una batalla de lo mas intensa, haciendo que Waterloo o Falkirk quedaran como una simple maqueta con soldaditos de juguete sobre esta. Parte de el anhelaba librarse de sus dudas, de sus propias ataduras y decirle a Hal todo lo que sentía. Pero su contrario, la parte de el mas antigua, aquella que vez tras vez le recordaba que el era su mejor amigo y seria terrible dejar que el rubio cediera a tan bajo instinto por el anhelo de algo que no sabia si en verdad le era correspondido.

Era Barry vs. Bartholomew en su cabeza. Si algo como esto pudiera ser grabado sin duda se haría rico por la enorme audiencia que conseguiría, pensaba, comenzando a ignorar las expresiones de su profesor. ¿Que pensaría Hal si escuchara algo así? se pregunto, riendo ante la interrogante que se había puesto en cuanto a su lucha interna.

Hal. Hal. Hal. El castaño nuevamente invadía su mente, sin darle un respiro. Ni un leve momento de intimidad en lo mas profundo de su ser. Odiaba que el castaño apareciera así de la nada en su cabeza. Pero aun mas el que una parte de el quisiera arrancarlo, extirparlo cual tumoración maligna, puesto que este le estaba afectando.

Odiaba estar atado de esta forma, de no poder ser el mismo que había sido antes de sentir estos sentimientos hacia el castaño. Quería ser como uno de esos meta humanos que aparecían en los cómics que Hal traía cuando lo visitaba, cuando eran niños. Quería correr, lo mas lejos posible, alejarse del castaño la mayor distancia que pudiera. Solo para regresar a el a una velocidad aun mayor, con este esperándole con ambos brazos abiertos, levantandole y besandole tiernamente, como si nada mas importara a su alrededor.