Era un día normal para los Siete Pecados Capitales, estaban siendo llevados por la mamá de Hawk a una localización de la cuál, ni siquiera Merlín sabía mucho. Eran tiempos de paz, luego de haber derrotado al Rey Demonio y de haber roto la maldición...
Luego de la muerte de la Diosa Elizabeth, ambos grupos de pecados sufrieron un gran distanciamiento que cualquier persona que los viera, supiera o no lo que había pasado, lo notaría.
De las personas ajenas a los pecados, quien había estado más preocupado fue Todoroki Shoto, en el tiempo que había convivido con la capitana de los Siete Pecados, había logrado tomarle cariño, tanto a ella como a sus compañeros, pero sobre todo a (Tn_).
Mientras tanto, los Mandamientos habían avanzado con sus planes, pero dos de ellos no estaban para nada felices, el Mandamiento del Desinterés, la Diosa Aria, y el Mandamiento de la Piedad, Zeldris.
Aria se encontraba en un completo estado de shock, aun no aceptaba que había sido ella quien había asesinado a Elizabeth, la albina era su amiga, era alguien a quien admiraba... Aria odiaba matar personas, por eso amaba su poder mágico, porque le permitía evitar matar a sus enemigos... Pero esta vez ella no pudo evitarlo.
Zeldris: Aria... *Murmuró el demonio con un pequeño astibo de libertad, gracias a Aria*
El pelinegro tampoco creía lo que había sucedido, nunca había visto a su sobrina tan enojada, nunca había visto a Aria asesinar a alguien... Sabía que estaba mal, quería librarse del hechizo que lo aprisionaba, no por él, sino por Meliodas, por Elizabeth, por sus sobrinas... Por Aria...
Aria en el pasado, fue el punto débil de Zeldris, se habían conocido en la Guerra Santa, luego de que el demonio hubiera sellado a Gelda y a los demás vampiros, ella de cierta forma le recordaba a Gelda, Aria lo entendía, pero había un problema... Aria era una diosa...
Sin embargo, luego de que Meliodas liberará a Gelda de su sello después de vencer a su padre, Zeldris fue traicionado por Gelda al descubrir que ella amaba a alguien más, él entró en crisis por un tiempo, pero entonces se reencontró con Aria, ella se había librado del encierro de las Diosas y de alguna manera lo había encontrado, aunque aún él no quería aceptarlo, la había extrañado.
Le afectaba ver a la Diosa tan triste, lo había decidido...
Una vez fue el Rey Demonio, volvería a asumir esa forma, con tal de hacer pagar a su padre y ayudar a Aria...
De pronto, se sintió el aumento drástico de poder de Zeldris, los Mandamientos observaron al príncipe con sorpresa mientras que una capa de materia oscura lo cubría, dando paso a un Zeldris completamente diferente.
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Adoptando su forma de Rey Demonio, el pelinegro se acercó a Aria y la tomó en brazos para luego simplemente marcharse de allí con la Diosa en brazos, liberados ambos del hechizo de Estarrosa sólo había un lugar al que podían ir, a la Yūei, donde estaba Meliodas, donde estaban los pecados...
