La historia tiene que ver con las costas de Corea del Sur, por lo que si no os acercáis ahí estaréis a salvo.
Dicen que un chico que iba haciendo footing al lado de unas rocas cerca de la playa, de repente se resbala y cae a dichas rocas haciéndose una herida bastante grave en su pié.
El chico, con mucho dolor, se limpia con agua de mar la herida y se pone una venda que tenía para casos como este. Un poco cojeando, sale de ese lugar y se marcha a casa.
Al día siguiente está cojo y le pica bastante la herida, pero mantiene la venda puesta ya que cree que es necesario mantenerlo por unos 3-4 días...
Pero cuando llegó el día de quitar la venda, lo hace y que sorpresa... su herida está cubierta por unas pequeñas ostras pegadas a su pie!
Las ostras estaban bien cubiertas por la venda y se estaban alimentando de la sangre de la herida... hasta que se habían pegado como si fuera una roca!
Intentó quitarlas como pudo pero le fue imposible... se encerró en casa intentando ocultar su problema.
Hasta que un día y al no dar señales de vida, uno de sus amigos fue a su casa después de mucho tiempo sin saber de él. Llamó a la puerta.
Nadie contesto.
Miró por la ventana y vio lo que parecía un cuerpo dentro de la cama.
Apurado su amigo, abrió la puerta con un fuerte golpe y entro a la habitación donde se supone que se encontraba su amigo...
Y sí, se encontraba pero de una manera que nunca jamás se habría imaginado:
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El chico estaba tumbado en su cama, muerto y cubierto por todo tipo de ostras y conchas marinas...
Por eso cuidado con las pequeñas heridas que te haces y sobre todo dónde te las haces...
