Mientras movía el pie apoyado en su rodilla, la punta de la agujeta golpeaba el costado de su zapato. Ese era el único sonido en la habitación.
— ¿Hablarás? —Preguntó Freddy, sin despegar la mirada del pie de su amigo.
Bryan soltó aire ruidosamente, conteniendo el fuerte impulso de cerrar los ojos.
—Fue una simple fiesta, en la que me emborraché. No hay más que decir, Freddy.
El mencionado aguardó unos instantes. Se encontraban en la casa de Alonso, dentro de la habitación a la que Bryan estaba dando uso antes de marcharse a su departamento. Era evidente, ni siquiera se había molestado en desempacar, y las paredes, a diferencia de la habitación de Alonso, carecían de cualquier tipo de distintivo.
—Eso no explica por qué le dijiste a todo el mundo que tu nombre es Álvaro.
Bryan se levantó de la orilla de la cama, dando algunos pasos hacia la puerta, mientras Freddy permaneció recargado sobre el tocador.
—Tengo sed, podemos terminar de hablar en la cocina —le ofreció, poniendo una mano sobre la perilla.
—Te hice una pregunta, yo...
—Estaba jugando ¿de acuerdo? —Respondió secamente, girándose con brusquedad—. En España solía hacer eso con un par de amigos: Ir a lugares, dar otro nombre e inventarnos otra historia de vida. Era divertido.
Freddy asintió confundido. A pesar de no haber recibido una respuesta afirmativa, Bryan optó por abrir la puerta y salir al pasillo. Freddy fue tras él.
Una vez en la cocina, Bryan abrió el refrigerador y tomó dos latas de refresco. Freddy tomó asiento en la mesa redonda y tomó una de ellas cuando le fue ofrecida.
— Lo siento si estoy siendo invasivo —declaró, antes de dar un primer trago—. Es solo que realmente necesitaba saber dónde estabas. Sobre todo después de que no llegaras al cine.
La última frase fue pronunciada en apenas un susurro. Bryan tenía ambas manos alrededor de su lata, y asintió lentamente con la cabeza gacha.
—Te ofrezco una disculpa por eso. Pensé que podía manejarlo —admitió—. Estar contigo antes de llegar a la fiesta.
Freddy estuvo a punto de decirle que bien pudo haberlo invitado a la fiesta, que eso no le sonaba como una justificación lógica. Sin embargo se mantuvo en silencio, por lo que Bryan decidió intervenir otra vez.
—Por otra parte, no tienes que sentirte obligado a cuidarme. Yo no soy tu responsabilidad ni tú la mía.
Freddy sintió un encogimiento en su interior ante esa declaración.
—No estoy de acuerdo. Es lógico que uno se preocupe por la gente que le importa. Especialmente si estás por ahí, emborrachándote en medio de un montón de extraños.
Bryan levantó ambas cejas con incredulidad.
— ¿En serio? Porque salir a beber suena a algo que Alan o Jos hicieron en su momento. ¿También les pediste una explicación a ellos? ¿También perdiste la cabeza con ellos como lo hiciste conmigo anoche?
Freddy se sintió expuesto. Era cierto, había actuado fuera de sí. Durante el camino hacia la casa de Alonso, dejó claro cuan furioso estaba con su mejor amigo, pero es que las circunstancias lo habían ido descolocando.
—Tienes razón, y lo siento por eso —admitió avergonzado.
Bryan terminó con lo que quedaba de su refresco de un solo trago, luego se puso de pie para desechar la lata.
—Debí haber sido claro desde el principio —hizo una fuerte exhalación mientras volvía a sentarse—. Lamento haberte hecho perder el tiempo ayer.
Las palabras sonaron sinceras, pero Freddy podía sentir esa barrera que aún lo separaba de la total confianza de su mejor amigo.
—Bryan... ¿hay otra cosa con la que no estés siendo claro? —Preguntó, tomando tanto valor como podía. —. Cuando te pregunté si estabas bien dijiste que solo estabas cansado por el viaje, pero sé que que algo está pasándote, puedo verlo.
