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Jungkook.

Que Mía se haya alejado me había tenido mal incluso había dejado crecer mi barba, estaba desaliñado todo el tiempo y el hecho de estar pensando en su hermosa figura hizo desaparecer de mi el querer volver a matar a alguien y aunque cualquier mujer que no fuera Mía me daba asco cada noche que pasé sin ella traté de buscar en cualquiera sus labios, sus caricias.
Los días pasaron y el no sentir los abrazos de Jiminie ni escuchar sus carcajadas me hizo incluso perder el juicio hasta que un buen día ella marcó:

-Vuelve a casa, Jungkook. -Dijo apenas con un hilo de voz, el escucharla mal hizo que el corazón se me hiciera pequeño y de lejos escuché un “¡Hola Papi!” con euforia de parte de mi hijo, entonces una sonrisa se dibujó en mi rostro.

-Mi amor, mi pequeña Mía ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

-Solo quiero que vuelvas a casa con nosotros, Jiminie te extraña y bueno, yo también.

Entonces como alma que lleva el diablo me puse de pie, extendí como pude las sábanas blancas de la cama y eché todo dentro de la maleta, estaba dispuesto a tomar el primer avión que me llevara de vuelta con mi familia y así fue, bajé al lobby del hotel pagando todos los días que nos habíamos quedado, entregué el auto rentado y me dirigí en taxi hasta el aeropuerto.
Muy pronto Mía volvería a estar a mi lado.
Como siempre debió ser.
Como siempre será.

[…]

Narrador omnisciente.

Todo había pasado tan rápido que ya no se sabía si el tiempo era el necesario para tomar tantas decisiones.
Mía y Jiminie se dirigían de nuevo a los Estados Unidos así como Jungkook, ¿Acaso Mía estaba bien en haberle pedido que volviera con ellos a USA? ¿volver a casa sería lo más seguro?

-La estúpida de Mía ya va para allá con el bastardito, solo espero que esta maldita vez acates el plan como había acordado, imbécil, recuerda todo lo que hemos pasado por ella. -Dijo con aires de grandeza y superioridad, como si se tratara de un general dándole órdenes a un simple militar.

-Lo sé, está vez todo saldrá como quedamos. -Contestó aquella voz que llevaba recelo e ira en ella, quizás solo se trataba de un plan sobre un asesinato pasional o quizás se trataba de un plan que iba más allá de una venganza.
De algo todos estaban seguros y era que pronto todos pagarían la deuda que tenían con el diablo, con Taehyung.

-Hay algo que quiero hacer antes, es un poco salir de lo ya acordado. -Rió como si acabara de decir un chiste de esos de los canales de comedia, su risa estaba llena de maldad y psicosis -Quiero que matemos a su madre.

-¿¡Qué!? ¿Acaso te has vuelvo loco? ¡Carajo no, eso no,, no seas tan idiota!

-Eh shh, no me hables tú a mi de esa manera, cuida tu tono. -Le reprochó y sin embargo quería seguir riendo. -Ya mandé hombres a Corea a más tardar mañana la vieja estará muerta y de Mía, es mejor que me encargue yo.

Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se alejó de él hasta un tiempo oportuno.
Eso era lo que decía Lucas en la Biblia, eso era lo que le sucedía al castaño cada saciaba su tentación.

[…]

Mía.

Jiminie y yo ya estábamos de vuelta en casa, todo seguía tan monótono como siempre: el clima seguía siendo frío, escuché en el aeropuerto que el frío había empeorado las últimas semanas y que era seguro que nevara los próximos días.
Arropé a Jiminie y lo llevé hasta su cama, yo fui a mi habitación y recostada en la cama tomé el álbum de fotos y saqué de el una foto que tenía del instituto donde estábamos Jin y yo, lo recuerdo bien, era nuestra primera vez en el Congreso, habíamos ido a la charla de uno de los maestros de ese entonces, llevábamos mini banderas de Corea hechas de papel, de recordar una sonrisita melancólica salió de mi. Lloré, sí, él había muerto por mi culpa, todo había sido por mi… Quizás debí decirle que si, que me iría con el sin mirar atrás pero no, ahora ya era tarde.
Fui con la foto hasta la cocina y la coloqué en un portaretratos, la coloqué en la ventana con una vela enfrente, salí al jardín y antes de que las rosas se secaran corté un par de ellas y las puse sobre agua en un jarronsito, a Jin le encantaban, ojalá hubiera podido darle unas aun estando vivo, era tan triste y penoso que tuviera que dárselas solo frente a una foto.

 ᴀʟ ғɪɴᴀʟ ᴅᴇʟ ʙᴏsǫᴜᴇWhere stories live. Discover now