Capitulo 6

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Capítulo 6:

Totalmente atónito, me siento en la orilla de la cama, mientras miro la ventana de la habitación, sin pensar en nada en especial, como es de costumbre, mi mente está vacía.

Perdí la noción de mi ser, antes tampoco tenia mucha idea de quien era, pero ahora estoy totalmente perdido, como terminaron así las cosas?

Si alguien me preguntara como soy en realidad, en verdad no sabría que decir.

La atmosfera tan pesada de esta vieja casa me está asfixiando, así que me pongo una sudadera y salgo a caminar un rato.

Antes de salir, tomo un pequeño hielo del refrigerador, no es que este haciendo calor, pero por alguna razón me gusta masticar el hielo, no tiene sabor alguno, ni nada de especial, pero tal vez refleja lo superficial que es la vida que llevo, y por eso me gusta simplemente saber que lo estoy masticando.

Trato de dar caminatas todos los días, no me molesta, pero tampoco me agrada, solo lo hago como excusa de estar fuera de la casa un tiempo. A veces mientras estoy afuera, me dan ganas de correr, tal vez alguna vez lo hice, simplemente iba caminando y de repente comencé a correr, rápido, como si estuviera en una una carrera, puedo sentir la mirada de las demás personas, de seguro piensan que tengo prisa, pero en realidad no estoy sintiendo nada.

Llego a casa, todo sudado y un poco lastimado, hace mucho que no hacía ejercicio serio.

Veo a mi tía y al padre Gabriel, charlando en la mesa.

-Bienvenido, Nico

-Hola tía.

-Saluda al padre.

-Hola.

Lo dije casi mientras mis dientes rechinaban.

- Oye Nico, podrías sentarte un momento?

-Para qué?

-Solo quiero charlar un rato.

Acepto de mala gana la invitación, me siento en el sillón mientras mi tía me sirve algo de jugo de naranja.

-Gracias.

-Entonces, tratare de ser directo para no quitarte tanto tiempo, ¿no te has sentido vacío últimamente?

Con ganas de lanzarle el vaso en esa sucia cara que tiene, mejor le doy un sorbo al jugo. Un sorbo largo para prolongar el tiempo que tengo para pensar en la respuesta, dejo el vaso en la mesa y me preparo física y mentalmente para lo que voy a decir.

-Que ganas tu sabiendo si me siento solo o no?

-Nico!

-No te preocupes, Irene, déjamelo a mí, Nico, ¿no has sentido que haces cosas en contra de tu propia voluntad? ¿O que sientes que escuchas voces en tu cabeza?

-¿Tía, a que viene todo esto?

-Escucha, por favor.

-Nico, tenemos razones para creer que estas pasando por una posesión demoniaca.

-Eh?

No sabía si sentirme sorprendido, repugnado, asustado, o si simplemente empezarme a reír, por lo surrealista de la situación, la atmosfera de la sala se torno en un pesado ambiente de confusión y malas vibras, sentía la mirada de ambos, de mi tía y del padre Gabriel, como juzgándome, aun no sabía por qué, realmente no tenía idea de que contestar, ni sabía que pensar.

-Crees que no me di cuenta de lo incomodo que te sentías en la iglesia?, de las marcas que te aparecieron en el cuerpo? ¿O de las cosas que murmuras cuando duermes? ¿Las pesadillas que tienes?

- ¿Pero, eso que diablos tiene que ver?

-Son varios de los síntomas que se presentan en una posesión.

-Saben que, no tengo ganas de escuchar sus estupideces.

Me levanté del sillón y me dirigí hacia la puerta, sintiéndome un poco mareado, noto un pequeño trapo trapo que me corta la respiración, trato de resistirme, pero finalmente caigo dormido.

-No te preocupes, Irene, es lo que se tiene que hacer.

AteoWhere stories live. Discover now