El rostro de Bryan dejó de ser inescrutable, pero volvió a su anterior estado en un fugaz segundo. Aunque pudo darse cuenta que su pregunta logró un efecto en él.
—Freddy, hay... —los ojos de Bryan fueron de un lado a otro de la habitación—. Hay muchas cosas que en este momento no...
El sonido del timbre obligó a Bryan a dejar la frase a la mitad. Freddy jamás había sentido tantas ganas de maldecir al artefacto.
Con una sonrisa incomoda, Bryan estuvo a punto de ponerse de pie, pero el las rápidas pisadas de Alonso bajando las escaleras lo detuvieron.
—Es para mí —gritó.
Por supuesto que era para él ¿para quién más si no? pensó Freddy, molesto por la interrupción.
Desde la cocina se pudo escuchar cómo Alonso recibía a Oliver. Bryan pareció ligeramente incómodo. Entonces Freddy recordó que para él, esa voz pertenecía a un extraño.
—Es Oliver —explicó—. A veces olvido que no conoces nada de él.
Las voces se fueron perdiendo mientras se dirigían a la planta de arriban. Se hizo el silencio, y Freddy decidió terminar con lo que quedaba de su refresco para llenar ese espacio en blanco.
Momentos después, Alonso abrió lentamente la puerta de la cocina, e introdujo la cabeza por el pequeño espacio.
— ¿Puedo pasar? —Pregunto, aun tratándose de su propia cocina—. No quiero ser una interrupción.
Freddy casi sonrió, mientras Bryan hacía un gesto para indicarle que no estaba interrumpiendo. Porque no se puede interrumpir una conversación que hacía minutos había muerto.
—Oliver y yo estamos a punto de ver una película —decía mientras tomaba un par de paquetes de palomitas para microondas de la alacena — Pueden unírsenos si quieren.
Freddy no emitió palabra, aguardando por la reacción del otro.
—Él quiere conocerte, Bryan —dijo Alonso emocionado—. De hecho quería que los presentara en cuanto llegó, pero le dije que esperáramos un momento a que ustedes terminaran de hablar.
Repentinamente Bryan se puso de pie, haciendo chirriar su silla contra el piso.
—Es muy amable, pero Freddy yo tenemos algo que hacer —respondió—. Será mejor que nos demos prisa.
Freddy no pudo disimular la sorpresa en su rostro. El ceño fruncido y las cejas arqueadas mientras observaba a Bryan.
—Siendo así, diviértanse —su sonrisa se hizo más amplia—. Ya habrá tiempo para que Oliver y tú se conozcan.
Antes de que Alonso saliera de la cocina, le dirigió a Freddy una mirada de complicidad, levantando ambos pulgares. El gesto le produjo una sensación de calidez, sus amigos sabían cuan valiosa era para Freddy la posibilidad de reconstruir su amistad con Bryan.,
En cuanto estuvieron solos otra vez, Freddy se levantó poco a poco de su silla.
— ¿Hiciste planes para nosotros? —Preguntó, esforzándose por mantener un tono de voz neutral. No quería que Bryan pensara que estaba sobre reaccionando, aunque así fuera.
—Quiero recompensarte por lo de ayer —explicó, dirigiéndose a la salida.
No sabía a dónde iban ni cuánto tiempo podría disfrutar de su compañía, pero si sabía que esa tarde había estado cerca de lograr que Bryan le contara lo que pasaba por su cabeza. No iba a rendirse, no iba a darse por vencido.
—Vamos, Bryan.

YOU ARE READING
VOY A TI (REGRESA #2) | Breddy Meyva
FanfictionBryan está de regreso. Ha vuelto a México tan solo seis meses después de partir a España, y es para quedarse. Pero no parece ser la misma persona de la que Freddy se despidió. Algo ha cambiado en él, algo ha pasado mientras estuvo fuera. Freddy está...