Tú de mí y yo de ti

1. Dos mcflurry's... y patatas para acompañar!!

Sábado, 16.00h (Alex)

Como siempre la estoy esperando, no sé si es para molestarme o ya  le viene de genética. Pero el caso es que estoy aquí, plantada, mientras el sol se dedica a achicharrarme.
Cuando al fin se digna a aparecer, yo ya he acabado cuál pollo asado.
-Hola!- Dice ella tan ancha.- Perdona, es que a última hora me he dado cuenta  de que no me había maquillado, y como comprenderás no podía salir así a la calle. -Su tranquilidad a veces acaba con mi paciencia.
Entramos decididas a la estación, y vamos directas como balas hacia esas maquinitas de los billetes de tren. Todo va genial, dos mujeres decididas a coger un tren ellas solas. Hasta que nos plantamos frente a la máquina. Me mira, la miro, y la confusión es inevitable. ¿Que parada era?.
Tras una llamada de socorro al padre de Ana conseguimos saber nuestro destino.

Entramos en el Mcdonald's, aún faltan tres horas para que empiece la película, nosotras siempre previsoras. Nos acercamos a la máquina donde veo como ella disfruta como una cría al tocar la pantalla. - Dos Mcflurrys...- dice ella para sí misma- con m&m's y caramelo...- me mira pensativa- y unas patatas para acompañar!!!. Me gusta ver como se divierte como una niña pequeña. Creo que muchas veces olvido como pasarmelo bien. Siempre preocupada por todo. La verdad es que tendría que aprender de ella.
Tras inspeccionar el terreno, optamos por una mesa donde hay una butaca al sol y otra a la sombra. Sin dudarlo, me siento en la sombra y ella feliz al sol.
No sé por qué pero sé que algo le pasa, está triste, se lo veo en sus ojos. Supongo que será nuestra cuarta parte genética la que me lo indica.
-¿Estás bien?- digo de golpe.
-Claro- dice ella ensimismada.
-Va, sé que algo te pasa. Saltemonos las afirmaciones que sé que son negaciones y vayamos al grano.
-Vale- dice ella en un susurro. -¿Te acuerdas de aquella charla que tuvimos con las chicas donde me contaban que  él les dejaba bien claro que yo  no le interesaba, que ya tenía suficientes amigos? No puedo olvidarlo como si nada. Saber que aquella amistad que yo creia que teniamos a él le ha importado una mierda, la verdad es que me ha dolido. Siento que doy mucho y recibo muy poco. Estoy cansada de intentar complacer a todos. Sé que muchos me quieren por interés y la verdad ahora ya no se quien esta conmigo por lo que soy y no por lo que tengo.

Sé que tiene razón, ya lo sabia. Hay veces que de buena es tonta. Tal vez soy muy desconfiada pero, al fin y al cabo tenía razón. No es justo que tenga que aguantar como la usan solo cuando la necesitan. No es cáritas y no tiene porqué hacerlo. Estoy cansada de verla sufrir por gente que no vale la pena.

- Es lógico que te haya afectado. Es nuestro amigo.  Pero tienes que hacerte valer, no puedes seguir así.- Sé que le duele pero tanto ella como yo estamos pensando lo mismo.- No es justo que te usen. Te lo he dicho muchas veces y siempre acabas igual. Eres muy especial, ya no te lo digo ni como prima ni amiga, es verdad, la gente que te conoce de verdad sabe como eres, y los que no quieren verte es porque son unos ignorantes. Tal vez no eres perfecta, pero quién quiere a una Barbie anorexica que es más tonta que las piedras - Sólo con oír esas palabras, su cara cambia. Sus ojos empiezan a ponerse vidrioso, sus mejillas aún más coloradas y le empieza a temblar el labio.
-Esque estoy cansada. Desde pequeña me ha costado mucho integrarme, en los grandes grupos se pasaba un poco de mi i yo lo único que hacía era intentar ser buena . No entendía nada, no hasta que fui un poco más grande i comprendí que los niños de mi edad no me aceptaban por el simple hecho de no tener un metabolismo normal. La verdad es que veía cómo la gente más mayor aceptaba a las personas más rellenitas y entonces tuve esperanza. Esperanza que  destruí al no sentirme agusto con mi cuerpo y ver como todo seguía igual. Y ahora encima si no tienes una 34 de pantalón nadie se fija en tí, antes los chicos me daban igual pero ahora no y cada vez es más difícil ignorar el problema.
-Si alguien no te quiere por tu talla de pantalón es que tiene un problema, no puedes pretender cambiar cómo eres o tu físico por nadie.- Intento decirlo convencida, pero la verdad es que me identifico con ella. Muchas lo hacemos, intentamos hacer dietas milagrosas, apuntarnos a gimnasios incluso dejamos de comer. ¿Todo para que? Para que ell@s nos acepten, cuando la verdad es que nadie tiene que cambiarte, simplemente aceptarte.
-  ¿Sabes que?, llevamos seis meses esperando esta película, no pretendo quedarme toda la tarde llorando cuando puedo ir a hacer algo mejor.

El aburrimiento le afecta, bueno, mejor dicho, nos afecta. Después de comprar las entradas fuimos a pasear sin alejarnos mucho del cine, como dos personas civilizadas.
Ahora me encuentro corriendo imaginando que estoy siendo perseguida por un zombie. Nada más girar la cabeza veo a Ana luchando con un palo contra un árbol. Lo dicho, el aburrimiento, la imaginación de la loca de mi amiga y mis ganas de jugar, han acabado con nuestra cordura.

Por fin solo quedan 45 minutos para que empiece. Así que decidimos comprar ya las palomitas. Al principio duda, pero  nunca hemos visto una película sin ellas y no pretendo que esta sea la primera vez. Así que por mucho que se lamente por no ser más delgada que un fideo, no me voy a quedar sin ellas.

Sé que me está observando de reojo. Sé que  va a ser mi única oportunidad, así que cuando se gira, aprovecho para meterme una palomita en la boca. Se vuelve hacia mí, me mira, la miro, sospecha que tramo algo.  Intento morder la palomita sin que ella se dé cuenta.¿ Me habrà pillado?¿ Escuchará como mastico? Veo como felizmente aparta la mirada y sé que estoy a salvo, pero ahora es la culpa quien me invade, así que cojo una palomita y se la meto en la boca.
-Ehh! ¡Habías prometido no comer ni una palomita más hasta que empezase la peli! ¡Tramposa!, si seguimos así nos quedaremos sin!.
Cuando por fín se cansa de hablar sobre la importancia de las palomitas, me entran ganas de ir al lavabo.
-Voy al lavabo, quédate aquí.- Le digo para que sepa que no me han raptado.
-Eh!No me dejes sola. Yo también quiero ir!
Al final, como no, acabamos corriendo pasillo arriba.

Conseguimos encontrar nuestros asientos, la novena fila asientos 1 y 3.  Empiezan los anuncios. Preparadas con las gafas limpias, la coca cola controlada y ninguna palomita en la boca para no hacer ruido, esperamos a que se apaguen del todo las luces.