¿A quién darás tu información?

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¿En serio? Yo también soy de ahí.

¡Que coincidencia que también seamos de la misma secundaria!

Si, es genial. Un gusto en conocerte entonces. No creí que tu nickname fuera tu nombre verdadero. Se escucha asombroso.

¿Mi nombre? Me llamo...

-¿Que te he dicho sobre hablar con extraños?

-Mitch, es solo un juego en línea y...

¡Oye! ¿Porque desconectaste todo? Oh no, ahora que dirán los demás de mi. Vamos en la misma secundaria y si le cuenta a los demás, se burlaran de mi.

-Suficiente. No me gusta cuando lloriqueas, eres demasiado llorón. Si tanto te preocupaba sobre que dirían de ti debiste guardarte el dar información innecesaria a desconocidos.

-No te entiendo Mitch, porque eres así. Solo quiero hacer amigos.

-¿Y los reales no te sirven?- Pregunto en tono indiferente.

-Pero si apenas me dejas juntarme con ellos, apenas da la hora de salía y enseguida bienes por mi. No me queda otro medio...

-No es necesario que des datos de mas. Si solo entraron a jugar hagan eso. Nunca sabes con qué loco te podrías encontrar del otro lado.

El chico apenas iba a replicar de nueva cuenta a su padre cuando le vuelve a interrumpir.

-Al parecer todas las advertencias que te di no sirvieron.

-Yo... No fue mi int...- para ese momento, el chico solo atinaba a intentar justificarse, sin lograrlo.

-Bien, supongo que tengo la culpa; después de todo no te he contado la historia, pero creo aún no estás en la edad de que te la cuente.

El hombre de pelo castaño se levanta para salir del cuarto de su hijo en cuanto el más joven le detiene.
Le asegura que ya está en la edad suficiente como para que le den miedo esas historias de terror. Después de todo no es como si fuera la primera vez que su padre trata de asustarle con cuentitos de terror.

El castaño se detiene antes de girar la perilla y con una sonrisa siniestra voltea y abre los brazos para abrazar a su pequeño, después de todo ama verle asustado.

-Que bueno que mi pequeña molestia esté creciendo y quiera adentrarse al mundo de terror... de la vida real. Cómo es el caso de dar tus datos a desconocidos.

-¡¡¡Mitch!!! La historia.

-Ja, bien, bien. Dudo que después de escucharla me veas igual. No es una historia cualquiera.

-¿Puedes comenzar?- Ahora era el chico quien interrumpía al adulto. no me perdí de un juego importante.

-Vale, vale chaval. No comportéis como crío. Bien. Esta es la historia de Takaaki. Un joven de a lo mejor tu misma edad.

Al igual que yo, sus padres ya le habían advertido sobre los peligros de dar información a desconocidos incluso llegaron a darle golpes como castigo debido a su desobediencia y después de que sus padres pagaron una fuerte cantidad de dinero debido a estafas que sufrió, el comprar skins y otras tonterías más con cargo a las tarjetas de sus padres y otros medios al haber dejado la cuenta en ceros.

El chico rubio siguió sin entender.
Y dejando el hecho de andar gastando el dinero de sus padres. Daba a los extraños sus datos personales.
Hasta que un día con la llegada de un nuevo miembro le restringieron la mayoría de sus videojuegos, consolas y demás relacionado para venderlas pues el nuevo miembro requería de productos que eran necesarios y sus padres no tenían el suficiente dinero  para comprar debido a la reciente deuda por la que salieron.

Historias de Terror CortasWhere stories live. Discover now