01 | ¡Azuca!

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Era otro día normal en las calles de Musutafu, personas bailando por las calles en grupo junto al sonido de las sirenas por doquier.

Unos hombres bajan de una camioneta con sus respectivos uniformes de heladeros. Entran a la tienda en la que se habían detenido en frente. Viendo primero a un hombre con cabellera peliverde y un bigote negro, pareciendo falso a decir verdad, haciendo movimientos extraños, que para él eso sería como bailar.

Los heladeros se le acercan y el extraño hombre percatandose de esto les habla.

- ¡Epa, epa! Baila conmigo - Dijo haciendo notar su acento falso, que era algo así como el de un inglés. Pero los sujetos no les responden. - ¿Que tu quiere, cabeza hueca? - agita su cabeza.

- ¿Donde está Monoma? - le preguntan serios

- Dile que el de los helados, arribo ya. - tenían un acento europeo.

- ¡Monoma! - grito el que atiende la tienda. Recibiendo un "¿Si, papi?" Del otro lado de la cortina. - Ven aquí.

- ¡Aquí voy, azuca! - sale el otro bailando con un tabaco en la boca y unas maracas. Y ambos se ponen a bailar. - Baila conmigo, baila conmigo - decían al unísono mientras los hombres los veían con el ceño fruncido.

- ¡La vida loca! ¡La vida loca! - se ponían a cantar para detenerse un momento y continuar. Los hombres los miraban cada vez más extrañados por el comportamiento de ambos. Mientras que uno de ellos repetía "Azuca", "Azuca"

- ¡Ya! - gritó frustado el heladero. - ¿No podríamos terminar? - Haciendo que los dos chicos parasen y lo viesen. - ¿Tienen lo portado? - dice más calmado. Refiriéndose al dinero que le tienen que dar a cambio de los paquetes que traía.

El rubio bajo una maraca y quitandose el tabaco a que llevaba en la boca. - aquí. - le pide con la mano que se acerque. - ¡Guantanamera! ¡Guajira Guantanamera! ¡Guajira Guantanamera! ¡Guajira Guantanamera! - cantó asustando al hombre que se alejó un poco y los miro con repulsión.

Su compañero quien tambien traia un tabaco en la coba se lo saca para explicar lo que habia dicho su amigo. - Dice que no te dara ni un solo centavo, hasta que no le digas que que sabor es el helado.

- Vainilla. Es lo que ordeno.

- Dile pue'

- De acuerdo. - dice el peliverde sacando un maletin debajo de la mesa plateado. "Azuca" fue lo que dijo al abrirlo y ver la inmensidad de billetes. El hombre con una sonrisa en su rostro a ver tremenda cantidad, le pide a sus compañeros que trajeran la mercancia. Con baldes de helado en manos lo dejaron en la tienda mientras los chicos se reían entre ellos por la frase "Traigan la mercancia"

- Ahi esta su helado. - cierra el maletin con la intención de llevarselo pelo es detenido por el rubio.

- ¡Un momento compadre! - lo miran con molestia. - Dile. Lo veo venir, venir ¡Y el dice "tatatatatatata"! - exclama imitando tener una metralleta en la mano. El de acento europeo los mira extrañados - Era macho, papi. - finge tristeza. - Yo le digo ¡Caray! - agarrando una botella de gaseosa observándola mientras se subía a la mesa. - ¿Como se llama, papi? - le mostró la botella para después gritar mirando arriba con la mano levantada "¡¿Porque?!". - El viene y dice "Lalaralara bom bom. Se necesita un poco de gracia". Dile. - con lo último golpea a su compañero.

- Y dije. - se sacaron los bigotes obviamente falsos lastimándose en el proceso. Tenían ganas de llorar pero no lo harían. Menos Izuku las lágrimas para él ya salen por si solas. - F-FBi. Están detenidos. - mostrando sus placas.

- Quiere huir.

- No lo hará.

Los heladeros se echaron a correr.

¿Y donde están las rubias?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora