Mi rutina

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Por fin tendría la paz y tranquilidad que tanto deseaba. Ya era hora se decía. 

Le había costado varios meses de ahorros el comprar aquella casa; pero al menos podría decir que era suya y podría vivir bajo sus propias reglas. El estar teniendo que obedecer y sobre todo ser sobre cargado con los deberes de la casa en la que vivía con sus hermanos le era demasiado abrumador; le hastiaba. Tal vez hubiese soportado más tiempo si no fuera por lo "delicado" que era su hermano mayor respeto a sus cosas y todo lo que le rodeara o si su otro hermano no fuese un aprovechado y le dejara todos sus deberes a él... No importa. Adiós a las quejas innecesarias y sobre exageradas de Brick, eso incluyendo que siquiera aportaba la ayuda para preparar la comida -el muy delicado prefería comer fuera- y sobre todo adiós al aprovechado de Butch, sayonara al ser su cocinero personal. Si, esto estaba mejor.

Boomer no podía estar más que a gusto en su nuevo hogar; si bien eran pocas las cosas que tenía, estas no importaban pues su paz mental y física se encontraba en mejor estado. Su rutina siempre era la misma salvo cuando le entraba inspiración comenzaba a realizar sus hobbies. De ahí en más nada era diferente. ¿Qué si extrañaba a sus hermanos? Para nada, ya ni recordaba el tenerlos. Los únicos molestos eran los niños en el vecindario pero mientras a él no lo molestasen que más daba. Por algo no formo una familia, tal vez a su esposa la tolerara pero a los niños... no, ni hablar.

Habían pasado tres semanas desde que me mude, salvo por los mocosos puedo asegurar que estoy en el paraíso, las noches son completamente silenciosas, ni siquiera las peleas de los gatos callejeros se escuchan en los techos, ni mucho menos se escucha el arañar y ese maullido característico de mi gato tratando de entrar en las madrugadas a mi cuarto mientras duermo; es raro aun sabiendo que Butch lo atropello por accidente cuando apenas aprendía a conducir... ¡Oh!, casi lo olvido, mi café se enfriara.

Me recosté en la cama, cobijado hasta las piernas, en mi regazo se hallaba un libro sobre arte abstracto; apenas estaba a la mitad de leído. Paz y tranquilidad. Mi café aún estaba caliente, continuaba mi lectura teniendo como única fuente de iluminación la luz de la luna atravesar  por de la ventana cerrada con las cortinas sin removerse debido al viento -me enfermaba con facilidad-, la noche silenciosa...

Escuche como tocaban la puerta de entrada insistentemente. Ya se habían tardado, molestos escuincles pudiendo molestar en la mañana, ¿Por qué en la noche? Deje de lado mi taza de café y mi lectura y molesto con intención de regañarlos por molestarme baje las escaleras hasta el primer piso, abrí la puerta y solo saque la cabeza para divisar que los niños ya no estaban. De seguro salieron corriendo. Genial, simplemente genial. Mi noche arruinada.

Azote la puerta con fuerza, enojado; ni siquiera pude desquitarme con ellos. Subí las escaleras dando zancadas, azote la puerta de mi habitación causando que sintiera una corriente de aire, aún más molesto me acerque a la ventana y la cerré, cerré mi libro sin ponerle un separador y aleje mi café. Mañana será otro día.... ¿¡Que hice que!?

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A/N: Segundo capitulo publicado a las once de la noche. ¡Wo-ho!

Aun si esta historia se entierra en el olvido yo seguiré publicando; chao. 

Por cierto... Palabras: 559 -según word y sin corregir ortografía. 

Historias de Terror CortasWhere stories live. Discover now